Creado en: octubre 26, 2023 a las 01:52 pm.

«El mundo como supermercado», de Janette Brossard, desde este jueves en la Galería Villa Manuela de la UNEAC

La Galería Villa Manuela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) inaugurará este jueves, a las 4:00 p.m. la exposición «El mundo como supermercado», de la artista de la plástica y miembro de la organización, Janette Brossard, quien encontró en el complejo entramado social de la publicidad, el consumo, el simulacro y la globalización, algunas de las motivaciones para la concepción de la muestra, la cual permanecerá a disposición del público hasta el próximo mes de diciembre.

Para la artista, la constante necesidad de hacer creer al individuo que tiene que desear y ser deseable, lo van transformando poco a poco en un obediente receptor, objeto y mira evidente del capital financiero. Por eso alude a que la expo pueda entenderse como un bloque de sentido, “verdadera puesta en escena donde cada elemento es único y a la vez es parte de una misma representación, con obras dispuestas de manera que el espacio recuerde un supermercado, incluyendo elementos publicitarios”.

En las palabras al catálogo se reafirma que la evolución puede conducir a una involución, a partir de que el desarrollo toma caminos sorprendentes, y para ilustrarlo se utiliza el simbolismo de la crítica irónica del filósofo polaco Zygmunt Bauman a los escaparates o vidrieras que hoy colonizan al mundo.

“En una sociedad de consumo, la vida normal es la de los consumidores, siempre preocupados por elegir entre la gran variedad de oportunidades, sensaciones placenteras y ricas experiencias que el mundo les ofrece. A los pobres de la sociedad de consumo en el mundo se les define como consumidores imperfectos, deficientes, listos para la degradación social y el exilio interno”.

De cara a lo que nos propone Brossard con su «supermercado», el discurso lo dirige a los dos polos de la evidente dicotomía social, exhibiendo tanto a los apocalípticos como a los integrados. “De una parte, una especie de hoguera de las vanidades, y de otra, un tirón de orejas para que se acabe de comprender la fragilidad de la existencia humana abocada a un desarrollismo sin límite, falto de ética y de humanidad”.

Con esta propuesta, la creadora pone su arte al servicio de un sueño posible y comprometido como el de alertar las marcadas consecuencias que trae para el planeta el desarrollo desde una concepción donde el bienestar del hombre y su entorno no constituyen el centro, sino la necesidad irrefrenable de saquear las riquezas naturales para incrementar el confort.

Solo queda entonces disfrutarla, y tras ese justo instante donde el arte impacta en nuestras conciencias, decir con nuestras acciones la última palabra.

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