Creado en: diciembre 3, 2021 a las 12:50 pm.

UNEAC artemiseña: No es perfecta más se acerca…

Cortesía del Comité Provincial de la UNEAC de Artemisa

A once años de su creación, la Uneac artemiseña no renuncia a los sueños y continúa sobre un rocinante testarudo enfrentando molinos de viento con la lanza cultural en ristre. Tiene el mérito simbólico de haber nacido antes que la provincia. La vocación experimental de esta tierra la puso a prueba y aquilató lo mucho que puede aportar al desarrollo del espíritu, la identidad y la apreciación de lo bello.

Hace once años, Omar Felipe Mauri hablaba de raíces identitarias, de actitudes, voluntades y reclamos materiales que ayudarían a un paso más certero. La vida dispuso caminos accidentados y hubo que reinventarse en el trayecto para que la bandera de la cultura no cayera al suelo. Los hombres y las mujeres de la Uneac, en su vocación vanguardia, abrieron las manos de recibir para un aporte de virtud y el amasijo fundió en un puño único a la Asociación Hermanos Saíz, a la Dirección de Cultura en la provincia, a la Sociedad Cultural José Martí, a la Egrem, a la Unión de Historiadores.

Como Mayabeque, Artemisa fue brote y se hizo necesario aporcarle intenciones para que el tallo no viniera torcido. Cultura y desarrollo aún andan hacia el mismo objetivo, aunque pudiera el tacto de algunos organismos asir la creación como plataforma y acompañar con ella lo utilitario. Lo urgente nos roba lo importante en el andar a prisa. Solo ese monolítico andamiaje cultural que es el Consejo Técnico Asesor de la provincia, ese espacio de luz que es la Reunión   del Comité Provincial y esa mirada idéntica de quienes responden por la salud del arte comprometido han logrado que mirar atrás sea hoy un ejercicio de satisfacción. Aún queda mucho por hacer. 

En su discurso Inaugural, Mauri, entonces presidente del Comité Provincial en un territorio subordinado, sin rostro, distorsionado en su geografía, dispar en su funcionamiento y de identidad multiforme, hablaba de coherencia. La palabra no dejó de estar de moda.  Los pasos de la Uneac apuntaron hasta hoy a la artemiseñidad. Lo guajiro, lo  raigal, lo autóctono han encabezado nuestros desvelos. Fue el propósito que ninguna manifestación se quedara rezagada. Llegamos a la capital de Artemisa y ello supuso un cambio sensible en nuestro accionar. Asentarnos fue un logro no pequeño y hacerlo sin abandonar las tareas, sin dejar un vacío y demostrando la vitalidad del gremio supuso un desafío.   

No faltaron las muestras, las exposiciones, las galas, los conciertos, los espectáculos, los guateques, las presentaciones de libros, las ferias, los festivales, los espacios radiotelevisivos con el color de la Uneac y sobre todo con el sello de nuestra membresía. Aún sin la necesaria inyección de  sangre joven para el crecimiento no se apagó Artemisa cuando la covid nos intentó poner la zancadilla del aislamiento y el arte migró a las redes mostrando potencialidades inexploradas en lo virtual. Todas las manifestaciones  han tenido su espacio.

Mientras la provincia se autoconfirma,  perfecciona su funcionamiento y labora por mejorar la vida de sus habitantes, la compañía de la Uneac es garantía de éxito.  De una cultura  que es escudo y espada la organización es el blindaje que detiene cualquier intento de penetración banal, de intrusión seudoartística y coqueteo con lo espurio.  Once años de faena, de aciertos y tropiezos, de dicha y de lecciones,  no han empañado nuestra fe en que la Uneac habanera no se dividió sino multiplicó sus fuerzas a futuro con la oportunidad de demostrar que el arte, como la virtud que encierra, es más que útil, imprescindible para el desarrollo del ser humano.

No puede obviarse la experiencia con la que llegamos a este sitio. Procesos creativos superiores florecerán en nuestra Uneac  porque conservamos el conocimiento del pasado, el compromiso con el presente y  las perspectivas del futuro que merece el pueblo.  Eso es la Uneac de Artemisa, si fuese imprescindible resumirlo: Pueblo.  Uno apasionado y febril, único y solidario, enamorado y valiente. Uno que no es perfecto,  más se acerca poco a poco a lo soñado por los padres fundadores de esta organización y de la Patria.

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