Creado en: marzo 6, 2021 a las 08:09 am.

Viaje con Luis Caissés por los reinos de la fantasía

Luis Caissés

Siempre que pienso en Luis Caissés lo recuerdo –parafraseando el cuento de García Márquez– como un señor muy grande con alas enormes, listas para desplegarlas bien rápido y salir a volar.

El viaje –que sabemos no siempre es fácil, sino que está cargado de contratiempos y obstáculos– está pertrechado por la fantasía. Es posible salir y recorrer el mundo gracias a ella.

Luis Caissés siempre lo supo: él viajaba –acompañado de los personajes que creó, de las historias a las que fue dándole vida como si fuera un duende bienhechor– por los reinos de Fantasía y Nunca Jamás, en las libros escritos por los maestros de la literatura infantil de todos los tiempos, en los que se inscribe también y con honores este holguinero nacido en 1951. Por eso se empeñó en que los demás también viajáramos con él desde que publicó la primera edición de El Pintorcillo, su libro más conocido, en 1987, o quizá un poco antes, pues uno nunca sabe cuándo se comienza a soñar despierto y esos sueños empiezan a llenar cuartillas y cuartillas, de la misma manera que uno no sabe cuándo dejamos de ser niños, si es que lo hacemos.

Luis Caissés siempre estuvo aferrado –aun en los momentos más complejos, prefiero creerlo así– a los poderes de la fantasía y casi de seguro más de una vez soñó con las visitas de un hada madrina o un hada enamorada, como lo hizo desde niño Benigno, el joven protagonista de esta novela para jóvenes, el último de sus libros publicados antes que Caissés partiera definitivamente a recorrer los senderos fructíferos y encantados de la fantasía, donde todo es posible. La novela se titula Benigno y El hada, y fue publicada por Ediciones Holguín en 2019.

Benigno –que etimológicamente significa “nacido bueno”– es el ejemplo perfecto de aquel “hombre nuevo”, ese trabajador ejemplar comprometido con el sistema social cubano (la historia sucede en Cuba, específicamente en la ciudad de Holguín a inicios de este siglo, justo en el 2001). Pero Benigno tiene un “problema”: sueña, cree en la fantasía y un día llega a la casa de su madrina Nara Solórzano y le confiesa que se ha enamorado de un hada y que ella es la “mujer de su vida”, aunque después sabemos que ya el hada Rosiflor se había enamorado antes de él, de la fuerza ensoñadora de su fantasía y es capaz de darlo todo por su amor.

Les advierto que –como no siempre me sucede con la literatura cubana actual– me leí este libro de Luis Caissés de un tirón, casi sin apenas soltarlo, pues Benigno y El hada está poblado de personajes inolvidables, como la propia Nara Solórzano, la madrina y protectora de la joven pareja, y pasa entre los ojos, el corazón y el cerebro –sobre todo el corazón– como si viéramos un filme, cargado de aventuras y situaciones, del poder de la imaginación y el amor. Algo les dejo: Benigno y El hada es una historia sobre la capacidad de darlo todo por el otro, de sacrificarnos, en este caso la vida eterna y los poderes mágicos de un hada que abandona su mundo solo para concretar la felicidad en el nuestro a través del amor. Para ello debe aprender, con la ingenuidad de quien lo ve todo por primera vez y se maravilla por lo más sencillo que encuentra a su paso, cómo vivimos, cómo pensamos y actuamos los seres humanos.

FOTO DE LUIS CAISSÉS (Pie: Fotos del autor y archivos)

¿Fantasía y realidad conviviendo en las calles holguineras? ¿Un amor entre un joven y un hada? ¿El hada que tiene que abandonarlo todo por el otro, sacrificar sus costumbres por algo más fuerte y al mismo tiempo tan intangible, pero al mismo tiempo concreto, como el amor? Eso y mucho más encontramos en estas páginas, pues esta novela de Luis Caissés es también un fragmento del país que vivimos, poblado de los vecinos curiosos, nuestras costumbres, sus modos de vida, relaciones familiares y sociales, que nos parecen, muchas veces, una predicción de los días que vivimos hoy. Además en Benigno y El Hada hay muchos olores, colores, sabores, que la hacen una obra sensitiva, dúctil, potente, escrita inteligente y sensiblemente por alguien que sabía muy bien los secretos de la cocina, un gran degustador no solo culinario, y uno de los escritores más importantes y necesarios –que no siempre ambas cosas es lo mismo, pero aquí bien sabemos que sí– de la literatura contemporánea en Cuba.

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