Creado en: junio 4, 2023 a las 12:00 pm.

Cuba: dramaturgos tempranos (III)

El joven José María Heredia

Aunque la dramaturgia de nuestro gran poeta José María Heredia merece una crónica exclusiva –y la tendrá-, no debo dejar de mencionar lo que escribió y estrenó en Cuba antes de su obligado exilio, perseguido por sus ideas liberales y acusado de participar en actividades conspirativas.

En 1819, con solo dieciséis años, estrena en un teatro improvisado frente a la Plaza de Armas de Matanzas el drama Eduardo IV o El usurpador clemente, y el sainete El campesino espantado; en 1820 escribe la tragedia Moctezuma o Los mexicanos, la que años después consideró obra inmadura -no hay referencias de su estreno-; y en 1821 el drama en cinco actos Pirro, versión del original de Pierre Jolyot de Crébillon; tampoco hay noticias sobre su escenificación. Pero en febrero de 1822 sube a la escena del teatro de la calle Manzano de aquella ciudad su tragedia Atreo, inspirada en Atreo y Tiestes, de Crébillon, interpretada por la compañía de José Bueno, con las actuaciones protagónicas de María Sabatini y Antonio Hermosilla.

En La Habana, el ya  imprescindible Covarrubias estrena en 1a temporada 1818-1819 dos sainetes: Los velorios de La Habana –posiblemente adaptación de Los velorios de Madrid, de Ramón de la Cruz- y el 15 de febrero de 1819 Una valla de gallos en los baños de San Antonio, que tendrá al menos dieciséis representaciones hasta 1825.

Shakespeare, deformado por Ducis.

Y el público habanero accede por primera vez a Hamlet, de Shakespeare: el 28 de junio de 1819, Diario del Gobierno de La Habana, anuncia, para el Teatro de Extramuros: “… tragicomedia traducida del francés en esta ciudad, titulada El Amlet, en la que desempeñará el principal papel el Sr. Castillo, recientemente llegado de Paris…” Una muestra más del desprecio que inculcó la preceptiva ilustrada hacia el Cisne de Avon. El “autor” francés es, sin dudas, Jean-François Ducis, justamente acusado por la crítica francesa, tanto en su época como hoy, de desconocer cabalmente el idioma inglés. El traductor podría ser Pablo Boloix, Wenceslao de Villaurriutia o el joven Ignacio Valdés Machuca, quizás los más cercanos al teatro habanero de entonces con dominio del francés y la literatura de ese país.

Nuestro primer sainetero continúa estrenando en esta temporada: el 6 de agosto de 1819, Covarrubias da a luz la comedia Apuros de un gracioso y comedia de repente o La Mora, basada en un original de Fermín del Rey; aquí vuelve a incluir su exitosa piececilla La brevedad sin sustancia, que contiene a su vez la canción El triunfo de Baco; esta comedia alcanza cinco representaciones hasta 1820; y el 4 de diciembre estrena el sainete Un velorio de Mondongo, con la participación de las estrellas de la compañía Mariana Galino, Isabel Gamborino y Nicolás Garcias. En ese 1819 el poeta Ignacio Valdés Machuca publica el drama La muerte de Adonis; no hay referencias de su estreno. Existe un ejemplar de este folleto en la BNJM.

Levantamiento liberal en Cádiz, marzo de 1820.

El 2 de junio de 1820, en ocasión de un beneficio a los familiares de los liberales victimados por los monárquicos en Cádiz, “se representará por la Sra. Gamborino un unipersonal compuesto al intento por el Dr. D. J. F. Madrid, titulado: El día 10 de marzo en Cádiz” Se trata del poeta colombiano José Fernández de Madrid, quien había sido presidente de la Junta del gobierno independentista de la Nueva Granada, luego prisonero de los colonialistas españoles y desterrado a La Habana, donde el aire democrático-constitucionalista le permitirá por algún tiempo manifestarse libremente –funda este mismo año el periódico El Argos- y ejercer su profesión de médico. El 23 de julio de ese año aparece otro dramaturgo: Antonio Uteza, quien estrena en el Principal la pieza patriótica Entrada del inmortal Quiroga en Cádiz, también publicada. Uteza, de origen no conocido, integra como actor desde 1814 las compañías del Principal y de Extramuros.

Un criollo nacido en el poblado de Sagua la Grande, Francisco Poveda y Armenteros, estrena el 7 de agosto de 1820 en Extramuros su sainete El peón del Bayamo o  Al atajo primo. Poeta y actor perteneciente a la compañía itinerante de su padre Pedro Poveda –fundador de los Cómicos del País en 1800-, es del todo probable que haya estrenado antes esta obra en alguna de las localidades del centro y occidente del país durante las continuas giras que han hecho desde 1811. En esa temporada, Covarrubias estrena el 5 de octubre en el teatro de Extramuros la comedia en un acto El chasco del tío Bartolo o El sacristán santo, repuesto al día siguiente como Tío Bartolo y tía Catana. Ese año han salido los periódicos liberales El tío Bartolo y La tía Catana, mujer el tío Bartolo; no puedo afirmar que haya una relación directa entre ambos hechos culturales, pero la duda que siempre debe acompañar al investigador me inquieta. Para incrementar el misterio, a partir del 5 de febrero de 1821, apenas cuatro meses después, nuestro primer gracioso dirige y protagoniza la primera parte de un sainete supuestamente anónimo, porque los periódicos no acusan su autoridad: El sacristán Santo o San Tristeza; y el 27 de ese mes, El sacristán santo o San Angustias, anunciado como segunda parte. Tampoco encontré en las fuentes españolas consultadas este título. Pudiera pensarse que no haya relación alguna entre aquella comedia y este sainete, pero gracias a que fue muy representado, encontré en la cartelera de Diario del Gobierno Constitucional de la Habana del 19 de febrero de 1822, que el sainete El sacristán santo –sin especificar la parte- fue protagonizado por Isabel Gamborino, Francisco Covarrubias, Manuel García y Juan López Estremera, este último en el personaje de El tío Bartolo; por lo que me animo a aventurar que El sacristán santo es de la autoría de nuestro “Panchito”. ¿No podría haber dividido aquella comedia en dos partes, incluso después de que había sido cuestionada por los censores del Gobierno? 

Fernández de Madrid vuelve al teatro en julio del año cómico 1821-1822: fiel a su militancia liberal, estrena la comedia El día 1º de enero de 1820 o Virtud y patriotismo. Y en noviembre, la tragedia Atala, publicada ese mismo año; existe un ejemplar en la BNJM. Antes de finalizar la temporada, en enero de 1822, sube a escena su pieza patriótica El triunfo de la lealtad y el patriotismo sobre la discordia y el despotismo. Covarrubias estrena en octubre de 1821 la “pieza jocosa” El milagro de un santo catalán.

En julio de 1822 sube la escena del Teatro de Extramuros el drama patriótico “del ciudadano Antonio Uteza”: Fidelidad de La Habana o sea El honor y el patriotismo. En la BNJM se encuentra el folleto publicado entonces, al igual que el de la tragedia Guatimozín, de Fernández de Madrid, de la que no obtuve referencias de su estreno. En septiembre de 1822, “Un habanero” estrena en Extramuros Concurso de disparates o La recepción de un canículo, calificada como “pieza jocosa y liberal”. E indetenible, Covarrubias estrena en noviembre de ese año, en el Principal, el sainete Las virtudes del Zurriago, periódico de Madrid. 

El 30 de enero de 1823, el bajista de la orquesta José Serrano estrena en el Principal la ópera Quien bien ata, bien desata, apoyado por un libretista criollo o peninsular con residencia en Cuba.

En julio de ese año, Ignacio Valdés Machuca logra estrenar en el teatro de Extramuros la tragedia en cinco actos Teresa y Faldeni: “… en celebridad del día, la compañía tendrá el honor de servir a tan culto público con la gran tragedia en cinco actos, acabada de componer en esta ciudad por un joven aficionado, titulada Teresa y Faldeni…” En 1821 había dado a la imprenta un Diálogo entre Teresa y Faldeni. Se trata, probablemente, de una versión del original de Jean-Baptiste Hapdé, Therese et Faldeni. En ese 1823, otro joven criollo, Joaquín José García, mientras hace estudios superiores en la península, publica en Valencia Los asesinos de Florencia o La quinta de Paluzzzi, versión de un melodrama de Mélesville  y Eugène Cantiran de Boirie, que será publicado en La Habana en 1838. Francisco Covarrubias finaliza esta relación, cuando en 1825 estrena los sainetes El gracioso nuevo en La Habana -21 de julio- y El forro de catre -22 de septiembre-, además de refundir El peón de tierra adentro, que había dado a luz en 1808 y no subía a escena.

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