Creado en: marzo 16, 2024 a las 05:53 pm.

Frank Fernández y la obertura de la excelencia

Por Lázaro Hernández Rey

Una muestra indivisible de talento ensalza en las manos de Frank Fernández la representación de obras clásicas. El amplio rango dinámico característico de esas composiciones tiene una fragua de maestría en sus manos, seña de identidad, complicidad y dedicación, irreductible a las fronteras de los conceptos para quien sonríe acompañado la complejidad de otras piezas, en un diálogo sublime entre música e intérprete.

“Pianista, compositor, orquestador, pedagogo, productor discográfico, organizador de espectáculos, promotor cultural constituyen facetas de una proyección poliédrica caracterizada por la intensidad, el rigor y la pasión”. De esa forma lo valoró el periodista Pedro de la Hoz. Para él Frank, a tono con su abarcadora producción, también merece un análisis detallado de sus composiciones.

El piano conserva en su vida la extensión pormenorizada de andanzas en el universo musical. Junto al virtuosismo interpretativo, Frank ha transitado por un extenso camino en la composición, con obras significativas en varios géneros musicales y en tareas como productor, director y arreglista.

Muestra de ello fueron sus colaboraciones con agrupaciones como Los Muñequitos de Matanzas, el Team Cuba de la Rumba y Son 14, así como con un gran número de artistas, entre quienes están Celina González, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Omara Portuondo, Augusto Blanca, Vicente Feliú, Pancho Amat y Noel Nicola, por citar algunos ejemplos.

Refiriéndose a él, Silvio Rodríguez llegó a decir:

“Quien haya tenido un disco mío en sus manos, podrá leer el nombre de Frank Fernández, a veces como arreglista, como coarreglista, como asesor artístico o como productor. Ahora quiero agregar, cosa que no suele salir en los discos, que Frank Fernández, además, es compañero, hermano y maestro (…) Su madurez artística y humana ha sido determinante, en muchos casos, no solo para mi trabajo, sino para todo el movimiento de la Nueva Trova”.

Esa impronta destacó, además, por el mimo y la atención esgrimidos como maestro en la formación de generaciones de pianistas cubanos, muchos de los cuales han sido premiados en diversos eventos y festivales, y conservan la certeza innata en la creación y el amor por la música.

Dicha línea de aportes en la enseñanza del piano en Cuba también está complementada por las investigaciones de una carrera con más de seiscientas piezas en diversas áreas. Ello no solo demuestra su versatilidad, sino también las impresiones de un artista que honra con su trabajo las posibilidades creativas al amparo de las raíces musicales clásicas y tradicionales: “El arte en general y la música en particular poseen un nivel de persuasión, convencimiento y de ternura mucho mayor que cualquier proyecto o cualquier discurso teórico”, expresó en una ocasión.

El pedagogo ruso Víctor Merzhanov, quien le impartiera clases durante su formación en Moscú, se refirió a él con estas palabras: “Frank ha sido el mejor alumno de mi clase porque él no es solo pianista. Al haber estudiado dirección coral, ser compositor y tener esos contactos con la música popular latinoamericana, su sonido se caracteriza por un cantábile tan personal y expresivo que uno es capaz de reconocer su interpretación aun sin estarlo viendo”.

Tal condición se imbrica, además, con las significaciones múltiples en la subjetividad de quienes disfrutan de sus creaciones. De forma paralela, Frank Fernández sigue trascendiendo como uno de los representantes más distinguidos de la música en Cuba. Su obra continúa, cual obertura de excelencia, representando una invitación amena a la impronta de un autor reconocido con justeza.

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