Creado en: julio 14, 2022 a las 10:11 am.

¿Mundos paralelos?

Foto: Internet

Cuando leo las llamadas páginas o sitos webs, portales, excepto CUBADEBATE, me sorprende la poca presencia de opiniones, comentarios o debates sobre los artículos publicados al tiempo que se asegura que unos 7 millones de cubanas y cubanos tienen posibilidades de conexión.

No debe ser por desconocimiento porque la Televisión Cubana ofrece numerosos espacios sobre las nuevas tecnologías, sus actualizaciones, sus desafíos; en tanto diversas instituciones proponen cursos y los propios nuevo soportes explican cómo accionar en ellos.

Cierto que las nuevas plataformas comunicacionales son tantas y tan diversas que fragmentan los públicos; por un lado, dispersan los intereses, por otro proponen disímiles temas y suele suceder que los más ligeros asuntos se convierten en adictivos.

También existe la teoría de que las redes sociales han desplazado las primigenias posibilidades como el correo electrónico, las web y portales, y establecido una dinámica particular, que no sólo ha cautivado a los más jóvenes, especie de frenesí que lleva a estar cada vez más tiempo conectado, no únicamente buscando sino recibiendo información sobre los intereses detectados en sus búsquedas.

Si bien hay sucesos políticos y sociales, catástrofes, conciertos,  libros en línea que logran acaparar la atención de miles, parece que no superan con facilidad los millones que siguen los perfiles de animales ocurrentes, los de crónicas rojas o rosa, influencers con las más disparatadas propuestas, juegos con los que se gana dinero, y más recientemente las posibilidades de una vida virtual cada vez más distanciada de la real, por citar algunos ejemplos tomados de EN REDES, un espacio de TV con el propósito evidente de que los jóvenes no se enreden en los laberintos tecnológicos y sepan como transitarlos.

La preocupación por el tipo de ciudadano que emergerá de todo esto es internacional, pues se ha hecho evidente como crece la antigua tendencia al culto a la frivolidad, a tomar los caminos más fáciles, todo lo que condiciona a no pensar, a no discernir con elementos propios sobre los fenómenos de la realidad y a dejarse colonizar culturalmente.

En Cuba, a pesar de los contratiempos frecuentes de conexión, de las situaciones extremas que se viven cada día, hay una voluntad de informatizar la sociedad y la misma preocupación que en otros sitios por cómo, adolescentes y jóvenes, incluso niños, desdeñan los medios tradicionales de comunicación y se concentran en las redes. Sin embargo, todavía una importante cantidad de públicos de otras edades no ha desechado totalmente la radio y la Tv, aunque consumen mayoritariamente el llamado “paquete”.

Existen no pocos “espacios virtuales” establecidos muy rudimentariamente, no actualizados, con demoras en las respuestas sobre todo en los ámbitos institucionales a pesar de los esfuerzos notables para dinamizar gestiones por la vía “on line”, pero también los dedicados a la información cultural no se caracterizan por el vuelo artístico en la presentación de sus contenidos.

Aunque, el aislamiento por la pandemia produjo una aceleración en el uso de las nuevas tecnologías que contribuyó a mantener activos numerosos proyectos artísticos y se abrieron nuevos canales para trasmitir espacios como el Moviendo los caracoles de la UNEAC, la falta de pericia en el lenguaje era evidente.

Los diagnósticos y preocupaciones abundan, pero las estrategias para enfrentar la andanada demoran porque en realidad no son muchas las alternativas viables, pero un uso más creativo de INTERNET podría ser una posibilidad, no de competir con la avalancha foránea, pero sí ocupar un espacio en ella.

El problema es a qué recursos recurrir. ¿Cómo simplificar o aligerar los contenidos para hacerlos atractivos a los más jóvenes y a otras etapas etarias también , cuando hay rechazo al discurso institucional y muchos ven la libertad de expresarse como un derecho a la violación a todas las normas civilizatorias que garantizan la convivencia respetuosa en las redes y en la vida?

Contrasta el diseño visual y sonoro, la densidad de los discursos, incluso en el ámbito artístico cultural, del empeño cubano de cultivar valores, con la simplicidad de los atractivos que ofrecen los que laboran a favor de reducir las valoraciones. estéticas, y de todo tipo, a los elementos más primarios de la apreciación sensorial.

Aunque muchos mensajes de bien público o promocionales han dinamizado la imagen en la Tv y la sonoridad en la radio, persiste el didactismo y en redes sociales, webs y portales se reproducen los recursos de las plataformas tradicionales al punto que un anuncio de un concierto, un libro nuevo, una exposición, por ejemplo, aparecen como una nota escrita para la prensa en papel.

Otro asunto que podría atraer la atención de los públicos frente a la avalancha de contenidos que les tientan en las ofertas de INTERNET es el asumir temas de interés, temas candentes o necesitados de revisión con veracidad, como han logrado las series CALENDARIO y PROMESAS y el espacio crítico CON FILO que está cumpliendo sus primeras 100 emisiones, trasmitidas por CUBAVISIÓN.

El mundo no ha cambiado sustancialmente, al contrario, se está enrareciendo de manera peligrosa, sus males siguen siendo los mismos, o se han incrementado, pero ha cambiado el modo de relatar los acontecimientos, para bien y para mal, y las nuevas tecnologías propician posibilidades infinitas de crear diseños visuales y sonoros, de crear formas y sonidos inimaginables, que deben ser elementos sugestivos en el interés de trasmitir las opciones que niegan los que usan las nuevas plataformas con espíritu anticultural.

Es un empeño muy arduo en verdad, con la crisis que vive el país, – lo cual implica limitaciones para el desarrollo tecnológico-, pero aún hay recursos que se pueden aprovechar como difundir mejor las diversas propuestas que se realizan, sobre todo relativas al pensamiento, porque las musicales y danzarias, cinematográficas, tienen más rápida acogida, tomando en cuenta la diversidad de plataformas comunicacionales.

Tanto en el NOTICIERO CULTURAL, como en las múltiples revistas radiales y televisivas no es suficiente enunciar los temas de coloquios, encuentros, talleres, hay que transmitir las fundamentales ideas expresadas, las contradicciones, las tendencias, sobre las materias objeto de análisis, manifestar las diferencias entre un evento y el anterior, lo alcanzado y lo pendiente para evitar esa sensación desmovilizadora de que todo es más de lo mismo y contribuir a que tantos emigren a otros sitios digitales donde habitan en un mundo paralelo, distante del real.

Las instituciones culturales deben convertirse, tanto en las formas de expresión, como en los contenidos, en paradigmas del lenguaje contemporáneo apelando a la creatividad como recurso fundamental para ser tenidas en cuenta por esos públicos a los que hoy disputan tantas opciones en las redes.

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