Creado en: diciembre 11, 2021 a las 08:49 am.

Pluma en ristre: escritores, sociedad, existencia…

Diálogos 60, correspondiente a la Asociación de Escritores. Foto del autor.

El diario bregar en una sociedad como la cubana, alimento fértil para el creador, a la vez disyuntiva ontológica para la armonía existencial como ciudadano, fundamentaron el candente debate en la saga de Diálogos 60, espacio de reflexión desarrollado y convocado por la Uneac.

Esta vez correspondió a la Asociación de Escritores efectuar el encuentro en el patio de la galería Villa Manuela. Parte del ejecutivo y la membresía de las siete secciones de esa asociación, encabezada por el escritor Alberto Marrero, y Ernesto Limia, su vicepresidente primero, ofrecieron sus puntos de vistas y propuestas sobre los pros y los contras que empobrecen el funcionamiento de la institución. Acompañaron el encuentro además la vicepresidenta primera de la Uneac, Marta Bonet y el vicepresidente Pedro de la Hoz.

En el informe leído por Marrero se hizo constar los intentos baldíos de entes externos, la guerra mediática, el bloqueo y el accionar de un grupo reducido de acólitos internos para desestabilizar la nación el 11 de julio y el 15 de noviembre. La respuesta convincente ante la patraña incluyó una declaración publicada por este ejecutivo.

“Somos una organización de escritores y artistas, y la principal preocupación no solo es la creación literaria, sino el destino de la patria y la Revolución que dignificó la labor del artista y facilitó el desarrollo del arte y la literatura”, afirmó Marrero en consonancia con los estatutos de la organización.

El qué hacer para lidiar y vencer los nuevos retos que propone la nueva normalidad en pandemia desde la función como escritores y el compromiso con la nación, fueron puntos, entre otros, abordados por los presentes. Hay dos grandes tareas, según dijo Alberto: el cumplimiento de los acuerdos del congreso y el proceso de crecimiento en las filas de la asociación.

Quedó claro que para ello es importante y vital eliminar la rutina; establecer un diálogo verdadero, sin cortapisas; la mirada crítica y autocrítica de la organización y sus miembros; el “bajar” a la comunidad, auscultar allí donde el cúmulo de malestares atiza los fuegos, sobre todo, si no se escuchan los problemas de la gente.

Candentes debates protagonizaron los asistentes. Fotos del autor.

¿Está de espaldas el creador? no, el artista es un componente más de la comunidad y los problemas de su entorno le son comunes. Hay que tener convicción para reconocer los errores desde el atril de la dirigencia, afirmaron algunos asistentes.

Los diálogos profundos, sin sorderas, bidireccionales; son importantes. “Sin burocracia y rigidez ideológica en nuestras discusiones…hay que estudiar el problema de la autonomía en la cultura”. A eso llamaron, enérgicamente, otros.

Se reconoció también, dada determinadas prácticas, enraizadas y erráticas, que predeterminan los criterios y las acciones, la pérdida de convocatoria de la Uneac, “problemas de naturaleza estructural, ya sistémicos”. En criterio de la membresía, se debe mejorar el funcionamiento estructural de la llamada vanguardia artística.

Otros temas como el derecho de autor, el problema de las publicaciones, la poligráfica; la política editorial que prioriza lo vendible y no lo artístico, el procedimiento legal respecto a los derechos de los escritores como ciudadanos; la concreción de un trabajo político cara a cara, a pie de obra y no solo por las redes, entre otros puntos, fueron abordados por los presentes.

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