Creado en: mayo 20, 2022 a las 07:56 pm.
Un encuentro con la cultura avileña
Aquí no habían artistas acuartelados frente al Sectorial Provincial de Cultura o a la Uneac, exigiendo libertades ni “ocho cuartos”.
Aquí no estaban pseudo artistas envueltos en consignas apátridas ni en banderas del odio.
Todo lo contrario.
Aquí sí estaban los artistas de la vanguardia artística avileña convocados, no reunidos, por Yaquelín González López, funcionaria del departamento ideológico del Comité Central, para escucharnos en los Sí y en los No. Siempre a las buenas.
Estábamos en la galería Azagaya de la Uneac avileña, espacio que ha recogido la esencia de otros encuentros como ese, pero con viceministros de cultura, secretarios del partido, gobernador y vicegobenadora, intelectuales de prestigio y muchos más.
Porque eso es prioridad para nuestro nuestro Partido. Porque desde que tengo uso de mi derecho a asociarme con quienes creo conveniente, dígase Ahs y Uneac, he estado en asambleas, congresos, encuentros, debates, etc., ejerciendo mi derecho al habla y al voto, con altos dirigentes del partido y gobierno.
Y uno se pregunta, ¿esto es importante? Claro que lo es. La funcionaria será el vocero ante nuestro Presidente de la República y Primer Secretario del Partido, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, de lo que sentimos, pensamos, actuamos y nos duele, a los artistas avileños. O, al menos, a esta parte de la intelectualidad avileña que se aglutina en las familias de la Ahs y de la Uneac.
Nuestro reclamo se escucha.
Nuestra voz es una sola.
Y este 17 de mayo era un día más de esos, donde me podía sentar a dialogar con una funcionaria del Comité Central que abandonaba por un tiempo el calor de los suyos, en La Habana, para venir a interesarse por los artistas y periodistas de la más central de las provincias cubanas.
Eso es alentador.
Estábamos convocados para el encuentro desde hacía días. Ojo: convocados, invitados, no obligados ni condicionados. Teníamos la libertad de no asistir. Pero ahí estábamos en defensa de todo lo bueno que tiene nuestra cultura.
Éramos, al calor del agradecido café, un grupo de artistas interesados en el buen funcionamiento institucional. El pleno del ejecutivo provincial, más los presidentes de las distintas comisiones de trabajo de la Uneac. Y el director provincial de Cultura, Rodolfo Medero.
La tarde húmeda y no apacible era ideal para el diálogo. Yaquelín, después de recorrer la sede en reconstrucción y de interesarse por todos, recalcaba una y otra vez que no estaba ahí para hablar, sino, para escucharnos. Y nos escuchó. Mirándonos a los ojos, limpiamente, como una mujer empoderada.
Y nos sentimos en confianza y le hablamos, también, mirándole a los ojos.
Así mismo había sucedido con los artistas de la vanguardia joven en la Ahs, por la mañana. En un diálogo afable, animado y siempre honesto.
Así mismo había sucedido en el periódico Invasor, la radio, la televisión..
Ciego de Ávila, por estos días, vive la siempre agradable visita del Secretariado del Comité Central del PCC. Y se atestigua lo bueno y lo malo que ocurre en este territorio famoso por sus poetas y portales.
Lo primero fue contarle por donde iban los acuerdos del IX Congreso de nuestra Uneac. Y las cosas quedaron elocuentes. Se puso en evidencia que ninguno de los reclamos de entonces no habían caído en saco roto. La voz de Alberto Fernández Pena, Presidente del Comité Provincial, fue clara y concisa.
Ahí estaban los teatros ya reparándose, y otras instituciones de la cultura.
Ahí estaba la librería Ateneo ofreciendo café y libros para todos.
Ahí estaban, incluso, los acuerdos que fueron tomándose después del Congreso, porque la cultura “no tiene momento fijo” y es un organismo vivo que se va formando de todo lo que hace el Hombre y para el Hombre.
Por eso se habla del local que ocupa la editorial Ávila. De la terminación del inmueble para ensayos de nuestra banda de concierto y la Casa de la música.
Se habló de Florenciarte, Majaguarte, galerías y conciertos, de teatro y libros. De artistas que piden la palabra. Se habla, también, de la historia de Cuba y de esta Revolución que acoge en su seno a todo Hombre y Mujer de bien.
Y de mucho más. Porque estábamos ahí para ser escuchados y así fue.