Creado en: abril 23, 2021 a las 08:11 am.

Minervino Ochoa, los albores de la UNEAC en Holguín y otros temas afines (II)

Minervino Ochoa /Foto Internet

Con el historiador, investigador, profesor, museólogo y redactor Minervino Ochoa Carballosa (Cueto, Holguín, 1956) continuamos conversando a propósito del libro Albores de la UNEAC en Holguín y temas como la UNEAC en la vanguardia de la política cultural de la Revolución Cubana y como gestora del desarrollo cultural en esta provincia.

Hablemos un poco sobre la UNEAC como estandarte de la política cultural de la Revolución.

Desde 1959 Cuba formuló una nueva política cultural, si es que antes existía algo que se pareciera a una política cultural, debíamos hacer una cultura de masas y para las masas, algo totalmente diferente al elitismo, comercialismo, etc. que existía antes de esa fecha.

Una cultura de masas no significa convertir en artistas a todos los ciudadanos del país, sino enseñar los códigos de ese arte, que antes solo entendían unos privilegiados, a las masas; porque no solo se forman creadores, también es necesario que la obra se socialice y eso se logra con conocimiento por parte de los receptores. Como ves, me refiero a la formación de un público culto. Esta última cualidad había que construirla y la vanguardia artística debe propiciar esa labor en sus diferentes espacios de debate, en la promoción, en la crítica y ¿por qué no? en la enseñanza artística de donde, de manera lamentable, salen algunos talentos que no llegan a fructificar como creadores.

Aclaro, para que mis amigos los plásticos no se pongan bravos, dar los códigos no significa decodificarle al público las obras de una exposición, sino aprovechar el catálogo, las entrevistas en los medios, etc., para mostrar al asistente al hecho artístico el camino donde apropiarse de ellos. En este aspecto siempre recuerdo la expresión de Lizt Alfonso en la televisión: convocó a un curso de danza sin importarle que hasta los pasaditos de peso lo matricularan. Al final escogió a los alumnos más destacados para la compañía, pero los demás –e incluyó a los gorditos– ya conocían las claves para entender la danza cuando compraran la entrada a un teatro donde la compañía se presentara.

¿Y sobre la UNEAC como posibilitadora y gestora del desarrollo cultural en la provincia?

¿Sabes?, últimamente se habla de cuántos miembros de la UNEAC están incorporados a la enseñanza artística. El número es altísimo en Holguín pero eso va dirigido a uno de los dos polos que te comenté antes, es decir, a los creadores y se necesita el público también. Si te fijas, la Unión no se cuece en su propia salsa, su sede en la calle Libertad no es feudo exclusivo de sus miembros, cada una de sus cinco asociaciones tiene establecidos en la programación diversos espacios para intercambiar con el público, la mayoría con más de uno. Pueden tener frecuencia semanal, quincenal, mensual, semestral o anual.

Entre ellos te puedo mencionar al “Café Literario”, con más de 15 años de existencia; “A taconazo limpio”, peña infantil con el grupo Rompetacones, tiene frecuencia mensual durante la primavera, el verano y el otoño; durante el verano se hace semanal. Existe desde hace más de diez años. Hay espacios alternos mensuales, como “La voz del alma”, dedicado al género lírico, que alterna con el humorístico “Caricare” y con “Diálogo del cuerpo”, que realiza la Compañía de Danza Contemporánea Codanza.

No puedo dejar de mencionar a “Sarubí” que por más de una década se realiza en Mayarí y a “Palabras en la arena” en Banes. Así, y sin que mis colegas de otros espacios se me pongan bravitos por no mencionarlos, la cifra supera los treinta. Cada palabra y cada acción creativa que en ellos ocurre, forma parte de lo cotidiano-artístico de la UNEAC y cada presentación, lanzamiento de libros o cualquiera de las tantas formas de intercambiar con el público lleva implícito el desarrollo cultural de nuestro entorno social.

Minervino, ¿cuál crees sea el compromiso del artista –si crees que este debe existir, claro– con el destino de la cultura nacional, y en este caso del artista miembro de la UNEAC?.

Desde niño aprendí que nosotros no somos unos desheredados, unos hijos de nadie; pertenecemos a una familia sanguínea y a una familia social. Tal cualidad es la primera, saber quién eres, de dónde viniste, qué te identifica, bajo qué condiciones se facilita tu realización plena.

Hoy se habla mucho de salvar la cultura, pero esa cultura no solo se salva –en sentido textual– con un fusil de guardia, sino con la producción y reproducción social de la actividad artístico-literaria en el día a día, en la vida cotidiana y en otras ramas del saber, en las creencias que también son cultura. En fin, manifestándonos como nosotros somos y desterrando cualquier intento de limitarnos en ese contexto de realización. Cuando un creador busca motivos de inspiración tiene su entorno cercano, sus quimeras y frustraciones, todos ellos van signados por el rasgo que nos identifica como conglomerado humano y por las condiciones en que debemos manifestarlo.

Foto del autor

Sé que, además, trabajas –o tienes concluido– una investigación sobre la obra del Dr. Rigoberto Segreo, un destacado intelectual holguinero, miembro de la Academia de Historia de Cuba y de la UNEAC, lamentablemente fallecido en plena actividad creadora. ¿El libro aún está inédito? ¿Puedes comentarme algo más al respecto sobre el mismo?

Trabajé en él desde junio de 2012 hasta marzo de 2017. Es el resultado de la buena voluntad de algo más de medio centenar de personas, ellas permitieron que les pusiera una grabadora delante y les gastara el tiempo mientras los ponía a recordar. No se centra en la obra escrita de Segreo, preferí abordar aspectos humanos sin caer en la típica biografía.

El hilo conductor es su afección renal crónica y en él se imbrican otros pasajes de su existencia. Desde luego, cuando se hace la historia de vida de un pensador, es imprescindible que haya referencias a su pensamiento. El libro está concluido pero unas veces por las determinaciones de Trump sobre aspectos que afectan al sistema editorial en nuestro país, o por la Covid-19, o por situaciones que hay quien afirma que ocurren en Holguín, pero en otros lugares del país no, lo cierto es que todavía está inédito.

En busca de posibilidades de publicación he hecho dos versiones: una más corta, de carácter “cuasiensayístico”, con un narrador en primera persona que tiene ínfulas de omnisciente y una versión más larga, de estilo testimonial, donde el narrador en primera persona le cede la palabra, de cuando en cuando, a los restantes testigos de lo acontecido. La versión corta está aprobada para salir durante la nueva normalidad, la otra está en veremos.

¿Proyectos? ¿En qué trabajas ahora?

Ahora reviso el manuscrito de una novela para ver si logro ponerla en condiciones de publicar. Tengo varios proyectos de libros de historia a un cuarto, un medio, tres cuartos y cuatro quintos de terminar, en especial uno sobre la historia y el postmodernismo.

Puede que alguien se extrañe con esa forma de trabajar, pero yo abro un libro cada vez que me llega una idea, así evito que se me escape, además, cuando me trabo en uno, me corro para el otro.

He tomado para mí la tarea de hacer un estudio de la historiografía sobre el surgimiento de Holguín. Pasamos por un momento de nuevas revelaciones que pueden depararnos muchas sorpresas y conviene que un análisis detenido y desprejuiciado de lo historiado nos diga el valor de lo que se ha logrado y lo que falta por hacer, qué interrelación entre disciplinas científicas debe potenciarse para que haya una versión bien hilvanada sobre nuestro surgimiento como gentilicio, para ser más explícito al respecto, tengo la impresión de que queda mucho por decir por parte de la arqueología, la genealogía, la etnología, la antropología económica, la geografía y todo un grupo de disciplinas que todavía no han aunado sus esfuerzos de manera tan cerrada como requiere este asunto.

También formo parte de un equipo de la UNEAC, dirigido por José Millet, que intenta escribir la Enciclopedia de la cultura cubana. Tendrá 16 volúmenes, uno para cada provincia y otro para la Isla de la Juventud, creo que es una forma de conocer cuál es la cultura que debemos defender y demostrar, además, que en Cuba se ha producido cultura en cualquiera de los ámbitos que la componen, sin que ninguno de esos pedazos pueda tragarse a los otros, cada uno es una personalidad cultural que merece estudiarse.

La concepción sobre cultura es mucho más amplia que la que se restringe a la creación artística y literaria. Estamos tratando de sacar primero el volumen Holguín. Ya tenemos unas dos mil páginas de materia prima. Es un proyecto donde caben muchos y está abierto a las colaboraciones.

¿Algo más que quieras enfatizar, tanto del primer libro sobre la UNEAC, como de otro tema?

Ante todo, agradecerte el riesgo que has corrido al entrevistarme. Desconocías si podía decir algo interesante o provechoso para los lectores. Sería una decepción para ambos si llegaran opiniones de que has perdido el tiempo con este trabajo y, lo peor de todo, entre los dos se lo hacemos perder a los lectores. En realidad, no he dicho nada nuevo, tampoco he querido dármelas de original, aunque sí he sido sincero. Mis disculpas van por adelantado para quienes puedan sentirse insatisfechos.

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