Creado en: mayo 24, 2022 a las 08:14 am.

Lo indocubano en la síntesis de nuestra identidad

Fotos del autor y Facebook de la Casa de Iberoamérica

Paneles, presentaciones literarias y teóricas, y visitas a sitios históricos y socioculturales, caracterizaron las jornadas del I Taller de Indigeneidad en el Oriente Cubano, dedicado a la presencia del legado indocubano en la cultura nacional, y realizado en Holguín con el auspiciado de la Casa de Iberoamérica y la Oficina del Conservador de la Ciudad de Baracoa.

En el I Taller de Indigeneidad en el Oriente Cubano «partimos del reto de ir construyendo una historia distinta para cuando se conmemore el 600 aniversario del arribo a tierras cubanas, por Bariay, del Almirante Cristóbal Colón, momento que no veremos nosotros, pero sí es nuestro deber llegar con una mirada más amplia sobre esta parte de nuestra identidad, que a veces ocultamos o sumergimos en el marasmo de las falsas interpretaciones o de la escases de información», aseguró Eduardo Ávila Rumayor, director de la Casa de Iberoamérica y presidente del Comité Organizador de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana en las palabras de apertura del evento.

El espacio estuvo dedicado a la presencia del legado indocubano en la cultura nacional y fue «un ejemplo de nuestro compromiso con lo que deseamos construir en el futuro como gestores culturales, y con las tradiciones que, como pueblo, debemos preservar», añadió.

Guayza en la Matria taína

El evento fue propicio para la presentación del número 4 de Guayza, revista de investigación y crítica sociales que edita la Casa de Iberoamérica, correspondiente a julio-diciembre de 2020, una publicación «fresca desde el abordaje de los temas y que intenta mostrar qué somos, cómo pensamos y qué decimos», sostiene Eduardo Ávila. La revista, oportuna en torno a los debates del Taller, fue presentada por José Barreiro, activista de los movimientos indígenas de América y director de la Oficina para Latinoamérica del Museo Smithsonian del Indio Americano, en Estados Unidos, país donde reside desde 1960.

La edición incluye en la sección Mortero un texto del propio Barreiro, La Matria taína. Conciencia de la indigeneidad cubana, que abre el debate, como es intensión de la publicación, con el artículo Consideraciones sobre los descendientes de aborígenes en Cuba, de Armando Rangel Rivero, director del Museo Montané, de la Universidad de La Habana, al ser «textos que se encuentran en muchas partes del camino y toman distancia en otras».

La revista –con obra del maestro holguinero Cosme Proenza en la portada– contiene también La identidad del cubano y el sustrato tragicómico de la existencia colectiva, de Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández; Gutenberg, la educación por el arte y otras paradojas, de Ronald Guillén; José Martí: una lectura desocultante, de Ariel Zaldívar Batista; y La ventaja de llamarse «Usebio» Leal, de Mario Cremata Ferrán, entre otros textos.

José Barreiro presentó, además, en el Salón Solemne del Museo Provincial La Periquera, el libro Panchito, cacique de montaña. Testimonio guajiro-taíno de Francisco Ramírez Rojas, publicado por Casa de las Américas y la editorial Campana.

Barreiro Jrecoge pensamientos, ideas y recuerdos de un hombre que desciende de los primeros que habitaron nuestro archipiélago, de los araucos, que ya llamaban Cuba a esta tierra que habitaban, y constituyen la simiente originaria de nuestra identidad, un hecho que lamentablemente se suele pasar por alto», sostiene Antonio J. Martínez Fuentes en el prólogo. Y añade sobre este necesario libro para comprender nuestros orígenes, que «a la altura del siglo XXI, la voz de Panchito representa para los cubanos la continuidad de aquellas culturas milenarias secuestradas, escamoteadas a nuestra identidad. Él es indio, se siente indio, y el indio habla por su boca aquí y ahora. Por eso, a la pregunta sobre cómo es posible que después de tantos años aun existieran descendientes de los aborígenes en Cuba, él responde, haciendo uso de una filosofía tan antigua como su linaje: Tú siembras una mata, esa mata se seca, pero deja semillas que germinan, por eso el indio no se acaba».

Momentos de pensamiento

En el I Taller de Indigeneidad en el Oriente Cubano participaron estudiosos y académicos de Cuba, Canadá, Puerto Rico y Estados Unidos, con el objetivo de promover identidad, valores y saberes respecto al tema. Destacaron las conferencias de los investigadores Ángel Graña González, José Barreiro y Alejandro Hartman, este último historiador de la ciudad de Baracoa.

Desde la Oficina del Historiador de la ciudad de Santiago de Cuba, Juan Manuel Cordero abordó en su texto La supervivencia indocubana en el oriente, las diferentes investigaciones y enfoques que, desde la historia y otras ramas, se han realizado en los últimos años en las diferentes provincias que componen la geografía oriental de nuestro país.

Mientras que Juan Carlos Vega abordó la revitalización de tradiciones taínas en el Centro Cultural Comunitario Huellas del Batey, sede del Proyecto Sociocultural Comunitario Ángel Augier, en el municipio holguinero de Rafael Freyre. «Cuando en 2002 dejó de moler el central Santa Lucía sobrevino un vacío en las costumbres y tradiciones de este pueblo. Después se impuso un nuevo renglón económico, el turismo, y con él una fuerte penetración de culturas foráneas que desplazan muchas de las tradiciones autóctonas de este pueblo de origen campesino, con fuerte representación de los componentes taínos, africanos y españoles», comenta Juan Carlos. Por eso nace el proyecto, el 11 de enero del 2017, para revitalizar las tradiciones y costumbres culturales del freyrense y rescatar elementos importantes del patrimonio cultural de la localidad desde el trabajo social y cultural.

Huellas del Batey –que recibió el Premio Memoria Nuestra en la categoría de proyectos en la XXIV Romerías de Mayo, entre otros reconocimientos provinciales y nacionales– potencia tres elementos de la cultura de nuestros primeros habitantes, recalca Juan Carlos: el ajiaco taíno, que se sirve acompañado de casabe, el tabaco silvestre, que crece en la zona de Carenero, y la exposición y conservación de elementos de la arqueología aborigen de la zona.

Hacemos el ajiaco taíno, comenta Juan Carlos, utilizando los ingredientes de nuestros aborígenes que menciona Fray Bartolomé de las Casas en sus Crónicas de Indias y como aparece en el libro Léxico de la cultura popular tradicional: aves como la paloma y la torcaza, el pescado, las viandas criollas, ají… conforman un plato que después se unió con el cocido y la olla podrida y dio nacimiento al ajiaco criollo y a nuestra tradicional caldosa. Aquí se confirma la escencia «transculturizada» de nuestra cultura y aquel «ajiaco» identitario que Don Fernando Ortiz preconizara como síntesis metafórica de nuestra nacionalidad.

Intervinieron, asimismo, descendientes de indocubanos de la zona holguinera de Fray Benito, municipio de Rafael Freyre, así como de Yateras, en Guantánamo, y El Caney, en Santiago, quienes expusieron cómo se ha mantenido el legado de sus raíces en nuestra identidad.

Como parte de las actividades el Taller incluyó una visita a la familia Rojas y Zaldívar, en Fray Benito, para presenciar el proceso de elaboración del casabe; y al parque Monumento Nacional Bariay, sitio por donde arribó Cristóbal Colón a Cuba en 1492. La Fundación Plenty Canadá, organización no gubernamental indígena para la preservación cultural y desarrollo sostenible, constituyó otra de las instituciones que colaboró con la realización de este primer Taller. Se prevé el próximo año realizar una segunda edición que abarque todo el país, con la posibilidad de presentar ponencias que luego serán recogidas en una publicación desde la gestión editorial que realiza la propia Casa de Iberoamérica en Holguín.

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