Creado en: octubre 24, 2021 a las 09:58 am.

Ballet Lizt Alfonso Dance Cuba: sensualidad y cubanía

 En el Ballet Lizt Alfonso Dance Cuba todos son dioses

                                                                                                                     Francisca Oiz

Con esa paradigmática cita de la crítica y periodista peninsular Francisca Oiz, reportera de la agencia española EFE, quiero evocar —a través de esta crónica— las tres décadas de la fundación, en la Ciudad Maravilla, del Ballet Lizt Alfonso Dance Cuba, que jerarquiza la primera bailarina, maître y coreógrafa habanera y cubana ciento por ciento.

La prensa local e internacional no ha escatimado elogios en calificar a dicha compañía como una de las mejores agrupaciones de su tipo, que se ha presentado —con éxito de público y de crítica— en escenarios de todas partes del orbe.

Los espectadores que aman el estilo fusión —cultivado por la emblemática agrupación— han ovacionado hasta el cansancio la excelencia artístico-profesional de los bailarines, quienes con talento, disciplina, y organización en el proscenio, hechizan, embrujan, a los fieles admiradores con que cuenta la compañía insular, tanto en el archipiélago cubano, como fuera de nuestras fronteras geográficas.

El Ballet Lizt Alfonso Dance Cuba ha exaltado a la cima de la montaña, no solo la cultura nacional, «escudo y espada de la nación cubana», al decir del Comandante Fidel Castro Ruz (1926-2016), sino también el estilo inimitable, que identifica a tan popular conjunto músico-danzario.

El dominio de la técnica académica y la interpretación teatral, la sensualidad que irradian por todos y cada uno de los poros del cuerpo y del alma, así como el gracejo criollo (incluida la gestualidad), que los bailarines les imprimen a los movimientos físicos en que se estructura el arte danzario, y que son expresión legítima de la maestría técnico-interpretativa que caracteriza a los miembros de dicha agrupación.

Por otra parte, habría que destacar la integralidad artística que singulariza a los danzantes,ya que lo mismo interpretan un palo de flamenco, una danza española, una rumba, Patrimonio Intangible de la Humanidad, o un ritmo cuyas raíces hay que rastrearlas en el mestizaje afro-hispano que —según el doctor Eusebio Leal Spengler (1942-2020), historiador de La Habana— nos particulariza como nación y como pueblo.

De acuerdo con la doctora Ivette Fuentes de la Paz, miembro del Consejo Internacional de la Danza, «la metáfora poética de la danza […] es filamento de una estética que, «en su aspiración al vuelo [intelectual y espiritual, genuina expresión del verdadero virtuosismo]», busca el espacio donde se funden [en cálido abrazo] contenido y expresión, forma y esencia, materia y espíritu […]». 

El Ballet Lizt Alfonso Dance Cuba hace vibrar de emoción al auditorio y a los colegas de la prensa que cubren sus funciones aquí y allende los mares, porque los bailarines —con la forma tan peculiar de interpretar el estilo fusión, y la manera sui generis en que se entregan al arte danzario— «¡son puro fuego!»

Desde la UNEAC, felicitamos sinceramente a los integrantes del Ballet Lizt Alfonso Dance Cuba, y en particular, a su directora general, por las tres décadas de vida artístico-profesional en el campo de la danza, así como por su consagración en cuerpo, mente y alma al desarrollo de esa disciplina artística.      

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