Creado en: noviembre 3, 2023 a las 11:56 am.

Cuatro artistas imprescindibles de la música contemporánea cubana

El Festival de Música Contemporánea de La Habana, que se extenderá hasta el 4 de noviembre, no solo incluye en su repertorio lo experimental y diverso de una Isla caribeña, marcada por la influencia de diferentes corrientes sonoras, sino también rinde homenaje a figuras que cambiaron el devenir artístico de la nación.

Esta 35 edición del evento se inspira también en la obra de cuatro compositores, pianistas y pedagogos, que a través de su sensibilidad y cubanía se cuestionaron cómo sonaba la mayor de las Antillas y de qué manera podrían reflejarla las futuras generaciones.

En el aniversario 105 de dichos intelectuales, este Festival auspiciado por la Asociación de Músicos de la UNEAC invita también a revisitar sus vidas. Una de las formas más genuinas de honrarlos es precisamente indagar en sus obras y adentrarse en la musicalidad que caracterizó a cada uno de ellos.

 MARÍA MATILDE ALEA: LA PEDAGOGÍA COMO CELULA RÍTMICA

Aunque en 1940, María Matide Alea ganó el premio de la popularidad en la radio RHC Cadena Azul con su obra, Mi última canción, su mayor recompensa durante 88 años fueron sus Miniaturas Rítmicas Cubanas, una obra didáctica editada por la EGREEM que revolucionó la enseñanza de la música para niños y niñas en Cuba, a partir de la introducción de células rítmicas provenientes de géneros nacionales.

La artista nacida en Camajuaní tuvo desde pequeña predilección por las películas musicales y, posteriormente, se convirtió en una magnífica pianista y compositora de más de 200 canciones líricas, romanzas, boleros, congasy aproximadamente 50 lieders. Autora de Te quiero y qué, Volverás a mí y Pequeña danza, María Matilde Alea fusionó las raíces africanas y españolas en su repertorio mediante sones, danzones y guajiras.

Como subdirectora del Conservatorio Fernández Vilá desarrolló nuevas vías de aprendizaje de piano, solfeo y apreciación musical. Su labor como profesora en el Centro de Música del Municipio Regla y en la Escuela de Música Alejandro García Caturla, entre 1968 y 1974, solo fue el comienzo de una vida dedicada al trabajo artístico-cultural con niños y adolescentes.

La pedagoga fue miembro de la UNEAC y participó en el evento internacional Músicos de las Américas, que tuvo lugar en Nueva York en 1999, así como en el 1er Encuentro Iberoamericano de Mujeres en el Arte, celebrado en México en 2001.

Hasta su fallecimiento, el 9 de noviembre de 2006, ofreció sus conocimientos a cualquier niño o joven con talento musical que se acercara a su casa en la calle Línea del Vedado, los impulsaba a superarse en niveles de enseñanza superiores. 

ALFREDO DIEZ NIETO: «UN PIANISTA POR ACCIDENTE»

El decano de los autores de la música de concierto combinó los conocimientos adquiridos en el Conservatorio Iranzos, con la sonoridad criolla de sus maestros Amadeo Roldán, Jaime Prats y Pedro San Juan. Su repertorio no obedeció nunca a un plan netamente tonal ni folklórico, sino otras a formas de su propia invención.

Lo que pocos saben de este pedagogo y compositor es que su llegada a la música fue, como él mismo le confesó al periodista Pedro de la Hoz: un accidente. «En mi casa siempre hubo un ambiente propicio para la música. Mis padres, mis hermanos, entre ellos dijeron: Alguien tiene que estudiar piano aquí y me designaron a mí», narró.

La sensibilidad de Alfredo Diez Nieto, así como su interés por las consecuencias de la esclavitud en Cuba y las ansias de libertad, lo llevaron a componer Estampas, Recuerdo, Canción de Cuna y Yo ta´ pedí aguinaldo. Entre 1982 y 1983 hizo otras tres obras imprescindibles: Quinteto no. 2, Capricho no. 4 y Concertino.

Reconocido como uno de los creadores más significativos de la música insular, el autor de Los diablitos fue además profesor de armonía, orquestación, piano, contrapunto, historia de la música y composición. Su pedagogía en el Instituto Musical Khloly, el Conservatorio Amadeo Roldán, la Escuela Nacional de Arte y el Instituto Superior de Arte, ayudó a formar diferentes generaciones de artistas.

El Premio Nacional de Música 2004 fundó y dirigió el Conservatorio Alejandro García Caturla. También, junto al musicólogo Odilio Urfé, contribuyó a la apertura del Instituto Musical de Investigaciones Folklóricas en 1949, después denominado Seminario de la Música Popular.

Alfredo Diez Nieto no sólo concibió la Orquesta Popular de Conciertos Gonzalo Roig, además introdujo transformaciones en los planes de enseñanza como director de la Escuela para Instructores de Arte en 1963.

ARGELIERS LEÓN: EL PADRE DE LA MUSICOLOGÍA CUBANA CONTEMPORÁNEA

La obra de Argeliers León sentó las bases de la musicología cubana del siglo XX, a través de su análisis y explicación de los procesos culturales cubanos mediate un enfoque antropológico, de proyección histórica y evaluando las condicionantes clasistas de la sociedad.

«Sus investigaciones en Cuba sobre la música, cantos, toques, instrumentos, bailes, gestualidad, vestuarios, menaje, culinaria, costumbres, tradiciones, expresiones del pensamiento religioso, relaciones grupales, y todo el inmenso campo de acciones y reacciones que provocan las muy diversas prácticas culturales populares de nuestro pueblo, no partieron de criterios preconcebidos por cuales o tales teorías. Su principio fue siempre el de la investigación in situ, sin interferencias artificiales que pudiesen desdibujar su autenticidad», reconoció el profesor Jesús Gómez Cairo.

Junto al etnólogo Fernando Ortiz, fue otro descubridor del papel extraordinario de la influencia africana en la vida insular. El autor Del canto y el tiempo aportó nuevas interpretaciones sobre la cubanía y estudió las teorías musicológicas y folklóricas de Alemania, Francia, Inglaterra, Estados Unidos, España y América Latina.

No solo fue profesor de solfeo y teoría en el Conservatorio Municipal de La Habana, también impartió clases de musicología en el Instituto Superior de Arte. Entre 1959 y 1961 dirigió el Departamento de Folklore del Teatro Nacional de Cuba, el Departamento de Música de la Biblioteca Nacional José Martí y la revista de Música del Instituto de Etnología y Folklore de la Academia de Ciencias de Cuba.

Los estudiosos de su obra establecen tres etapas fundamentales de Argeliers León como compositor: el uso de la técnica tonal y el nacionalismo, los cánticos de homenaje y, finalmente, el aleatorismo y la música electroacústica.

HAROLD GRAMATGES: UN FUTURISTA Y RENOVADOR

En una de las lecciones que impartió en el Conservatorio Municipal de La Habana, el pedagogo dijo: «Uno cree dominar las reglas de la música, pero es al revés, ella se adueña de ti y determina sus propios caminos». Así lo narró su discípulo Jesús Ortega en el artículo Harold Gramatges: Cien años de sobrevida, publicado por el periodista Pedro de la Hoz en La Jiribilla.

Este pianista santiaguero, considerado uno de los más importantes representantes de la creación musical cubana del siglo XX, legó su sabiduría a una importante generación de compositores a la que pertenecen Roberto Valera y Juan Piñera. Gramatges fue pionero en la década del 40, junto a otros 12 artistas, en crear la primera escuela de composición en la Isla, dónde se abordó la música clásica con una perspectiva nacional basada en la libertad, la contemporaneidad y la cubanía.

Su obra abarca el piano, la guitarra, la música de cámara, coral, orquestal y la canción de concierto. Escribió temas para la danza, el teatro y el cine.

Harold Gramatges fundó la Orquesta Juvenil del Conservatorio Municipal de La Habana, del Grupo de Renovación Musical y el Departamento de Música de Casa de las Américas. Además, presidió la Fundación Cultural Nuestro Tiempo, entre 1951 y 1961, y fue profesor emérito y jefe del Departamento de Composición del Instituto Superior de Arte en la capital.  

Como destacó el crítico Oni Acosta: «Su estilo de transgresión sonora, de constante experimentación tímbrica con base profunda en el desmontaje de las maneras convencionales de hilvanar secuencias armónicas, y su lúdico concepto rítmico, hicieron rápidamente que fuera considerado un futurista y un renovador».

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