Creado en: enero 17, 2024 a las 09:54 am.

El incesante bregar de una mujer con alas

Por Yeilén Delgado Calvo

Zaida del Río (Remedios, Villa Clara, 1954) es una tormenta, una fuerza única, trepidante, creadora. Parece siempre a punto de levantar vuelo, como sus ya eternas mujeres pájaro, para conquistar un nuevo modo de plasmar la riqueza de su sensibilidad, un mundo interior al que la realidad entra para salir siempre transformada en arte.

Esa búsqueda incesante la ha hecho pintora, muralista, grabadora, ilustradora, dibujante, diseñadora escénica, escultora, ceramista, performance, poeta, profesora e intérprete musical… y nunca termina.

«Ahora, por ejemplo, estoy haciendo una serie de collage con los bailarines de Acosta Danza, algo que no había hecho antes; ya lo mostraré próximamente». Lo dice en el portal de su casa, en el Vedado habanero, un espacio relativamente pequeño, donde están el caballete, los materiales de trabajo, y donde los intensos colores de la pintura se unen al verde de la vegetación circundante.

Zaida, presa aún de la emoción por la noticia: el Premio Nacional de Artes Plásticas 2023, en razón de «la obra de toda una vida, el aporte por más de cinco décadas al arte cubano, y por ser una artista con una obra múltiple y reconocible debido a su sensibilidad y expresión», reconoce que se ampara en el oficio en lo que llegan las musas.

«Trabajo por las mañanas, antes lo hacía por la noche y todavía a veces también; pero ahora lo prefiero aquí, en este espacio, con los árboles a la vista. Menos los fines de semana, lo hago todos los días, una o dos horas, tenga o no deseos; voy haciendo fondos y otras cosas, poco a poco, hasta que llega la inspiración».

Mientras las notificaciones y llamadas a sus teléfonos no paran, se confiesa sorprendida, porque no esperó que premiaran a mujeres dos años seguidos. Flora Fong, quien recibiera el máximo galardón correspondiente a 2022, y fungió ahora como presidenta del jurado, dijo al felicitarla que «se había hecho justicia».

«Las mujeres –explica Zaida– le han aportado mucho a las artes plásticas cubanas, tenemos muy buenas pintoras. Hay muchas otras que habrá que ir reconociendo, como Julia Valdés o Alicia Leal».

Entre los 24 artistas nominados por 47 instituciones de todo el país, el jurado decidió, por unanimidad, ensalzar a esta exponente de la Generación del 70, cuya obra tiene, unidos a otros muchos méritos formales y poéticos, el de haber traspasado los límites de la élite artística y el reconocimiento de la crítica, para hacerse familiar a los cubanos y muy apreciada.

Sobre lo que supone recibir un Premio que representa, de cierta manera, la cúspide, es categórica: «Ciertamente, es el más importante que se da, pero con él o no, hay que seguir aportando a la cultura.

«Llega en el mejor momento, porque mi obra y yo tenemos madurez, he trabajado mucho y veo las cosas de manera diferente. Me dirijo hacia otras perspectivas. Me quedan caminos por recorrer; siempre estoy trabajando, investigando y haciendo cosas nuevas».

Vuelve el diálogo a la inquietud artística que está en el centro de sus motivaciones y también de su vida, se nota en las paredes de su casa, en la atmósfera espiritual que allí se respira y la retrata:

«Soy una persona muy inquieta. He cambiado en disímiles ocasiones de técnica, y creo que eso fortalece mi obra. La diversidad está también en que he tratado de entender muchos mundos diferentes». Y parece que su indagación no acabará nunca. Atrapar la belleza, reflejarla, es camino infinito; uno al que Zaida no renuncia, pese a la altura de su cima.

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