Creado en: octubre 14, 2021 a las 05:06 am.

Marcos Calderón: no debemos perder la esencia de lo cubano

El narrador y poeta Marcos Antonio Calderón hace 8 años que lleva las riendas de la UNEAC en Sancti Spíritus

La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), le abrió las puertas a Marcos Antonio Calderón Echemendía en 2008. Libros como El regalo, Toda luz y toda mía, antología de decimistas espirituanos del siglo XX, Poetas del mediodía, Todo el amor en décimas, Poetas de nuestras tierras, y otros textos, daban fe de sus atributos como escritor.

Al tiempo que crecía su historial como intelectual, compartía saberes como promotor cultural, dentro de la casona del boulevard yaybero que cobija hoy a artífices del patio. Hace ocho años la batuta de la UNEAC espirituana se acomodó entre sus manos, y hasta la fecha enrumba los destinos de esa organización.

En ocasión de su cumpleaños, este 14 de octubre, nuestro sitio digital hojea las páginas de su vida profesional, y enfoca la mirada en su quehacer como presidente del Comité Provincial de la UNEAC en Sancti Spíritus.

«Tuve la fortuna de ser aceptado como miembro de esta organización que tanto prestigio le da a todo el que lleva esas cinco letras en el pecho. En 2011 Edelmiro Bonachea me pide que trabaje en la UNEAC, como promotor. Soy un hombre sin obra, pero que se me da bien el servicio. Me gusta trabajar para los demás».

«Laboré, entonces, en el departamento de promoción atendiendo Relaciones Públicas. En 2014, en medio de una reunión, en la que casi todo el mundo estaba negándose a ser presidente, el realizador radial Rafael Orellana Miranda, me señaló. También lo hizo Juan Eduardo Bernal (Juanelo), presidente de la Sociedad Cultural José Martí, en la provincia. Acepté, y ha sido un gusto».

Cuando asumiste la dirección ¿a qué sueños te aferraste?

«Sabía que como escritor iba, prácticamente, a desaparecer. No me preocupaba mucho, porque lo poco que iba a hacer, creo que ya lo había hecho».

«Tenía el orgullo tremendo de que mi nombre quedara al lado de personalidades como Juanelo, Julio Miguel Llanes, Pedro de Jesús López, Antonio Díaz, y tantos grandes que tenemos aquí. El hecho de poder trabajar para que sus obras se hicieran más sólidas, para promoverlas y sostenerlas, colmó todos mis deseos, aunque no lo he logrado en su totalidad».

«La vida siempre cobra más caro de lo que uno piensa que tiene para pagarle, aunque, ciertamente, mi esperanza como profesional creo que la he cumplido, que es poder trabajar para ellos, estar en función de elevarlos al sitio que les corresponde, y que, en ocasiones, no están».

«La otra función es la de entregar a la población ideas, proyectos de los miembros que fortalecen más a la UNEAC. He sentido el orgullo de que la gente me diga: “¡Qué bien lo pasamos ayer!”; “Marcos, te proponemos una idea”; o “Marcos, ¡te equivocaste! El reconocimiento del pueblo por el trabajo que uno realiza, en función de promover la cultura, es genial».      

– ¿Cuánto crees que ha crecido la UNEAC en los últimos años?

«No todo lo que yo hubiera querido. Aunque sí hemos logrado multiplicar la cantidad de opciones de sus miembros. Cuando yo entré a la UNEAC no había tantos espacios de promoción y hoy tenemos más de 50. En tiempos de covid, tú sabes que la situación se ha contraído un poco, pero ahora se hacen montones de actividades virtuales».

«En cuando a la calidad, los eventos nuestros se han deprimido un poco. Se mantiene muy alto el Pensamiento, que lidera Jairo Pacheco. Ese muchacho ha llegado a dinamizar de una forma impresionante la filial de Radio, Cine y Televisión. Hemos perdido la fuerza que teníamos en el evento de Investigación de la Música, a partir de que el maestro Juan Enrique Rodríguez Valle ha presentado problemas de salud, y desdichadamente, cuando no está el líder, muchos espacios comienzan a perderse».

«El único evento que tenemos, que es el de Investigación y Crítica de la Literatura Infantil, ya van dos años sin hacerse por la pandemia. Estamos retomando la Bienal de las Artes Visuales de pequeño formato, que siempre tuvo una altura extraordinaria. Hoy la hacemos a través de las redes sociales».

«No creo que hayamos logrado todo lo que soñamos. Mi mayor deseo es que el presidente que me vaya a suceder encuentre una UNEAC mejor que la que me entregaron a mí, y mira que me la entregaron a una altura extraordinaria».

«Yo venía de trabajar con Edelmiro Bonachea que es un hombre genial, que alzó la UNEAC por encima de cualquier expectativa. Quiero que, quien venga, sienta que la UNEAC es el espacio de acogida, el hogar que deseamos. Quiero que el próximo presidente espirituano no tenga que edificar, sino fortalecer el espacio edificado».      

– ¿De todas las filiales cuál consideras que está más fortalecida?, ¿dónde crees que se debe trabajar más?

«La de Radio, Cine y Televisión es la más fortalecida. La llegada a esta filial de Jairo Pacheco, Juan Carlos Castellón, y Yamilet Valdés le ha dado una fuerza extraordinaria. Logramos mantener y multiplicar el trabajo que hizo el amadísimo Rafael Daniel. Creo que es la filial con más opciones».  

«La de más actividad es la de Música. Por su propia característica, incide en todas las filiales. En la que creo que debemos trabajar muchísimo más es en la de Artes Escénicas, que, por las propias condiciones de la UNEAC, de escenario, por las especificidades de un espectáculo escénico, nosotros no hemos podido llegar al sitio que realmente tenemos, a pesar de que tenemos oportunidades y fortalezas por el presidente que es Laudel de Jesús. También es la filial de menos miembros. De hecho, no tenemos actores. Todos son directores de teatro, y estamos enfrascados en un proyecto para poder cambiar la cara a ese fenómeno de depresión de ese espacio».          

– ¿Cuáles consideras que son los desafíos más apremiantes para la UNEAC espirituana?

«Sancti Spíritus es una ciudad que durante mucho tiempo estuvo detenida en el mal gusto, en la vulgaridad, en la pseudocultura, en la pornocultura, en el sexismo, en la cosificación, tanto, que los decisores de espacios públicos transmitían lo peor de la cultura. Eso provocaba un proceso de aculturación en los sectores juveniles».

«Durante mucho tiempo la UNEAC alertó, llamó la atención sobre ese fenómeno que, desdichadamente, nos está afectando de una forma brutal. Nadie nos hacía caso. Nosotros queremos continuar, sin rencores, sin decir “te advertí”. Sencillamente continuar».

«La cultura cubana es lo primero que hay que salvar. Sabes de quien estoy hablando. Sabes quien fue quien nos alertó. Fue el hombre aquel que en el año 1961 llegó a la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, con un proyecto de organización de escritores y artistas. Tenemos que continuar demostrando que la cultura cubana no es la vulgaridad».

¿Qué crees que la UNEAC nunca deba perder?

«La esencia de lo cubano, saber de dónde vinimos, no perder la memoria. En este momento es más importante que nunca, porque estamos luchando contra una inteligencia muy superior a la inteligencia contra la que lucharon los cubanos en los años 60 y 80. Contra los enemigos tenemos una posibilidad, y es hacer buena cultura, buen arte, y enseñar a los cubanos en pensar, como lo hizo el maestro Félix Varela. El reto está ahí, en elevar el pensamiento».

– ¿De tus deudas iniciales ¿cuáles faltan por saldar?

«Lograr visibilizar a la UNEAC espirituana a nivel nacional. La visibilidad solo la tenemos en las redes sociales. No sé qué pasa con la comunicación. Nos falta. Es la sensación de muchos miembros.

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