Creado en: julio 31, 2022 a las 11:05 am.

Un proyecto bien pensado en la galería El Reino de este Mundo

Cada una de las instantáneas de Roberto Chile exhibidas en la muestra Donde anida la poesía, Fotografías de Roberto Chile–Veinte poetas cubanos, actualmente instalada en la galería El Reino de este Mundo, de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, insta al espectador a hacer diversas interpretaciones. De ahí que los poetas invitados por él con el fin de que recrearan, con sus respectivas líricas, cada una de estas imágenes,  encumbraron la existencia de dos expresiones diferentes que tratan de buscarse, de encontrarse, de  renombrarse…

La exhibición demuestra asimismo que estas fotografías devienen elementos cargados de poesía, cualidad que llevó a la introspección de cada uno de los reconocidos bardos, quienes en sus diversos estilos y tendencias lograron obras líricas con trascendente carga emocional y subjetiva sobre temas que, en última instancia, tienen que ver con la vida de los cubanos y con el drama de la existencia humana en general.

El prestigioso investigador, crítico de arte, y ensayista, Doctor en Ciencias Históricas Rafael Acosta de Arriba, en el prólogo del libro Donde anida la poesía, Fotografías de Roberto Chile–Veinte poetas cubanos, actualmente en proceso de producción por la Editorial Bachiller y que recoge este proyecto, apunta: “Las miradas otras sobre la mirada original del fotógrafo se producen con la voluntad expresa de desentrañar el enigma de las imágenes, de hacer copular esas diferencias de visión y de que el lenguaje escrito en comunión con el visual nos aporte una nueva dimensión cultural. Hay, por tanto, dos posibles lecturas en este libro: la de las imágenes y los textos en sí mismos y la de la relación que se establece entre ambos; atravesarlas y cotejarlas puede ser un apasionante ejercicio para el degustador. En el centro, la poesía”.

Auspiciada por el Fondo Cubano de Bienes Culturales y Ediciones Collage, con el apoyo del Banco Sabadell y el multimedio argentino Resumen Latinoamericano, la muestra igualmente contó con la coordinación de Acosta de Arriba y se erige como singular y estremecedor impacto en la contemporaneidad  insular de la literatura y las artes visuales.

En Donde anida la poesía el espectador puede disfrutar del mágico encanto que existe entre la poética de las imágenes tomadas por este maestro del lente y los poemas escritos, inspirados en estas, por prestigiosos bardos  cubanos, simbiosis de la que emanan lazos en los que ambos elementos artísticos forman un bloque, al existir reciprocidad en los contenidos, las explicaciones e ilustraciones, al punto de complementarse hasta crear un universo propio sustentado entre la palabra poética y la imagen representada.

Para tal fin, el también connotado realizador de documentales  convocó a un grupo de poetas integrado por consagradas figuras de la lírica insular como Miguel Barnet, Nancy Morejón, Waldo Leyva, Víctor Casaus, Alexis Díaz Pimienta, Alex Pausides, Víctor Fowler, Norberto Codina, Marilyn Bobes, Alfredo Zaldívar, Rafael Acosta de Arriba, David López Ximeno, Yanelys Encinosa Cabrera, Basilia Papastamatiú, Soleida Ríos, Ricardo Acostarana, Sender Escobar,  Maylan Álvarez y Miguel Alejandro Hayes; además de la joven y destacada poetisa Giselle Lucía Navarro. También se expone, sin lámina, el poema inédito Cauces, escrito por Chile en 1991.

De tal forma, en la muestra trasciende un misticismo dado tanto en las composiciones del laureado artífice como en los versos que las acompañan. Ambos ejercicios artísticos no solo respetan sus respectivas reglas, sino de su unión surge una sintaxis de la que emanan  historias, realidades, sentimientos y emociones propios de la cultura e idiosincrasia insular.  Poesías y fotografías —bien lo pensó Chile— asumen la capacidad de decir, de comunicar ideas con profundas raíces humanísticas. Es como si delante de cada propuesta advirtiéramos que se puede componer un poema con  palabras, pero también este se puede “escribir” con imágenes.

El surgimiento de la fotografía, como la conocemos hoy  —aunque existen otras versiones—, se remonta al año 1816, cuando  el físico, litógrafo, inventor y científico aficionado francés, Joseph Nicéphore Niépce, logró la primera imagen que no se desvaneció rápidamente sobre un papel impregnado en cloruro de plata, para lo cual utilizó una cámara oscura portátil en la que expuso a la luz una placa de peltre recubierta de betún. Posteriormente, en la Ciudad Luz, tal descubrimiento causó interés y admiración entre muchos otros curiosos e inventores.

Unas décadas después, el poeta, ensayista, crítico de arte y traductor, coterráneo de Joseph, Charles Pierre Baudelaire —el poeta de mayor impacto en el simbolismo francés—, nacido cinco años después del extraordinario descubrimiento, sobre el cual sintió notable vocación,  aseguró que de las artes escénicas la más afín, la más posible de hermanar con la poesía, era la fotografía.

Bajo esa  premisa, el reconocido fotógrafo  y creador de las artes visuales, concibió este proyecto muy bien recibido por el público y la crítica.

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