Creado en: marzo 9, 2021 a las 08:52 am.

Rolando Julio Rensoli Medina: “Nuestro racismo es particular”(+Podcast)

La proyección social de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) ha sido sistemática y coherente con su proyección histórica. No creo que sea una meta adicional tener un diálogo con la sociedad, porque es algo que se propuso desde los inicios. Los miembros de la organización no son una élite encumbrada, sino el resultado de lo que ha creado la Revolución con su arte y su literatura. 

Escuchar a Rolando Julio Rensoli puede aclararnos los prejuicios respecto a la discriminación racial, de los que tanto intentamos escapar. Puede hacernos entender, con metodología de maestro, el tipo de racismo al que nos enfrentamos. El Vicepresidente de la Comisión Aponte y también profesor de la Universidad de La Habana, ha dedicado su carrera a la investigación de esta problemática social. Su obra radica, además, en impulsar, desde la UNEAC, cambios considerables en el modo de contar nuestra historia, de educar a las siguientes generaciones y de asumirnos como nación, en nuestra diversidad de tonalidades de la piel.

Rensoli parte del contexto fundacional de la UNEAC, para explicar sus roles sociales. ¿Por qué una organización de artistas, se encargaría de investigar y debatir respecto a temas de índole social como el racismo?, pues precisamente, porque quienes fundaron dicha organización venían de la sociedad anterior, para iniciar la transformación hacia la nueva sociedad cubana. “La mayoría de los miembros de hoy somos el resultado de la obra de la Revolución, de la enseñanza artística y universitaria; por eso defendemos una obra de origen popular y la organización es consecuente con la Revolución y las tradiciones populares que han nutrido la obra de sus integrantes”-afirma-.

La UNEAC ha conversado todo el tiempo con las bases sociales del pueblo cubano, que en definitiva, son las bases sociales de la Revolución. No podemos negar que en ocasiones ha sido el interlocutor necesario entre esas bases sociales y las estructuras estatales y gubernamentales. Ha sido la UNEAC en muchos temas la encargada de interpretar algunos de los problemas de la sociedad que han sido parte del programa revolucionario, pero que no se han logrado concretar por otras razones.

Comisión Aponte

No podemos olvidar el VI Congreso de la organización en 1998, donde nuestro líder histórico, el Comandante Fidel Castro, indagó en las valoraciones que se tenían respecto a los prejuicios y las manifestaciones de discriminación racial en Cuba. Ahí están las imágenes de las catarsis que se hicieron, de cómo se entendió que, a pesar de las políticas de equidad e igualdad y el carácter integracionista de la Revolución, faltaba mucho por hacer.

A partir de ese Congreso, la discriminación racial ha sido objeto de atención de la UNEAC. Se hicieron muchos proyectos que abordaban el tema, hasta que, finalmente, en noviembre de 2009, se constituye la Comisión José Antonio Aponte. Tras el debate con la sociedad, se logró conversar con la dirección del país y poner el tema en su agenda política.

Cuando el 20 de noviembre de 2019 es aprobado por el Consejo de Ministros el “Programa Nacional Contra el Racismo y la Discriminación Racial”, ya la “Comisión” había hecho un trabajo de 10 años, se había empoderado socialmente en eso, había entronizado el debate dentro y fuera de la organización. La UNEAC, puede decir que tiene el mérito de haber sentado las bases para ese futuro cambio social.

El racismo en Cuba

Somos una nación uniétnica, por tanto, nuestro racismo es particular. Lo primero que tenemos que hacer es reconocer cuán diferentes somos. Existen en Cuba más diferencias en hábitos, costumbres y tradiciones, por regiones y localidades, que por color de la piel. Ese es uno de los principales aportes al debate de la Comisión Aponte, la UNEAC y la intelectualidad cubana. Otro de los logros es el rescate de la memoria histórica, pues estas investigaciones buscan detectar cuán representada está nuestra diversidad en los materiales de estudio escolar y en nuestros monumentos.

Antes del 2012, por ejemplo, Aponte no estaba reflejado en los programas escolares. Se está rescatando, además, la última morada del General de División, Quintín Banderas, en el barrio de Jesús María y una escultura en el lugar donde fue asesinado. La diversidad de la historia cubana debe expresarse, pues existen muchos patriotas y personalidades de la cultura de color blanco, pardo o mulato.

Por otro lado, promovemos la obra de autores como Don Fernando Ortiz, que tanto aporta a este debate. No dejamos de tener en cuenta a José Martí, pues tanto en sus escritos, como en su procedencia y vida, se puede entender la mezcla que somos. Martí era hijo de españoles, nació en La Habana, fue un gran conocedor del racismo como fenómeno y descubrió el problema del indio, tras sus viajes por Latinoamérica, así como los problemas interétnicos de los Estados Unidos.

El pensamiento de Fidel también debe ser tenido en cuenta, pues en su viaje por Harlem, Estados Unidos, da un discurso donde reconoce la existencia de esos conflictos en Cuba y lo idealistas que habíamos sido, creyendo que con las políticas de igualdad resolvíamos el problema. Desde el punto de vista de la cultura, estudiar a estas y muchas otras figuras es crucial.

El censo de 2012 declara el crecimiento dinámico de los matrimonios intercolor. Nos seguimos mezclando entre nosotros, pero ello no significa que resolvamos el problema. El “Programa Nacional Contra el Racismo…” va más allá de los libros y los monumentos, se encarga también de estudiar el comportamiento del tema en los organismos formadores. Investigamos cómo en nuestros centros educativos se aborda la diversidad cubana y el racismo. Como resultado de nuestro análisis, podemos decir que en el “Tercer Perfeccionamiento de la Enseñanza General y Especial del Sistema de Educación”, estos temas han sufrido enormes transformaciones.

Los cubanos tenemos que tener muy claro a qué racismo, prejuicios y discriminación racial nos enfrentamos, porque, en ocasiones, se toman patrones exógenos para tratar nuestra realidad. Somos un país racializado sicológicamente, pero no étnicamente. Se trata de una población mestiza cuya mezcla étnica es palpable y está científicamente demostrada en el mapa genético del origen del etnos cubano.

No hablamos de un país que posea una mayoría étnica con una cultura hegemónica y minorías nacionales. Aquí todos somos cubanos y cubanas, con diversidad de pigmentaciones de piel. Según los genetistas, existen 110 tonos de piel para los seres humanos y en Cuba hay presencia de 105. Somos un país diverso, que agrupa esas tonalidades en tres grandes grupos: blancos, pardos y negros, lo cual no significa que seamos descendientes directos de europeos o africanos. Ya lo dicen nuestros refranes: “el que no tiene de congo, tiene de carabalí”, “el que no tiene de taíno, tiene de siboney” y “el que no tiene de gallego, tiene de asturiano”.

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