Creado en: septiembre 6, 2021 a las 08:18 am.

Buena poesía: A tiempo y en otro espacio

Muchas veces se ha puesto en tela de juicio el verdadero valor de la poesía en la contemporaneidad. Reiteraciones de los sujetos, poéticas menores y un hilar decoroso de las palabras, aunque no llegue más allá del entretenimiento momentáneo, abruma a los lectores. Un amigo poeta insiste en que la poesía si no estremece no es poesía. Habla también de su valor de uso y me recuerda que hay libros que se leen con avidez y en los que uno encuentra el polen nutricio, esa sustancia que nos ayuda a seguir adelante, aunque no se trate de la piedra de Champollion o la  Piedra Filosofal.

Uno de estos textos que nos transporta a otra dimensión (o nos aterriza en esta en la que vivimos) es A témpore, última propuesta literariade la joven poeta artemiseña Mireisy García Rojas. Mucho ha llovido desde Nacimiento Oral hasta A témpore y no es vana la frase de que la autora es una voz madura y reconocible ya en el panorama literario de nuestra provincia.

Se trata de un libro de estructura simple, sin complejidades desde su maquetación y donde lo que tiene que decirse se ha dicho. La palabra predomina sobre el paratexto y la titulación lleva al lector a percibir un recorrido donde se vive la expectación y el sinsabor de la deshora. No sabe quien se adentra en sus páginas si viene o va, si se trata del tiempo de la escritora o el propio, o una combinación de ambos porque, mediante juegos intertextuales, Mireisy nos hace caer en el antiquísimo mecanismo de tejer y destejer el sudario.

Hay precisión en el vocabulario utilizado y se nota la economía de una consagrada poeta con manejo de la técnica. Pero el aderezo del poemario es esa necesidad de salvación que se declara desde el inicio, esa empatía de la creadora con su creación y con el arte mismo de crear. No se esconde para decir  que intenta calmar el desconsuelo en la pupila del bolígrafo. Refiere que del vientre de sus manos emerge algo que la supera y es la belleza. 

A témpore es otro libro aderezado con el erotismo que ya es un sello de García Rojas. La también vicepresidenta primera de la Uneac en Artemisa acude a la feminidad, a los poderes del cuerpo y de la carne, a la conjunción de los deseos para hablarnos de hombres y mujeres del día a día. No hay, sin embargo, nada marginal en los versos. Se trata de un delicado paseo por las esquinas de cualquier barrio, de cualquier casa, de cualquier familia cubana y los retratos que consigue  con su poesía legitiman el valor de la propuesta.

Doy fe de que es posible disfrutar la lectura digital y no pierde un libro la posibilidad de establecer su conexión con el degustante. A témpore nos llega a partir de una iniciativa de Cubaliteraria por engarzar las producciones nacionales al entramado de las redes en busca de nuevos soportes para acceder al arte. Vale la pena su lectura y aunque se extraña el lomo del ejemplar, vale la pena la experiencia de este libro que llega a tiempo al espacio virtual.   

La nota de presentación nos miente cuando declara al tiempo soporte o arquitectura que sustenta al sujeto lírico y su acontecer vivencial como pauta del libro. A témpore es también un paseo espacial, un documentado recorrido por muchas estancias del imaginario nacional  en la que el tiempo es solo un recurso más y cede ante la impronta de las perspectivas. La realidad vista desde ángulos diversos e interpretada también de diversas formas emerge en este libro. Los discursos se encuentran utilizando como vaso comunicante el cuestionamiento, intencional a o no,  del status quo de los personajes. 

En A témpore puede encontrarse la mirada del perro de mi vecino que es mercenario del bullicio, el albañil que toca a una puerta,  el panadero, el hambre, la bodeguera insensible, el sillón del portal, los muchachos de la escuela, la carnicería, el mercado… Se trata de lugares cotidianos llevados a la poesía o de la poesía encontrada en los lugares cotidianos.

La autora nos extiende una invitación a su visión del mundo. Nos cuenta las penurias de la vida material, nos habla del refugio en la  escritura y nos traza, desde mi apreciación, un camino por lo que puede ser el diario de cualquiera de nosotros, la bitácora común.  

Enhorabuena a Mireisy García Rojas por este libro. A témpore bien vale una lectura y el regreso. La poesía es cada día más necesaria. Eso no puede dudarse. La poesía nos salva.         Nos muestra ese camino por el que es posible no perdernos como homo sensibilis en medio de la veloz jauría de los tiempos. ¿Cómo sino seguir adelante cuando todo parece tan perfecto sobre la mesa limpia y unas manos se levanten sin pagar la cuenta? 

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