Creado en: abril 15, 2021 a las 06:17 am.

El Son no se fue de Cuba

Hace tiempo compusieron el tema El son se fue de Cuba, una manera de criticar a una de las músicas más patrimoniales de Cuba. La investigadora Adriana Orejuela escribió un libro con informaciones tomadas de la prensa diaria y las revistas; para demostrar que la música (con sus más y sus menos, con sus incomprensiones lamentables) siguió su camino triunfal. A veces con  la falta de remodelaciones armónicas; a veces con la falta de una industria musical; pero siempre evolucionada, fecundada y enriquecida.

Las músicas originarias nunca emigran, porque se marchitan; es como trasplantar un árbol que solamente se florece en un país; o cuando se traslada un animal de un país hacia otros con un clima diferente. El clima del Son es tropical, es caliente, es caribeño y, el Caribe sabemos que es alegría, es gozo y es sabrosura, utilizando palabras del sabio Fernando Ortiz.

Después de 1959 algunos soneros se fueron de Cuba y, mucho antes, en décadas anteriores emigraron buscando más condiciones de trabajo y huyendo de la discriminación existente en los salones de música de la aristocracia habanera.

Unos tuvieron que fundir el Son y la Rumba con el Jazz (Mario Bauzá y Frank Grillo “Machito”). Se incluyen a algunos tamboreros que, de cualquier manera, impusieron su ritmo nacional.

Otros, como Arsenio Rodríguez, no quisieron hacer concesiones con la industria del disco; no le interesó cambiar su concepto musical tan telúrica y tan afro.

El gran Bebo Valdés, casi muere de frío en Suecia, estuvo años sin tocar el piano; uno de los colosos de la música cubana. Los buenos instrumentistas quizás tuvieron mejor vida. Muchos cantantes no llegaron a encontrar clima favorable a la interpretación de sus canciones tan de Cuba.

En Cuba, a pesar de la crisis económica, el bloqueo y las incomprensiones, la música no se detuvo. En la década de 1960 aparecieron una serie de modos musicales, algunas con su variante del Son: batá-son –chá, pilón, simalé upa upa, pa´cá, dengue, Mozambique, chunga, bastón, palmoteo, bamboleo, cubayá, guácara, guasón, jompi, guasanga, mozanchá, chnaguí-shake, songo (1).

Muchas de las agrupaciones venidas de la década de 1950 se mantuvieron: Las charangas Aragón, Sensación, Sublime, Melodías del 40, La ideal. Los conjuntos Chapotín y sus Estrellas, El Casino, Roberto Faz, Jóvenes del Cayo, Modelo, Saratoga, Rumbavana, La Ritmo Oriental. La Banda Gigante de Benny Moré y algunas que otras como la Riverside, La Casino de la Playa.

Revé, como siempre salió en defensa del Son (mezclado con changuí (1967-1969), Juan Formell (1969) impuso el songo (mezcla de Son con el go-go, el pop español). Los Irakere (1973) grabaron el Son La yuca de Catalina de Arsenio Rodríguez.

En 1978 Adalberto Álvarez decide fundar un conjunto en Santiago de Cuba: Son 14, con el cantante Eduardo Morales “Tiburón”.  Para la década de 1980 vuelve la Revé con el pianista, compositor y orquestador Juan Carlos Alfonso para crean la explosión del Charangón (1984-1988). Dan Den (1988) con la dirección de Juan Carlos Alfonso hace un disco de sonero. NG La Banda produce discos de sones y les graba a algunos cantantes soneros (2).

En 1996, hace ahora 25 años, Juan de Marcos González conforma la orquesta Afro Cuban All Stars y crea el sello de Buena Vista Social Club con el renacimiento de la trova y el son (3).

Este es grosso modo una pequeña trayectoria para demostrar que el Son nunca dejó de sonar, de crear nuevos caminos en todas estas seis décadas.

“El Son –explica Alejo Carpentier-con su batería percutida aparece en la zona santiaguera y se expande por toda Cuba donde hay clima para la sabrosura cubana. El Son es un baile absolutamente popular bailable y cubano. Gracias al Son, la percusión cubana, confinada a los barracones de esclavos, a las cuarterías de barrio, reveló sus maravillosos  recursos expresivos alcanzando una categoría de valor universal; pero salida de esta tierra rica, viva y universal” (4).

            Notas:

1-Adriana Orejuela. El son no se fue de Cuba, Letras Cubanas, La Habana, 2006.

2-Ana Luisa Tamayo. ¿Qué sucedió en la música popular bailable en la década prodigiosa?

3-Rafael Lam. Buena Vista Social Club y el son cubano, José Martí, La Habana, 2006.

4-Alejo Carpentier, Temas de la lira y el bongó, Letras Cubanas, La Habana, 1994.

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