Creado en: marzo 2, 2023 a las 09:34 am.

La Rumba de fiesta en La Habana

La Habana se llenará de tambores hasta el 5 de marzo con el Festival Fiesta Guillermo Barreto in memorian y Concurso Internacional de Percusión; este año dedicado al cantor Lázaro Ross.

Los sitios seleccionados son: El Centro El sauce, Patio La Guantanamera, Bule-Bar 66 y La Tropical para las competencias de rumba y los bailes populares. Todos los años surgen nuevos talentos de la percusión cubana, fruto de la alta escuela y de la tradición oral de siglos.

Haciendo historia sabemos que los esclavos fueron reproduciendo sus tambores de guerra, su música de resistencia, su alegría y alivio ante el dolor de la esclavitud. Mucha de esta música se gesta en los barracones, bateyes y plantaciones. Más adelante esa música, algo clandestina pasa a la ciudad, en los lugares más humildes: solares, cuarterías y barrios periféricos. Entonces Cuba se convierte en una de las mecas de la percusión generadora de ritmos de mucha riqueza.     

TAMBORES SOBRE LA HABANA

Desde el 2016, la rumba ya está completa. En Adis Abeba, Etiopía, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró la rumba cubana Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La rumba se remonta a aquellos tiempos en que comienza la deportación de africanos hacia América durante los sombríos siglos de la esclavitud, una de las mayores tragedias de la humanidad.

Pero de esos desplazamientos forzados nació también un ciclo apasionante de intercambios culturales trasatlánticos. La historia de la rumba constituye un ejemplo elocuente de ello. La rumba brava, derivada de ritos de fertilidad, se conforma en Cuba a mediados del siglo XIX. En esa música los esclavos cantaban y tocaban, danzaban y tocaban sus tambores. Esos cantores rememoraban las crónicas y las hazañas; resaltaban sus historias a través de leyendas, cuentos, fabulas y parábolas, según escribe la investigadora María del Carmen Barcia.

La rumba de nuestro tiempo toma nuevo aire a partir de la década de 1990 con el renacimiento del turismo y los reclamos de los visitantes de una música más auténtica, genuina y natural. De repente viejos y respetados instrumentos toman nueva vida y, aparecen los tamboreros de todos los rincones de la ciudad.

En determinados momentos se crean espacios rumberos: La Peña del Ambia, en la UNEAC; El Barracón, en la sede del Conjunto Folklórico Nacional; el cabaret Las Vegas; El Delirio Habanero; el Callejón de Hamel y muchos otros espacios.

La rumba alimentó al son cubano en la capital, y sigue aportando sonidos, estribillos y toda esa fuerza sonora en la música bailable.

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