Creado en: julio 10, 2023 a las 01:04 pm.

Se despide hasta el 2024 el Festival del Caribe en Santiago de Cuba

La Quema del Diablo, ceremonia mágico-religiosa que exorciza la maldad y exalta la nobleza, cerró este domingo el Festival Internacional del Caribe, con el buen augurio del encuentro en el 2024 y tras siete días estremecedores.

Las jornadas vividas desde el lunes 3 confirmaron a esta edición 42 como una de las más intensas y abarcadoras en todo el esplendor de la cultura popular tradicional, eje que marca su desarrollo y el quehacer de la Casa del Caribe como anfitriona.

Grupos portadores mostraron durante casi tres horas sus bailes, sus ritmos y sus toques de tambor frente al céntrico parque Céspedes, como preámbulo del Desfile del Fuego que sirvió de colofón al programa artístico y juntó expresiones diversas de las raíces que nutren la espiritualidad nacional.

A los cubanos se sumaron, en la calle Aguilera, representantes de las delegaciones extranjeras con su colorido y una relevante presencia de los mexicanos, cuyas celebraciones de la vida y la muerte centraron la dedicatoria del jubileo.

Momento importante lo constituyó el homenaje al Acuarelista de la Poesía Antillana, Luis Carbonell, donde el reconocido periodista y vicepresidente de la UNEAC, Pedro de la Hoz, disertó sobre su vida y obra, ratificando que supo, como creador, inmortalizarse con sus maravillosas creaciones.

“Siempre habrá que hablar en presente de Luis Carbonell, de su amistad con Nicolás Guillén, sus virtudes éticas, su interés por los clásicos, su cultura extraordinaria, su lealtad a este país y la Revolución”, aseguró de la Hoz, quien también fue merecedor en esta edición de la cita del Premio Internacional Casa del Caribe.

Como parte del programa, en la noche del sábado un concierto en la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral juntó a la Orquesta Sinfónica de Oriente y al coro Orfeón Santiago en un concierto de lujo bajo la batuta del reconocido director mexicano Guillermo Villarreal.

El Diablo ya es pura ceniza, como es tradición en la Avenida de La Alameda, donde fueron muchos los santiagueros y otros participantes procedentes de diversas latitudes que lo vieron consumirse entre las llamas para vaticinar así un futuro mejor y una exitosa edición 43 de la Fiesta del Fuego.

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