Creado en: febrero 19, 2022 a las 09:25 am.

Regino Boti Barreiro y el patrimonio

Por Jorge Núñez Motes

En diversos foros realizados en la ciudad de Guantánamo en los inicios de este 2022, no ha dejado de ser objeto de análisis el cuidado y preservación del patrimonio construido, asunto en lo que esta ciudad a orillas del río Guaso posee una encomiable y destacada riqueza. La enumeración puede ser larga, por lo que sirva mencionar como ejemplos el edificio del Palacio Salcines, una joya del eclecticismo cubano de principios del siglo XX; la Plaza del Mercado, icónica construcción de la misma época que la anterior, por sólo mencionar dos y añadir la presencia de los pretiles de hojalata que tan bien caracterizan el eclecticismo constructivo de esta ciudad.

Sin embargo, por sobre todos los ejemplos destaca el inmueble donde naciera el 18 de febrero de 1878 el poeta e intelectual Regino Boti Barreiro. Y en la celebración del 142 aniversario de su natalicio, bien vale esta mirada en profundidad al inmueble y su valor patrimonial.

La ciudad como contexto

Surgida de diversos asentamientos poblacionales durante el siglo XVIII, la ciudad de Santa Catalina del Guaso, o del Saltadero, presenta un desarrollo urbano de carácter marcado ya en la tercera década del siglo XIX. Paralelo al surgimiento y fomento de la villa se están dando las condiciones socio-culturales que van a determinar las particularidades de la cultura popular tradicional de esta zona del país: v.gr. el complejo sonoro del changüí, en tanto fiesta, música y baile, de clara raíz hispano-africana, y considerado el antecedente más antiguo del son; o la aparición de las Tumbas Francesas, resultantes de la presencia de colonos franco-haitianos emigrados entre 1795 y 1805, quienes no solo socialmente dejaron su influencia en la zona, sino  que también  lo hicieron desde el punto de vista económico –se debe a estos emigrantes la introducción de la práctica agrícola del café y el algodón-, amén de ciertas peculiaridades lingüísticas en el habla de los habitantes del territorio más oriental de la isla, entre otras muchas aristas donde hoy es posible rastrear esas influencias.

Están dadas las condiciones para que la villa del Guaso comience su despegue urbano, en  la medida en que irá consolidando la imagen de ciudad, que tiene como característica más relevante el diseño en  cuadrícula con ejes viales orientados exactamente Norte-Sur y Este-Oeste, representativo de lo más avanzado del pensamiento urbanístico del siglo XIX. ¿Acaso detrás de las arterias espaciosas y rectas que forman un sistema coherente de comunicación   no están las claras influencias del barón Haussman? ¿O la estructura en damero no recuerda el trazado viario en cuadrícula de Ildefonso Cerdá para la ciudad de Barcelona? No olvidemos que franceses y catalanes orbitaron desde siempre en el surgimiento de la incipiente ciudad y que  los habitantes de esta zona decimos “balance”, “guapén” y “Monte Rus”, evidentes traslados fonéticos de los vocablos franceses balançoir,“bois de pain y Mont Rouge. Mientras, el poeta Regino Boti hablaba cariñosamente de la “parquedad catalana” de su aldea. El próximo año celebraremos  el aniversario 210 de la compra del Hato de Santa Catalina, donde hoy se asienta parte de la ciudad, por parte de una empresa integrada por  franceses residentes en la zona, ocurrido el 22 de noviembre de 1803. 

Mediado el siglo XIX , la industria azucarera y el cultivo del café fueron los renglones económicos fundamentales de la incipiente ciudad y sus alrededores rurales, mientras se consolidaba un sector de pequeños y medianos comerciantes que caracterizará el posterior desarrollo del territorio y que posibilitó que a la altura de 1857 se desarrollara un primer tramo del ferrocarril entre el sur de la ciudad y Cerro Guayabo en la cercana bahía  mediante las inversiones de ingleses y norteamericanos. Así, Guantánamo fue la segunda ciudad de la isla en poseer este medio de transporte y como refiere el historiador José Sánchez Guerra “… al estar en el catálogo de lo moderno para su época, los vecinos y autoridades lo erigieron como un punto de referencia obligado a la hora de exhibir realce”.

En 1870 el gobierno colonial le otorga a Guantánamo el título de Villa, y en 1871 aparece el periódico “El Eco”; se está ante el primer testimonio escrito de la historia local, al tiempo que constituye el primer vehículo de una incipiente difusión cultural. En 1880 se comienza  a publicar “La Voz Del Guaso”, el que se mantendrá hasta la década del noventa del propio siglo.

Hay que señalar también el desarrollo cultural que tiene la villa a partir de1880 por la existencia de diferentes sociedades y “la presencia de jóvenes que habían cursado estudios en España, Francia y los Estados Unidos y que dotaron a la vida pueblerina de Guantánamo de los aires de modernidad de dichos países y de la capital de la Isla. A finales de la década se suman otros aspectos que inciden de forma determinante en la modernidad de la todavía villa como las comunicaciones interoceánicas a través de la Compañía del cable francés desde el 3 de mayo de 1888 y que ponía al alcance de los habitantes de la ciudad las informaciones económicas, políticas y culturales más significativas de todo el mundo.

 En 1889, un descendiente de franceses, Don Luis E. Simón, funda la Sociedad La Luz, importante centro cultural desde su expresión arquitectónica: primer edificio de dos plantas de la ciudad, realizado con técnicas constructivas de avanzada para la época; se habla también del gusto y la elegancia de sus interiores, desde los vitrales o el mobiliario, realizado por expertos ebanistas guantanameros que habían perfeccionado su arte con los franceses que  procedían  de las mejores escuelas politécnicas de París. Y lo más importante, su clara definición ideo-política  en defensa de los intereses de los criollos frente al colonialismo español, al extremo de ser considerada como la sociedad cubana que más contribuyó a la independencia del país en el siglo XIX.

El último lustro de este siglo trae el alzamiento de Pedro Agustín Pérez en la finca “La Confianza”, el 24 de febrero de 1895, en el inicio de as acciones de la segunda contienda bélica por la independencia de la Isla. Terminada la guerra, aparece en Guantánamo un nuevo periódico: “La Voz del Pueblo” (1899), el que se publicó hasta 1962, siendo considerado por tal motivo el decano de los periódicos de la antigua provincia de Oriente.

La ciudad dará la bienvenida al siglo XX con la plena depauperación del sistema de plantaciones en la industria azucarera como consecuencia directa de las acciones bélicas del 95, a pesar de su fortalecimiento en el período comprendido entre ambas guerras de independencia. Económicamente la industria azucarera local tendrá una nueva recuperación en la segunda década del siglo XX como consecuencia de otro conflicto bélico: la I Guerra Mundial.

En lo social, 1902 vio el advenimiento de la República “mediatizada”, con la Enmienda Platt como fuerza política de sumisión a los designios e intereses norteamericanos: la concesión de las “carboneras”, que en el caso que nos ocupa, se convirtió en la Base Naval norteamericana enclavada desde entonces en la zona sur de la Bahía de Guantánamo, lo que ha sido un factor particularizador en el desarrollo socio-político de este territorio.

La dinamización económica de la ciudad estará determinada por la existencia de una extensa red de comercio minorista a partir del estímulo que representó la base naval yanqui, por una lado; mientras –como se apuntaba- se asistía al incremento agrícola, fundamentalmente el cultivo de la caña de azúcar. En ningún momento existió interés en incentivar el desarrollo industrial de  la zona más allá de lo concerniente a la propia industria azucarera. Pequeños y medianos comerciantes y terratenientes conformarán una burguesía media que no mostró interés en el desarrollo industrial, más de la importancia de los servicios incentivados por el estímulo comercial de la base naval norteamericana.

El poeta e intelectual

En este contexto, nace el 18 de febrero de 1878 Regino Eladio Boti Barreiro, quien con el paso del tiempo se convertirá en una de las voces literarias más importantes del inicio del siglo XX cubano, al desarrollar no solo una importante obra poética además de otras vías expresivas dentro de la literatura como la crítica, el periodismo, el ensayo literario y el ensayo histórico; así como una abundante y casi desconocida obra plástica que desarrolló de manera paralela a su obra literaria.

La obra toda de Regino Boti resulta un hito imprescindible en el panorama cultural cubano del siglo XX. Es casi un lugar común destacar la significación de un libro como Arabescos mentales (1913), al superar el marasmo cultural de la primera década del nuevo siglo –fundamentalmente en la lírica-, cuando Cuba desde la muerte de Julián del Casal y José Martí dormía un transitorio aletargamiento expresivo y conceptual, luego del cual la nación resultaría vivificada a partir del movimiento renovador del que Regino E. Boti fuera una figura clave junto a José Manuel Poveda y Agustín Acosta. Pero la obra de Boti va más allá. Habría que señalar también los aires de avanzada contemporaneidad de sus libros El mar y lamontaña(1921); La torre del silencio (1926); Kodak-Ensueño (1929) y Kindergarten (1930); o sus trabajos de crítica literaria, en los que derrochó agudeza perceptiva y audacia expositiva. Entre  estos  ensayos  de temas literarios se destacan “La  Avellaneda  como  metrificadora”,  “Dilucidaciones  métricas”, “Martí  en  Darío”, “Tres temas  sobre  la  nueva  poesía” y “La  poesía  cubana  de Nicolás Guillén”, entre los más importantes.  También se acercó a los temas históricos, como son: Guillermón.  Notas biográficas del General Guillermón Moncada (1911); Guantánamo.  Breves apuntes acerca de los orígenes y fundación de esta ciudad (1912) y El 24 de Febrero de 1895 (1923). Como investigador literario Boti publicó obras desconocidas de Rubén Darío, por quien profesaba gran admiración;  a saber, Hipsipilas (1920); El árbol del Rey David (1921); Para hipsipilas (1923), entre otros estudios y recopilaciones publicadas. También compiló cantos populares cubanos recogidos en La lira cubana (1913).

Por otro lado, Boti  fundó  y  dirigió  el  periódico El  Resumen y  la  revista Chic; además colaboró en revistas como El Pensil; Oriente Literario; El Cubano Libre; Orto; Cuba  y  América;  Cuba  Contemporánea;  Revista  de  Avance;Bohemia; Letras; Revista Bimestre Cubanay los periódicos El Fígaro, Diario de la Marina, y El Mundo, entre otras publicaciones periódicas.

En cuanto a su formación, se  tituló en  1911  como  maestro público, en 1913  se hizo  Bachiller;  Doctor  en  Derecho  Civil  en  1917  y al  año siguiente  fue  nombrado  Notario  Público.  En 1942 este importante intelectual se graduó de Doctor en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana. Por sus méritos, el autor de El mar y la montaña integró la Academia de  la  Historia  de  Cuba,la  Academia  Cubana  de  la  Lengua, como miembro correspondiente en Guantánamo  y la  Academia Hispanoamericana  de Ciencias  y  Artes  de  Cádiz. 

Es importante destacar su estancia en Barcelona entre 1894 y 1898; allí ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza de Barcelona, como alumno oficial en el curso 1895-1896; luego continúa sus estudios en la enseñanza libre y faltándole dos asignaturas para terminar, regresa a Cuba de forma súbita en 1898 y fue el momento de indudable educación estética apegada a los cánones del cambio de siglo.

El inmueble

Regino Boti nació en la casa familiar, adquirida por su abuelo Gaudencio Boti Font, uno de los fundadores de la villa, a otro inmigrante europeo de origen italiano. La transacción se hizo el 11 de octubre de 1852 y se le da la estructura actual al año siguiente. Actualmente el inmueble se localiza en la calle Bernabé Varona #s 403-405, entre Pedro A. Pérez y José Martí, las que antes de 1898 recibían los nombres de Vizcay, Concha y Majón, respectivamente

Se trata de una casa de estilo colonial del tipo de vivienda calificada como colgadizo de ladrillos, madera y tejas del país, según consta en el registro de la propiedad de1873; tipología que resultó muy extendida en las pequeñas ciudades del interior del país. Se   desarrolla en un solo nivel, con planta en forma de U; posee muros de ladrillos y horconadura de madera dura, pisos de mosaicos y la antecede un portal corrido con pie derechos de madera tallada que sostiene la cubierta de zinc galvanizado. Esta edificación muestra una recia carpintería en puertas de tipo española sin postigos, las ventanas de dos hojas de tipo tablero sin guardapolvos ni ménsulas; la cubierta es de tipo colgadizo con drenaje libre a la calle y al patio. Interiormente ha sufrido transformaciones que han alterado la estructura interna original. En 1949 aparece inscrita como casa de mampostería, tablas y techos de cinc con pisos de mosaicos. Durante los años sesenta se le incorpora carpintería de tipo Miami y se añade una sala de estar en parte del patio interior. En ocasión de la celebración del Centenario de Regino Boti en 1978 se realizó un proceso de rehabilitación en la vivienda que introdujo elementos de carpintería interior con el objetivo de dotar de privacidad a algunos locales

En 1985, la Comisión Provincial de Monumentos la declaró Monumento Local, por la Resolución No.46; en 1986 le otorgó a esta vivienda el Grado de Protección I y en diciembre de 2010, la Comisión Nacional de Monumentos la declaró Monumento Nacional (Resolución No. 5, del 12 de diciembre de 2010). Es la única edificación en la ciudad de Guantánamo que posee esta condición.

Valores arquitectónicos, culturales, históricos y ambientales son exhibidos por esta edificación en tanto constituye una genuina representación de la vivienda tradicional guantanamera de mediados del siglo XIX, al conservarse íntegramente todos los elementos constitutivos de este tipo de arquitectura; está ubicada en la parte más antigua del Centro Histórico Urbano y desde el punto de vista urbanístico se apropió de las regulaciones vigentes en la ciudad como es la realización de portales, hecho nada común en las viviendas de la ciudad ubicadas en el eje Este-Oeste.

Como nota interesante en parte de su obra pictórica, Regino Boti, tomó como sujeto a la vivienda, bien sea en una interesante acuarela de 1931 de la fachada principal de la vivienda, junto a otra de la tapia lateral fechada , así como numerosas que están referidas a los patios interiores de la vivienda. Un innegable valor añadido a este ya importante inmueble.

El estado actual de conservación de este inmueble está calificado de malo. Las principales lesiones de la edificación están centradas en el asentamiento en los pisos, humedad, eflorescencia y desconche en muros, pudrición y roturas en la carpintería, filtraciones que han provocado la pudrición y fallos en la estructura y la tablazón de la cubierta, así como la pudrición y roturas en la carpintería, además tiene infestación por termitas y xilófagos en parte de la estructura del techo, incluso en el área donde se encuentra parte de la documentación del archivo personal del poeta. Si a todo lo anterior se añade la falta de mantenimiento a lo largo del tiempo – no olvidar que la última restauración como se dijo tuvo lugar hace más de 40 años, en 1978, en ocasión del centenario del poeta-, además de soluciones y añadidos que atentan contra la seguridad y la imagen formal y estética de la edificación.

Más allá del propio inmueble, se debe señalar el valor de lo atesorado, fundamentalmente mobiliario de época que es parte del patrimonio mueble de la familia como juegos de sala y de cuartos, vitrinas, escritorios, archivos, todos en muy buen estado de conservación pero que deben ser preservados. Es importante aclarar que esta vivienda es la única en el país que resulta la casa natal de un personaje importante de la cultura cubana que está habitada por sus descendientes.

No suficiente con todo lo anterior, la casa atesora los archivos del poeta que según la clasificación realizada por su hija, la Dra. Florentina Boti León, albacea de estos archivos hasta su fallecimiento, incluye lo siguiente, según se refiere en la página web “Yo hago arte en silencio”, localizado en su momento en el sitio del Instituto del Libro.

Más de 25 libros y folletos que recogen toda la poesía y los ensayos publicados,  con su proceso de elaboración en los originales ( hasta 1930); la  correspondencia activa y pasiva de Boti con centenares de escritores, muchos de los más importantes de América Latina y España, aún sin clasificar; Ensayos inéditos sobre Martí, Darío y Casal, entre otros; la poesía inédita, que incluye los originales en el proceso de elaboración; comentarios personales, políticos, de arte y generalidades; más una impresionante colección – más de mil trabajos- de acuarelas, bocetos, dibujos y caricaturas realizados por este intelectual entre 1894 y 1956. Amén de su biblioteca personal y una extensa colección de periódicos de los siglos XIX y XX.  Todo lo anterior convierte a este archivo desde el punto de vista material y por significación, en uno de los más importantes reservorios literario y artístico  del país.

Desde los inicios de la década de los ochenta del pasado siglo se manejó la idea de construir en el patio esquinero de la vivienda otra edificación con el objetivo de convertirlo en archivo, de tal suerte que se pudiera contar con las condiciones que un archivo de este tipo demanda. Sin embargo no fue hasta entrada la primera década del nuevo milenio que se logró concretar la construcción que desde entonces acoge al Centro de Arte y Literatura “Regino Boti”. El nombre juega con las siglas de una institución cultural que existió en las primeras décadas del siglo XX, el Círculo Artístico y Literario (CAL) y de la cual Regino Boti fue uno de sus directivos.

Durante dos décadas han sido ingentes, intensos e infructuosos los esfuerzos realizados por intelectuales, organizaciones e instituciones de la cultura, como la UNEAC, el Sectorial Provincial de Cultura, el Ministerio de Cultura, hasta los gobiernos municipal y provincial. Sería interminable listar todos los aspectos que han dificultado la restauración de la casa natal de Regino Boti. Si en alguna ocasión fue la incomprensión de la familia, otras lo fue   la de las autoridades gubernamentales que si entendían la importancia del poeta, al mismo tiempo no estaban exentos de prejuicios hacia actitudes y posiciones de los descendientes; sin descontar las limitaciones que hoy tienen las instituciones estatales para intervenir en inmuebles particulares. No olvidar que como se señaló, es la única vivienda natal de un personaje importante de la sociedad, en este caso de la cultura, que todavía es habitado por sus descendientes. Y es, sin dudas, este último aspecto lo que ha complicado y alargado en el tiempo la decisión de emprender la restauración de este inmueble.

Entre los años 2008 y 2010 se pudo articular por primera vez una relación entre el Sectorial Provincial de Cultura y la UNEAC con la Dirección de Inversiones del  Consejo Nacionalde Patrimonio Cultural, la que se frustró por la no comprensión de la familia acerca de quién debía realizar el `proyecto de restauración. A la altura de 2014, a través del gobierno el municipio se trató de retomar el asunto, con la inclusión de la Dirección Municipal de la Vivienda como inversionista. El único resultado palpable fue el Proyecto de Intervención el Patrimonio de los arquitectos Iván Fernández-Rubio, Yamel Domínguez y Yaniel Rodríguez Vega, que tiene como aporte proponer el uso social de parte de la vivienda como museo atípico, de nuevo tipo o de manera parcial, como existen otros espacios similares en el país.

Más cercano en el tiempo, en 2017, después de la Asamblea de Miembros de la UNEAC, donde quedó – una vez más- como uno de los acuerdos principales, la Dirección Provincial de Cultura, con la colaboración del Grupo para el Desarrollo de la Ciudad, entró en contacto con la Oficina del Conservador de la ciudad de Santiago de Cuba y con el Arq. Omar López y su equipo de trabajo. De lo anterior se derivó un nuevo proyecto de restauración, encabezado por las arquitectas Naybel Lobaina Guilarte y Tania Valdés Ferrer. Por indicación del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, el inversionista de la obra deberá ser la Dirección Provincial de Patrimonio.

Hasta el momento se cuenta con el Aval de la Comisión Provincial de Monumentos y del Dictamen Técnico de la Comisión Nacional de Monumentos que aprueba el proyecto de Restauración. Mediado el año  2019 se comenzaron – ¡al fin! – los trabajos de  restauración de este inmueble, detenidos a inicios de 2020 por el  desfalco de los fondos con que se contaba. Luego del impasse de la pandemia, todo parece indicar que en este 2022 – si las condiciones epidemiológicas y financieras son favorables-, se reiniciarán los trabajos de restauración, gracias a la voluntad del Gobierno provincial al destinar recursos y nuevos fondos para el rescate de este significativo inmueble.

Si hasta ahora se ha trabajado para lograr la restauración del inmueble, se debe comenzar a pensar qué hacer con la enorme papelería del archivo del poeta, aspecto tan importante y relevante como el primero. Sin dudas es una asignatura pendiente hoy en el cuidado y preservación de documentos patrimoniales.

Y es que el rescate del patrimonio no es un fin en sí mismo. Con él preservamos el imaginario, la historia, la identidad y la idiosincrasia de un pueblo. No hay dudas de que demanda fuertes inversiones, que no gastos, que a la larga contribuirán a la solidificación de los valores de país.

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