Creado en: marzo 6, 2021 a las 08:14 am.

Anacaona, emblema de la música cubana

Desde su primera incursión en el éter habanero, así como en sus actuaciones en el Café El Dorado, el centro nocturno Aires Libres y el hotel Saratoga, todos en la céntrica avenida capitalina del  Paseo del Prado, el éxito de la orquesta Anacaona fue arrollador, no solo por la calidad que se evidenciaba en la ejecución de los instrumentos y en las vocalizaciones de sus cantantes, sino además por el carisma que poseían aquellas atractivas mestizas descendientes de una madre negra criolla y un padre chino.

Multitudes bailaban al ritmo contagioso de sus sones con fuertes raíces africanas, amén de sus provocativas letras, interpretaciones que, por otra parte, eran relegadas por la burguesía criolla, debido a su plena identificación con las masas populares, entre estas las más desposeídas.

Esta agrupación, conocida como Las Mulatísimas del Sabor, fue oficialmente fundada el 17 de febrero por Concepción Castro, conocida por familiares y amigos como Cuchita, y sus hermanas: Alicia, Ada, Xiomara, Algimira, Caridad y Olga, quienes dos días después hicieron su debut en la radio en una emisora ubicada en el Teatro Payret, el 19 de febrero de 1932, fecha que muchos asocian con la constitución de este grupo para el cual la joven  directora, con fuerte arraigo en las tradiciones latinoamericanas, seleccionó el nombre de Anacaona, asociándolo a la idea de “rebeldía” conque logró instituirlo, pues no fue nada fácil imponerse en los escenarios capitalinos en tiempos en que Machado agudizaba la represión popular y las mujeres estaban inmersas en varios frentes de lucha antidiscriminatoria, como el derecho al sufragio femenino y su protagonismo en la escena insular, fundamentalmente en la música; amén de otros justos reclamos relacionados con los honorarios de los trabajadores, la eliminación de los latifundios a través de impuestos y la creación de cooperativas.

Anacaona es una voz aborigen que se identifica con la reina indígena de Quisquella, quien trascendió a la historia por haber sido la primera mujer en sublevarse contra los colonizadores españoles.

Cuchita, era estudiante de estomatología en la Universidad de La Habana en tiempos del gobierno del Asno con Garras, Gerardo Machado, cuya criminal administración provocó reiteradas revueltas entre los estudiantes de esa casa de altos estudios, motivo por el cual a principios del año 1932 cerró sus puertas. Entonces la apuesta mulata decidió aprovechar el tiempo libre en algo que le satisficiera espiritualmente y, como había estudiado música, se le ocurrió crear un grupo integrado fundamentalmente por sus hermanas, para lo cual se valió de los instrumentos que en su casa guardaba un septeto que también allí ensayaba y entre sus músicos estaba Lázaro Herrera, prestigioso trompetista del septeto Ignacio Piñeiro.

Atrevida y muy decidida, comenzó a ensayar junto a sus hermanas y amigas y creó el primer sexteto integrado por mujeres: Argimira (batería), Ada (tres, violín y trompeta), Concepción (saxofón), Caridad (contrabajo), Olga (saxofón, flauta, clarinete y maracas), Alicia (saxofón, clarinete y contrabajo), Ondina (trompeta) y Xiomara (trompeta); además de Hortensia Palacio (piano) y Graciela Pérez (cantante).

Ante la resonante fama, que prontamente también interesó a empresarios, Concepción se propuso llevar su agrupación al formato de septeto, por lo que incitó a su pequeña hermana Ondina, de unos 12 años de edad, a que recibiera clases de trompeta con Lázaro. Poco tiempo después, la muchacha se convirtió en diestra ejecutora de ese instrumento.

Siempre por más, la directora de Anacaona volvió a hacer transformaciones en su proyecto en el año 1934 y lo llevó a jazz-band y charanga típica,  posibilitando que cada una de las integrantes pudiera tocar varios instrumentos, decisión que permitía, asimismo, realizar recurrentes cambios de formatos según el tipo de actuación, el público, y el lugar.

Así la orquesta se convirtió en una de las más demandadas dentro del pentagrama insular y cinco años después de su debut, la firma norteamericana RCA Víctor les grabó tres discos.

Entre los años 1942 y 1960, sus integrantes recorrieron el continente americano de norte a sur, el Caribe y Francia. En México, uno de los países más visitados por el conjunto en esta etapa, quedaron registradas sus imágenes y sonidos en algunas películas del cine azteca, entre las que se cuentan La noche es nuestra, No niego mi pasado y Mujeres de teatro, en las que alternaron con algunas de las más connotadas figuras de la música y el cine de ese país.

Durante las siguientes décadas, estelares espacios de la radio y la televisión cubanas, así como de otros países —sobre todo del Caribe y España— incluían en sus guiones la contagiosa música de esta agrupación, tanto en vivo como a través de sus grabaciones.

Declarada en 1982 como Patrimonio Cultural de Cuba, por su labor de difusión de la cultura y la música cubanas, al año siguiente las hermanas Georgia y Dora Aguirre, músicos de una sólida formación profesional y egresadas del Conservatorio Amadeo Roldán, comenzaron a trabajar con las fundadoras, bajo la dirección de Alicia Castro, quien era la segunda directora desde su fundación. Las jóvenes músicos, a las que igualmente les asiste simpatía y talento, prontamente adquirieron la experiencia y la férrea disciplina que siempre caracterizó a este colectivo.

En reconocimiento a esa valía profesional, cuando en el mes de diciembre de 1987 las hermanas Castro deciden jubilarse, Georgia Aguirre asume la dirección de la orquesta y junto a su hermana y otras jóvenes también egresadas de las escuelas de música, continúan la labor iniciada por las fundadoras, consolidando un estilo que combina la tradición con la modernidad, que conserva y engrandece la historia de Anacaona, en sus ya casi 90 años de trabajo ininterrumpido.

Han viajado por unos 30 países de Europa, Asia, África, América y el Caribe, presentándose en importantes festivales y escenarios en los que asimismo, en muchos de estos, han compartido espacio con grandes figuras de la música internacional. Entre sus más sobresalientes giras se encuentran la realizada por 34 ciudades de la República Popular China; así como la de agosto de 1999 por varias ciudades de los Estados Unidos en la que también sostuvieron un encuentro muy emotivo con Graciela Pérez, cantante y fundadora de Anacaona y el show Sabor de La Habana, que abrió la temporada de espectáculos cubanos en el Cabaret del Gran Casino Montecarlo del Principado de Mónaco.

Esta orquesta igualmente ha sido seleccionada para participar, con su música, en trascendentales producciones cinematográficas del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), como en La bella del Alhambra, del realizador Enrique Pineda Barnet; Vidas paralelas, de Pastor Vega, y en la coproducción cubano-suiza, Barrio negro; así como en los documentales La ruta del ritmo, de Harry Belafonte y Anacaona, 70 años después, del director Jorge Aguirre, producido por la Televisión Cubana, y un documental musical realizado por la NHK de Japón.

Asimismo fue relevante su actuación en la obra teatral El burgués tropical, bajo la dirección de Gerome Sabarí, inspirada en el clásico de Molière, El burgués gentilhombre.

La emblemática orquesta, actualmente está integrada por catorce mujeres. Ellas son: además de Georgia en la dirección, el bajo eléctrico y los coros; Yanet Rodríguez, Yoanna Álvarez, Bárbara Zamora  y Eilén Remón, como cantantes; Vivian Jiménez (flauta y percusión), Madelainne Gómez (tumbadoras), Yissy García (batería, timbal y bongó), Ana M. Vila, Anika (piano y teclado), Dayamí Acosta (trombón y coros), Massiel Milán (saxo alto), Yarima Blanco (guitarras, tres y coro), Martha Torres (trompeta) y  Patricia (trompeta).

A pesar de sus nueve décadas de existencia, la discografía de Anacaona es bastante pobre, apenas sobrepasa las diez producciones, entre las que se encuentran las realizadas con PM Records, Bis-Music y Lusáfrica. No obstante, en cada una de sus presentaciones, como las que han efectuado en sus giras por los barrios de la capital, han cautivado al público que las admira y ovaciona. Su amplio repertorio —integrado en su mayoría por piezas propias— transita desde el son, la salsa y la timba, hasta las cumbias, los merengues, las guarachas, los mambos, el cha cha cha y el pop latino, con adecuados y sugerentes arreglos.

Con tal fin se proyecta en dos formatos, adecuados a los ambientes de una fiesta popular, una descarga en un área cerrada o en una sala de teatro. En España, hace algunos años, se construyó un escenario móvil especial para Anacaona: un camión con un espacio para la actuación de 20 metros de frente y 60 mil watios de sonido, con el fin de desplazar a la orquesta a cualquier lugar de ese país e incluso de Francia.

La directora de Anacaona —que en lengua latina significa Flor de Oro— ha dicho que ellas sienten la canción “de acuerdo con el estilo de cada género y de cada canción. Cuando voy a escoger un tema, me fijo muy bien en la letra. No acepto textos que critican o se burlan de las mujeres, y no es que sea feminista. Nosotras les cantamos al amor y al desamor con el punto de vista femenino.”

Motivo de inspiración para muchas agrupaciones femeninas, tanto en Cuba como en el extranjero, estas intrépidas mujeres logran atraer a multitudes de bailadores mediante la fusión de los ritmos tradicionales con la música cubana contemporánea, y está considerada, por críticos y especialistas, como uno de las principales exponentes de la llamada música salsa. Con su talento, su música y su gracia femenina, Anacaona ha alcanzado un sitio de respeto y honor dentro de la música cubana.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *