Creado en: marzo 20, 2024 a las 05:26 pm.

Ana a la luz de los libros

Ana Luz García, por su impronta como narradora, poeta, ensayista y maestra de generaciones ha recibido lauros como La Fama, símbolo de la ciudad

Por Dairon Martínez Tejeda

En su historia no hay un momento separada de las páginas de un libro. Leer fue parte de su vida, por necesidad o educación, para el entretenimiento, también, y ahora, pues le resulta imprescindible para existir y/o lidiar con los avatares de la cotidianeidad.

Quizá por eso Ana Luz García Calzada es hoy una de las intelectuales más prominentes de la provincia, su cultura, especialmente visible en textos de narrativa o poesía publicados entre el pasado y presente siglo son parte del legado que esta mujer ha dejado a Guantánamo, para beneplácito de los lectores e igualmente de las decenas de escritores a quienes ayudó a formar.

La Feria del Libro en el acápite oriental se dedica este año a Ana. Acertada decisión que apuesta por darle el lugar que merece en las letras guantanameras, cubanas y a escala universal, pero ¿quién es esta señora, de estatura media, mirada aguzada, criterio certero y directo, seria según el ambiente, y a la vez jaranera, como dicen en buen cubano? A Luz de los libros, Venceremos entrevistó a esta mujer que celebra orgullosamente 80 años de vida.

Benigna adicción… la literatura

Ana no tiene tradición familiar de escritores, pero sí de lectores. De hecho reconoce que desde muy pequeña en casa todos leían.

“Mi padre era gallego y tenía algo de cultura. Recibíamos periódicos como El Diario de la Marina, El Mundo; la revista Bohemia y también nos compraba libros de la biblioteca Meñique, que eran una belleza. La cuestión es que en mi familia todo el mundo leía y de ese roce nace mi adicción a la literatura.

“También mi papá era artista, trabajaba con la filarmónica y en general teníamos cierta sensibilidad por el arte. Así que crecí muy bien influenciada, pero no fue hasta que falleció mi mamá que decidí escribir, era entonces una adolescente. Recuerdo que alternaba el verso y la redacción de cuentos, muy malos por cierto. Entre los poemas hay algunos que pudieran salvarse, pero aquel libro se perdió.

“Mi primera incursión más profesional fue a los 20 años, más o menos. Hice un cuento que fue llevado a la radio aquí en Guantánamo, por García Vendicho y Pedro Pérez Olivares, con un grupo de improvisados actores que se atrevieron a hacer aquel experimento de la historia que llamé Ella y yo, quizá relacionada también con la muerte de mi madre. Por esa época se percibía cierta madurez escritural y a partir de entonces fue mayor el consumo de libros, Edgar Allan Poe. era mi autor de cabecera.

“Con aquel primer cuento supe que escribir era lo que quería hacer. Me fui para La Habana a estudiar Letras y empecé el vínculo a los talleres literarios, aunque no de forma sistemática porque estudiaba y trabajaba y era muy difícil mantener una estabilidad. Después de graduada vuelvo a Guantánamo y ahí es que me dedico por completo a los talleres. Conocí gente que compartía mi afición y me sentí más a gusto porque la verdad yo pensé que al regresar hallaría un desierto en la literatura.

“En ese momento nuevamente escribir me salvó. Yo estaba muy deprimida, los cambios siempre generan cierto rechazo pero con el tiempo obtuve la plaza de especialista de literatura en el municipio, por ser filóloga, y asumí el taller principal; hasta ahora todavía lo atiendo por WhatsApp, es un trabajo que me gusta: descubrir talentos, indicarle a la gente el camino correcto, sin caer en el preciosismo.

“Impartir el taller me ayudó y me sigue ayudando. Creo que su existencia es imprescindible porque es una forma de contactar con otros amantes de la literatura territorial y ayudar a pulirla e impulsarla, sobre todo en los pueblos pequeños o alejados de las zonas de poder o mayor circulación del arte y la literatura como son La Habana, Santiago de Cuba, Villa Clara…”

De la autora, sus obras

“Mi obsesión o mi deseo mayor era escribir una novela y lo logré aquí en Guantánamo”, afirma Ana Luz, quien acumula en su haber una decena libros de géneros como poesía, cuentos…publicados por editoriales tan prestigiosas como Letras Cubanas, Ediciones Unión, Caserón, El mar y la montaña…pero su mayor orgullo es precisamente saberse un escritora guantanamera de novelas, quizá la más trascendental de la provincia según los críticos.

“La idea de hacer Minimal Son surgió cuando estudiaba en La Habana. Creo que casi todos en esa época queríamos ser escritores, y un día le presenté mi manuscrito a un profesor de literatura. Me dijo que estaba muy bueno, pero que no podía seguir porque no tenía claro qué hacer con los personajes de la historia. Tenía las descripciones, el lenguaje, la sintaxis…pero le faltaba ese detalle y la guardé.

“Efectivamente cuando vine al Guaso con más tranquilidad, porque la vorágine de La Habana no me permitía hacer impase, ¡Yo no me perdía un festival de cine! Fue en mi tierra que empecé a reescribir, diseñar cada personaje y cuando llegué más o menos a la página cuarenta, la vi completa y le di la razón a aquel profesor. Ese es el género que yo prefiero; hago cuentos, me salen poemas, trabajos de investigación y el ensayo también me interesa, pero prefiero escribir novelas”, asegura la literata.

Precisamente entre los nuevos proyectos que posee Ana comenta que está otra obra, esta vez dedicada a la memoria de Regino E. Boti y Ángel Escobar, dos poetas importantes, extraordinarios y de Guantánamo que aún necesitan ser más conocidos. “A mi manera les hago un homenaje, jugando con el tiempo, la ficción. Esta iniciativa recrea el espíritu del guantanamero encarnado en esos grandes intelectuales.

“Aclaro no me considero una escritora localista, me parece que el autor debe manejar un lenguaje universal y he tratado de que mis personajes no tengan esa barrera o camisa de fuerza con lo local. Sí, es cierto que desde mi primer libro hay referencias a Guantánamo: en Minimal Son hablo de la ciudad del Guaso, Baracoa y Maisí con su paisaje fascinante, donde contrasta lo desértico y lo frondoso.

“Y es que de alguna manera mi provincia, mi entorno, mis vivencias están también en los ambientes que manejo, en primer lugar porque mi universo es limitado. Ahora como todo buen escritor trato de suplir con imaginación lo que quizás la práctica no me permite y por eso mis personajes se mueven en Estados Unidos, el norte de África, Marruecos…son posibilidades que uno tiene y debe explotar.

“Yo soy una mujer muy activa, la gente cree que no, pero hago mucho más que cuando estaba trabajando en el sector. La vorágine del asalariado te quita tiempo para muchas otras cosas. Ahora tengo otras ocupaciones, y tiempo para esta labor que tanto disfruto”, concluye Ana Luz, quien también agradece las deferencias de dedicarle la Feria del Libro y antes la Semana de la Cultura Guantanamera a ella.

Eso significa que su luz no solo ha servido para enaltecer un nombre, sino también para traer orgullo a su tierra y seguidores.

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