Creado en: septiembre 26, 2021 a las 09:41 am.

Enrique Lazaga Varona, el güirero más famoso del mundo

Enrique Lazaga Varona, quien será reconocido mañana lunes con el Premio por la Obra de la Vida de la Asociación de Músicos de la UNEAC, continúa activo a los 82 años de la existencia, mediante su aporte cotidiano al pentagrama nacional, ese al cual se consagró desde el trabajo musical propio hasta en la docencia en la Escuela Nacional de Arte u otras instituciones de primera línea de la nación.

El señor del güiro -nominado en tres ocasiones al Premio Grammy, una de estas por intermedio del CD Tremenda rumba, junto a Maraca y su otra visión-, nació en Cienfuegos en 1939, año de la fundación, allí, de la Orquesta Aragón. Creció al influjo de la música de su progenitor, el instrumentista Juan Enrique Lazaga.

A través de sus primeros años formó parte de diversas agrupaciones en su ciudad de nacimiento, para más tarde integrar los colectivos artísticos del Conjunto Casino, las orquestas Riverside y de Israel López (Cachao).

Lazaga fue incluido, además, en otros proyectos a la manera de la Charanga de Oro de José Loyola, Yumurí y sus hermanos, las Afrocuban All Stars con Juan de Marcos González y el Buena Vista Social Club.

Trabajaría asimismo al lado de maestros como José Luis Quintana (Changuito), Arístides Soto (Tata Güines) y Orlando Valle (Maraca).

Este hombre -considerado el güirero cubano de mayor reconocimiento en nuestro país y el mundo-, de igual modo, incursionaría a lo largo de su vida en la composición. De su autoría son temas semejantes a Oye Vicente, Los rolos de Teresa, Eternamente nuestro, Dicen que sufro, Checoslovaquia cha cha cha, Y se baila así o Una descarga cualquiera.

Compuso asimismo el conocido número Canto a la felicidad, estrenado por la Ritmo Oriental en 1973, difundido por La Magnífica de Elio Pacheco en Venezuela, popularizado e inmortalizado por la Sonora Ponceña en su producción Explorando como  en Canto al amor, con las voces de Tito Gómez y Yolandita Rivera, y consolidado por la Orquesta Broadway en Nueva York.

Justo al lado de la Ritmo Oriental, Lazaga tejió una historia fantástica en la música cubana. Comenzó en dicho emblema sonoro criollo desde su mismo inicio, primero como administrador y luego en calidad de director. Fue un largo periplo abarcador de las cuatro décadas corridas entre los años 50 y 90 del pasado siglo.

En entrevista concedida en 2020 al colega Rolando Alfonso Venereo, el músico manifestó que a la larga la Ritmo Oriental debió desintegrarse debido al poco apoyo recibido por la empresa a la cual pertenecía, algo de veras lamentable.

También le comentaba, entonces, desde lo más íntimo, lo siguiente al periodista: “Me duele que los estudiantes no conozcan los géneros de la música popular cubana y que muchos no se esfuercen lo suficiente. A veces me preguntan si tengo algún secreto con el güiro. Y te digo que no, el secreto está en que hay que estudiarlo. Y me preguntan ¿cómo que estudiarlo? Sí, hay que dedicarle tiempo, mucho tiempo. Tener la fuerza suficiente que lleva su ejecución. Es triste que lo diga. Pero mira que he tratado de hallar alguien que me siga, no aparece. Ni en los güireros que hoy tocan en los cientos de grupos que tenemos. No es una petulancia mía.

“Pasará lo mismo que con Pancho Terry. Hay muchos tocadores de chequeré, incluso, entre los religiosos, pero que lleguen a tener su calidad, no hay nadie. De verdad que hasta ahora no sale ninguno que me pueda sustituir y si esto es así cuando yo me muera van a tener que aprenderlo por los discos. Y oye esto que te voy a decir: El güiro es el instrumento que estabiliza la sección rítmica de cualquier agrupación, si no, ¿por qué en todas las agrupaciones de la música popular cubana hay uno? ¿Sabes por qué? Porque todo el mundo tiene que entrar por el güiro”, añadía Lazaga.

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