Creado en: septiembre 6, 2021 a las 08:23 am.

El triunfo del Bolero (+Video )

“El bolero es un monumento al amor”. (Roberto Fernández Retamar)

“El bolero es la crónica sentimental. (César Portillo de la Luz)

Hablar de música sin hablar de boleros es como hablar de nada”. (Gabriel García Márquez)

El Consejo Nacional de Patrimonio Cultural declaró recientemente al Bolero como Patrimonio Cultural de la Nación, propuesta realizada por la Comisión para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, en aras de contribuir a la sostenibilidad, visibilidad y viabilidad de una expresión de la identidad nacional.

          Con más de 150 años posicionado en el repertorio de la música romántica contemporánea, el bolero integra desde el martes 24 de agosto del 2021, el catálogo de expresiones distinguidas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación en Cuba.

          El anuncio, coincidió con el Aniversario 102 del natalicio del ilustre intérprete cubano Benny Moré (Símbolo de la música cubana), el 120 de Luís Marquetti (el maestro del bolero) y el 132 de Moisés Simons, compositor de El manisero.

El nombramiento representa un paso en la conformación del expediente de candidatura para incluir dicha sonoridad en el inventario del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, cuyo expediente se confecciona de manera conjunta con México, en tanto marca el inicio de un plan de acciones para garantizar su prevalencia en la cultura cubana.

          ¿Qué representa el Bolero para Cuba?

Es bien conocida la definición de bolero escrita por Vicente González Rubiera “Guyún” y Rosendo Ruiz Quevedo. “El bolero constituye, sin duda alguna, la primera gran síntesis vocal de la música cubana, que al traspasar fronteras registra permanencia universal”.

          Una buena parte de la vida de Cuba se puede contar con boleros, conjunción de la música y de las palabras, atravesó como un relámpago los siglos de nuestro continente. Cantó a la patria, a la guerra, a las ciudades, a los desfavorecidos. Anunció la nueva sociedad y, nunca necesitó pasaporte para atravesar las fronteras y aduanas. Los boleros cabalgaron por encima de la geografía; parafraseando al trovador uruguayo Daniel Viglietti.

          La fascinante historia del bolero está por escribir, va desde Pepe Sánchez (Tristezas, 1883), Sindo Garay y cientos de trovadores de la bohemia de Santiago de Cuba. Pasa por los mambises en la guerra, las descargas bohemias de las ciudades. Nace en compás binario de 2/4, marcado por la controvertida figura rítmica del cinquillo.

          Lo distintivo del bolero es: el ritmo, los giros melódicos, la estructura formal, la temática, la manera de interpretarlo y hasta su dramaturgia. El bolero es tan fuerte que se adueñó de canciones líricas (Siboney), Ernesto Lecuona. El fox-trot (Aquellos ojos verdes), Nilo Menéndez sobre poema de Adolfo Utrera. Se adueñó del tremendismo de Olguita Guillot y La Lupe, de la fuerza afro de Celia Cruz, del estilo lírico de Xiomara Alfaro, del slow y el beguín de Cole Portes (Beguine the beguine), de la manera de expresar de marcada por Agustín Lara de México, del filin de Elena Burke, con obras de Portillo de la Luz, José A. Méndez, Frank Domínguez, Marta Valdés y una pléyade de compositores más. De la pasión de Omara Portuondo, del bolero mambeado de Fernando Álvarez (La última noche) de Bobby Collazo. El bolero-son de Miguel Matamoros, las voz atiplada de Panchito Riset. Los boleros campesinos (bucólicos) El amor de mi bohío (Julio Brito). La criolla-bolero: Una rosa de Francia (Prats y Gabriel). Lo callejero de Rolando Laserie; la angustia interpretativa de José Tejedor; del vibrato maravilloso de Blanca Rosa Gil; del arrabalero mundo cantinero de Orlando Contreras: “Eso se aprende en la cantina, / copa tras copa, bajo el fondo musical”, de las mujeres que te dicen muchas cosas, / y de los labios que te mientes al besar”.

          El bolero se maridó con casi todos los ritmos, hasta del tango: (Niebla de riachuelo, Las 40). Carlos Gardel grabó dos boleros en Nueva York con la orquesta del cubano Eusebio Don Azpiazu. El bolero se fue hasta Chile con nuestro amigo Lucho Gatica (casi cubanizado (Sonia y Miriam, Monna Bell). El bolero se fundió con el danzón (Barbarito Diez y Romeu), el mambo (Fernando Álvarez, Tito Rodríguez, Vicentico Valdés), el chachachá (Aragón); el bolero-ranchera creado por Fuentes y Cervantes (1948) grabada por Pedro Infante y muchos discos de Javier Solís que en la década de 1960 lo escuchábamos por todos los campos de Cuba. En Cuba (Rolo Martínez y Celeste Mendoza). Con el bolero moruno (Leopoldo Ulloa). Se mezcló con el Caribe: Rafael Hernández de Puerto Rico: “El amigo del alma me robó el querer”. Y hasta Brasil llegan sus brazos dentro del bossa nova (Gilberto Gil, Vinicius de Moraes, Caetano Veloso, Ivan Lins, Roberto Carlos).

          En 1906, hace 115 años el trovador cubano Alberto Villalón presentaba en el teatro Alhambra una obra que triunfó titulada El triunfo del bolero; ese es el título que a más de un siglo he seleccionado para este artículo que se merece la canción cubana.

“La mejor manera de decirle “te quiero” a una mujer es con un bolero” (Marco Antonio Muñiz)

FUENTE:

Leonardo Acosta “Sabor a bolero: algunas interrogantes en torno al bolero latinoamericano”.

Argeliers León, Jaime Rico Salazar, Alberto Pérez Perazzo, Natalio Galán, Yolanda Moreno, Rosendo Ruiz Quevedo,,. Vicente G. Rubiera, Abelardo Estrada, Daniel Viglietti.

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