Creado en: diciembre 3, 2022 a las 11:35 am.
La Trova, patrimonio cultural cubano

La Trova es Patrimonio de la Cultura Cubana hace más de un siglo, pero ha sido declarada de manera oficial la víspera en Manzanillo, costera, hermosa y musical ciudad del Oriente de la mayor de Las Antillas, donde hace cinco décadas se fundara el Movimiento de la Nueva Trova (MNT) cubana por los principales exponentes de entonces.
Cómo género musical, manera de hacer arte, la trova corre por las venas orientales mucho antes de que a fines del siglo XIX en Santiago de Cuba los trovadores Pepe Sánchez, Sindo Garay y otros, fraguaran la cofradía que pusiera luz y alegría a las tardes y noches santiagueras.
En las regiones de Bayamo y Manzanillo, mucho más extensas que los actuales municipios con esos nombres, en época tan lejana cómo la medianía del siglo XIX era costumbre cantar acompañado de guitarra a las amigas, novias o parientes, tradición heredada de los moros en los siete años de colonización a los ibéricos que a su vez transculturaron a los caribeños.
Así surgió La bayamesa, obra lírica y primera pieza musical documentada, escrita por el poeta José Fornaris y Luque con música de Carlos Manuel de Céspedes y Francisco del Castillo, este último encargante de la canción con el objetivo de reconquistar a la esposa, María de la Luz, mujer tan hermosa, firme como culta.
Interpretada por el tenor y patriota Carlos Pérez, a guitarra limpia bajo la luz de hachones de vela, la música y letra de La bayamesa se transmitieron de boca en boca y embarcaron hasta la península ibérica y el mundo hasta convertirse en un símbolo que brincó las fronteras físicas y amorosas y llegó hasta el corazón de la lucha por la independencia. Sin embargo, historiadores y musicólogos coinciden en que, en Bayamo cada mes se escribían y entonaban una decena de canciones que merecían ser documentadas. Esa semilla musical brota firme y fuerte, en el Oriente, tanto es así que Gumersindo Garay, santiaguero de nacimiento, autodidacta de la guitarra y los versos, encuentra el ambiente propicio para componer en la Ciudad Monumento Nacional y muchas musas le circundan para escribir varios centenares de canciones entre las que destacan Mujer bayamesa, Perla Marina, La tarde y Guarina
Tierra de trovadores y compositores extraordinarios, la actual provincia Granma parió a principios del siglo XX a exponentes del género de la calidad de Eduardo Saborit Pérez (Campechuela 1911) y Carlos Manuel Puebla Concha (Manzanillo 1917) ambos cronistas de la sociedad que acompañaron a golpe de canciones comprometidas con su generación y vivencias comunes del pueblo, abordando temas universales como la vida, el amor, las relaciones de pareja, pero también la naturaleza, los sentimientos humanos, y las transformaciones acaecidas en Cuba a partir de enero de 1959.
De esa savia se nutrió desde el nacimiento Pedro Pablo Milanés Arias nacido en Bayamo en febrero de 1943 y fundador del MNT, quien despunta apenas niño en el programa radial Crisol de Estrellas de CMKX dónde despierta admiración por sus condiciones vocales, que luego crecerán y aflorarán otras como la destreza para contar historias a través de los versos a los que coloca melodías con exactitud de relojero y emoción de piloto. Es Pablo Milanés de Cuba, desaparecido físicamente recientemente.
La trova es sendero, por ella se aventuran los escogidos para cronistas, o los que escogen rasgar corazones y cosechar aplausos a golpe de sentimientos.
A los nombres de los conocidos por toda la isla y más allá, se suman en la región los que llevan décadas atrapados en la geografía oriental pero con una obra valiosa digna de Olimpo entre los que figuran Ramón Galardy, Axel Milanés, Ormán Cala Vidal, Angel Blanes, Geobanis Oliva y muchísimos otros para llenar cuartillas, además de los que van emergiendo en pleno siglo XXI como Dany Michel, Yanko León y muchos más.
La trova late aún por estos lares, y latirá, aquí es por mucho, sustancia y oxígeno, Patrimonio de vida y símbolo.