Creado en: octubre 2, 2021 a las 07:38 am.

Que el arte nos reconcilie con lo mejor de la vida (+Video)

El Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez junto a los integrantes de la pieza teatral Oficio de Isla, cuando asistiera a una de sus puestas escénicas. foto: estudios revolución
El Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez junto a los integrantes de la pieza teatral Oficio de Isla, cuando asistiera a una de sus puestas escénicas. Foto: Estudios Revolución

Por: Alina Perera Robbio

«Aspiro a que un día volvamos a ir a los teatros, a las salas cerradas, a los conciertos al aire libre, a donde podamos hacer la vida», de tal manera habló esta semana el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a un grupo de creadores destacados, a miembros y directivos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

En un encuentro que ya resulta habitual en el Palacio de la Revolución, entre el mandatario y quienes trabajan y se prodigan desde el universo de la cultura, resultó inevitable hablar sobre los tiempos en que la COVID-19 no había irrumpido en la escena de la civilización; y en cómo habrá que ir pensando en los caminos que nos devuelvan responsablemente a tiempos más normales.

En una jornada que también estuvo presidida por la vice primera ministra, Inés María Chapman Waugh, y por el miembro del Secretariado y jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido, Rogelio Polanco Fuentes, el Jefe de Estado dijo, a propósito de los acuerdos derivados del cónclave, que debe seguirse trabajando con sistematicidad para «que no se nos quede nada pendiente del IX Congreso de la Uneac».

Foto: Estudios Revolución

Esa reflexión tuvo lugar luego de que fueran traídos a colación, en el encuentro, los acuerdos tomados durante el IX Congreso; entre ellos, los concernientes a temas como Cultura, turismo y uso público de los espacios, Educación, cultura y sociedad, Patrimonio, ciudad y arquitectura, Trabajo cultural comunitario y tradiciones; son terrenos en los cuales se ha podido avanzar, aunque la pandemia ha representado un duro golpe.

DEL UNIVERSO ESCÉNICO

En voz del viceministro de Cultura, Fernando Rojas, pudo escucharse en el encuentro un detallado informe del Consejo Nacional de las Artes Escénicas. Ese momento dio paso a la intervención del director de Danza Contemporánea de Cuba, Miguel Iglesias, quien confesó que, en sus 36 años como director, y en sus 54 años de carrera artística, nunca se había sentido tan mal como ahora, porque aunque los bailarines no han podido estar sobre los escenarios, porque aunque están, por ejemplo, en las redes sociales y han hecho otras cosas, el trabajo grueso no ha podido desplegarse, y con todo y eso, por una decisión de la dirección del país, ellos no han dejado de cobrar sus salarios.

Foto: Estudios Revolución

Miguel Iglesias, quien agradeció a Díaz-Canel por una política que ha protegido a los artistas, expresó también que «si no existiera el sistema de enseñanza artística, no existiría la danza». De igual manera, explicó la situación crítica del inmueble que es la sede de Danza Contemporánea de Cuba, así como otras necesidades.

Esa preocupación dio paso a que el Presidente ofreciera una explicación detallada a los creadores acerca de la actual situación económica del país. El mandatario dijo que, aunque hoy no pueden hacerse valoraciones con miras a respuestas inmediatas para necesidades como las planteadas desde el mundo de la danza o desde otros ámbitos, cada tema al respecto será tenido en cuenta.

El humorista Luis Enrique Kike Quiñones, director del Centro Promotor del Humor, compartió su preocupación sobre cómo la política cultural se irá implementando cuando el país vaya entrando a la «normalidad». Lo dijo pensando en las nuevas estructuras de gobernanza, especialmente las que funcionan a nivel del municipio.

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Hay un grupo de elementos que se deben dominar a nivel de intendencia, ejemplificó, como es la restauración de las instituciones culturales –dígase los teatros–; porque a veces, explicó, nos encontramos con que esos espacios, cuando paran de trabajar, no retornan a sus funciones originales y se convierten en recintos donde se hacen presentaciones artísticas, pero no teatrales.

Sobre el necesario ejercicio de la crítica a modo de referente para el arte que se hace, y sobre el impacto que pueden tener las artes escénicas en tiempos de «hastío tecnológico de la gente ya harta de estar sentada frente al celular» reflexionó Kike Quiñones.

Seguidamente intervino el crítico e investigador teatral Jaime Gómez Triana, quien luego de hacer un recuento de la historia del teatro en Revolución, expresó que «nuestro teatro ha sido un teatro de verdad»: es cierto, razonó, que ha habido un déficit de calidad, pero es un teatro capaz de discutir la realidad cubana en sus aspectos más concretos, complejos, y de hacerlo en colectivo, en vivo, donde se encuentran cara a cara actores y espectadores.

«He visto muchas funciones de teatro, pero ninguna como la que vi en los altos de la Galicia, una montaña de la Sierra Maestra, que cuando subimos todos decíamos que era en realidad la galaxia, donde la guerrilla de René Reyes sube en mulos a hacer su función, todos los años, para una sola familia», narró Gómez Triana, quien mencionó experiencias como la del Teatro Escambray, y de otros grupos, que «abrazaron la idea de un teatro nuevo». Qué bueno sería llevar el teatro a los barrios que más lo necesitan…, resaltó.

Sumó su voz la investigadora y teatróloga Vivian Martínez Tabares, para quien resulta imprescindible reencontrar los caminos de volver al teatro, ese universo donde se unen la razón, la emoción y la sensorialidad, y desde donde puede ser alimentada la esperanza.

El periodista vicepresidente de la Uneac Pedro de la Hoz habló, entre otras ideas, de aprovechar el viaje hacia la «nueva normalidad» para replantearnos la manera de reflejar nuestra cultura popular tradicional en sus relaciones con el turismo, y para empezar a resolver desencuentros lamentables que ha habido.

Por su parte, el dramaturgo y actor Maikel Chávez recordó a los niños, esos espectadores para los cuales él ha sido feliz trabajando, y en quienes la creación artística de calidad puede obrar maravillas.

Foto: Estudios Revolución

El Presidente destacó su certeza acerca del poder espiritual de las artes escénicas: «Nosotros, afirmó, tenemos una sensibilidad hacia el teatro y, por supuesto, una comprensión de lo que significa. Yo creo que con la pandemia hemos aprendido todos, hemos tenido que sacar aprendizajes, dijo, luego de hacer un repaso de lo que ha sido la COVID-19 en la vida de los cubanos. Y propuso a los creadores: «En la misma medida en que ustedes se pongan de acuerdo sobre cómo podemos hacerlo en las artes escénicas, en los teatros, vamos abriendo, porque a la gente le hace falta».

Sobre la guerra no convencional que el imperio hace a la Revolución, el Jefe de Estado reflexionó: «¿Hacia dónde se puede dirigir el ataque de una hegemonía colonizadora?: hacia la cultura. Si quiebran la cultura de los pueblos, lo quiebran todo». Es la manera de que alguien renuncie a sus esencias, a lo que es suyo: «Nosotros tenemos que ser fuertes para resistir el ataque; y todo lo podemos lograr con debates, consensos, con conversación, con análisis, buscando la solución a las contradicciones».

El Presidente hizo alusión al valor de «una innovación en las instituciones de la cultura», a modo de camino para la solución de muchos problemas actuales, porque «las innovaciones no son solo tecnológicas», y ese modo de pensar, reflexionó, puede aplicarse a muchos ámbitos en los cuales se decide la suerte del país.

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