Creado en: marzo 12, 2023 a las 02:06 pm.

Un coreógrafo temprano en la escena habanera (II)

Un ballet de acción en la segunda mitad del s. XVIII

Dediqué una crónica anterior a las primeras creaciones del coreógrafo Juan Bautista Francisqui en Cuba, desde 1801 hasta 1805, vinculado a la Compañía de Cómicos Habaneros.

Entre 1805 y 1810 está de nuevo en USA; aunque se me pierde un tanto su accionar, sé que reestrena en New Orleans, Le ballet des quakers ou Le Marechal des Logis en 1807 y su versión de Le déserteur française, en 1808. No dudo que a partir de 1809 haya trabajado de nuevo en New York, ciudad que ya comenzaba a ser más cosmopolita que la cuáquera Philadelphia.

Pero este artista parece haberse enamorado de Cuba, porque retornó a mediados de 1816 e inmediatamente se vinculó a compañías circenses.

El jueves 11 de julio de ese año, la compañía de volatines de Gerónimo Medrano anuncia que en el Teatro Principal, para su representación habitual a las 5 de la tarde, “se dará fin a la función con la famosa pantomima titulada: Arlequín muerto y vivo.   El título de esta pantomima nos remite, entre otros, a  The restoration of Harlequin, de Alexandre Placide, estrenada en New York en 1792 y entonces quizás interpretada por su alumno, Francisqui. Unos días después, el 14, Medrano incluye en su programa Arlequín pastelero, refundición de Arlequín estatua, pastelero y barbero, y de Arlequín médico, pastelero y barbero, estrenadas por Francisqui en los primeros días del Principal habanero en 1803. Es evidente que se trata de variaciones o quizás solo cambios de título sobre alguno de los múltiples argumentos sobre el tema surgidos en la Francia del s. XVIII.

El 4 de agosto, la compañía de maromeros incluye en su cartelera de ese domingo  Arlequín esqueleto, estrenada por autor desconocido en La Habana en 1792 y puesta por Francisqui en el Principal en 1803. La función de maroma del 11 finaliza con el estreno de otra coreografía, la pantomima burlesca titulada El baile del cuácaro -sic, cuáquero-, protagonizada por la artista invitada Luisa Ayra, bailarina de origen lusitano que figuraba entonces en la compañia teatral. Se trata de un tema llevado a escena por Francisqui en Charleston en 1794 y 1795; y como referí, en New Orleans doce años después, además de La Habana en 1803, siempre con títulos diferentes pero correlativos: The Brother Quakers; Les Trois Quakers ou Le Caffé Hollandois y Los dos cuáqueros o El recreo holandés. Y el jueves 15 se ofrece Arlequín barbero.

Semanas después, este artista se vincula a la compañía ecuestre del franco-canadiense Jean Breschard, que se instala en el circo inaugurado el año anterior en la Calzada de Guadalupe -luego conocida como Calzada de Jesús del Monte-. El 6 de octubre, se anuncia para ese espacio, después de la demostración ecuestre, la versión de Francisqui de El baile inglés, inspirada en el original de Doménico Rossi, con Luisa Ayra. Desde esa tarde, Breschard apuesta por vincular la danza a sus espectáculos: el 13 de ese mes Francisqui baila junto a Ayra Mirza y Lindor, estrenada por él en diciembre de 1803 en el Principal. El 27 de octubre, dirige para los ecuestres la pantomima histórica El naufragio del capitán La Perouse; igualmente, el 10  y el 17 de noviembre, El bosque peligroso o El hijo secreto. El 26 de diciembre el periódico anuncia para la función en el Circo El pajarero, que no es otra que Los cazadores burlados -puesta en 1803 en La Habana-  en la que baila con Luisa Ayra y Joaquín González.

Ubicación aproximada del Circo ecuestre de Breschard hacia 1816

Francisqui mantiene un bajo perfil en cuanto a la promoción de su nombre. No aparecerá asociado a la compañía del Principal. Es posible que  no se sintiera cómodo compartiendo responsabilidades con Joaquín González, quien viene haciendo una encomiable labor como primer bailarín y coreógrafo desde 1811. No obstante, como hemos visto, trabajará con este y otros profesionales del elenco habanero.

Siguiendo al investigador Jorge Antonio González encontramos el estreno de un ballet pantomímico el 29 de enero de 1816: La estatua por amor, casi con seguridad uno de los tantos inspirados en el mito de Pigmalión. La autoría pudiera ser de Joaquín González, aunque debo recordar que Francisqui, el 29 de junio de 1803, había puesto en el Principal Los caprichos de Galatea o El poder del amor, a todas luces inspirada en La statua animata, del creador del ballet moderno, Jean-Georges Noverre. Ahora lo protagonizan Luisa Ayra y Juan López Estremera.

El 1°de enero de 1817, el empresario de la compañia ecuesre anuncia para el Circo, a las 4 y media “…El baile inglés, pieza de relevante mérito que desempeñará el gran profesor, el Sr. Francisquí. Concluido dicho baile, se ejecutará la aplaudida pantomima titulada El bosque peligroso o El hijo secreto.” El 5 de ese mes, la compañía de Breschard organiza un beneficio a la artista invitada Luisa Ayra: “… Concluida la diversión de caballitos, se dará principio al baile favorito de boleras, por la dicha Ayra y el Sr. Francisqui […] concluido este se representará la aplaudida pantomima bailable titulada Los amantes en el bosque, en la que la referida Ayra y el Sr. Francisqui desempeñarán los principales papeles…” El 19 y 26  enero reestrena Las mercaderas de moda o El marido celoso, que en 1803 había dirigido y bailado en La Habana, ahora con  Ayra  y Mme. Breschard.

El 9 de febrero, para su beneficio,Juan Bautista Francisqui reestrena con la compañía de circo ecuestre Robinson Crusoe en la isla desierta. La había presentado durante su estancia habanera entre 1802 y 1804.

No puedo afirmar que Francisquise haya marchado de la compañía circense después de su beneficio, porque en el Circo de la Calzada de Monte se repone la pantomima bailable Vida y muerte de Arlequín.; el 5 de marzo los circenses estrenan en el Principal La muerte de don Antonio de Guzmán o El convidado de piedra, pantomima bailable, en la que se mencionan a La Venecianita, el Valenciano y el Inglesito; y el 15 de ese mes, reponen Mirza y Lindor, con la artista invitada Luisa Ayra, quien la había bailado con Francisqui en octubre.

En adelante, solo encontré dos referencias: el  15 de junio de 1818, la Escuela de Jesús anuncia la apertura de un curso de cultura general, en cuyo claustro aparece Francisqui como profesor de baile; y el 7 de enero 1820, enel Diario del Gobierno de La Habana   se anuncian “Juegos de manos en la casa del coreógrafo  y bailarín Juan Bautista Francisqui, en San Ignacio nº 15”. Dirigen y actúan los señores Senesama [o Simnizan] y Santiago Humbert.

No oculto a mis lectores que ha sido extremadamente laborioso investigar y escribir sobre este escurridizo artista. Pero no caben dudas de que fue un pionero de la actividad danzaria en Cuba.

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