Creado en: febrero 16, 2022 a las 10:09 am.

La maestra que enseña a reconocerse como cubanos

Corina Mestre, premio nacional de Teatro 2022. Foto: Endrys Correa Vaillant

Por: Lisdanys Alfonso Rivas

Cuando Corina Mestre actuaba en la obra La opinión pública, con Teatro Estudio, en Sancti Spíritus, después de la función, una espectadora la llevó hasta su casa para regalarle una parejita de guineos.

Resulta que, en aquella puesta extraordinaria, el personaje que encarnaba tenía una cría de guineos que cuidaba con empeño y amor, les ponía música clásica y les cantaba. El director de la cooperativa se enteró de que estaba siendo famosa por la cría, le quitó los guineos y puso a su hija a cuidar de ellos. La pobre mujer se quejó por todos los medios porque la despojaron de los 800 guineos, que más tarde murieron. Si la señora del público le obsequió la parejita de guineos para que retomara la cría, es «porque la gente piensa que es el personaje y no tú. Entonces si eso es así, ¿qué no puede hacer el teatro?», cuenta Corina.

Con 67 años de edad, y casi una vida entera sobre las tablas, la actriz está llena de esa vitalidad esencial que rompe con su energía cuando frente a un aula imparte, no ya clases de enseñanza artística, sino también ese conocimiento que tras la experiencia y el aprendizaje le cede a sus estudiantes, que para ella son como hijos, y aquí se redobla el sentido del amor. 

El 22 de enero le fue concedido el Premio Nacional de Teatro 2022. Ante la pregunta inevitable de lo que significó este reconocimiento, Corina expresó que lo especial para ella es que quienes decidieron otorgarle el premio son personas que admira y respeta de una manera muy particular, como es el caso de Marilyn Garbey, Eduardo Arrocha, Fátima Pattersson, Eugenio Hernández Espinosa y Dagoberto Gaínza. «Desde que entré a hacer teatro yo venía de los aficionados, de trabajar con Humberto Rodríguez, el primer maestro que tuve, mi instructor. Cuando entré en Teatro Estudio pensaba en todos ellos. Sentía que quería ser como ellos. Entonces, aun cuando no soy la muchachita aquella, te emociona que sean ahora ellos los que reconozcan tu trabajo».

–Pararse frente a un aula a impartir clases de teatro no debe ser fácil. ¿Qué es lo que más disfruta de su trabajo como profesora?

–Más que la técnica de la actuación, lo que más me gusta es trabajar con los estudiantes, que se conozcan a sí mismos, y reconocerse a sí mismos significa reconocerse como cubanos. Eso es algo que te lleva tiempo de investigación, tanto práctico como teórico. El teatro es un arte muy sacrificado. La enseñanza artística es muy fuerte.

«Todo el mundo piensa que es pararse ahí, tener una gestualidad determinada, que a veces son estereotipos y no es verdad. El cubano se mueve de una manera, pero el hombre o la mujer oriental se mueven de otra, y el habanero de otra, y el pinareño también, y entonan la palabra cada cual de manera diferente.

«Hay toda una serie de cosas que necesita el actor para poder, a partir de la investigación, acercarse mucho más al alma del cubano y poder ponerlo en escena, que no tiene muchas veces que ver con los estereotipos que se tratan de hacer, ni con los problemas idiomáticos, sino con la filosofía, de dónde venimos, por qué la influencia haitiana, la francesa… La profesión no es aprenderse un texto y pararse allí arriba».

Corina Mestre tiene dos esencias en su vida: primero la poesía, después el teatro. Quizá hubiera necesitado un día de 48 horas para dedicarle así más tiempo a su familia. «Te confieso que sin el sentido de pertenencia que tengo con el teatro, para convertirlo en algo que ayude a los otros, yo no hubiera podido vivir».

Tomado de: https://www.granma.cu/cultura/2022-02-15/la-maestra-que-ensena-a-reconocerse-como-cubanos-15-02-2022-22-02-29

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