Creado en: febrero 7, 2021 a las 09:01 am.

Gilberto Valdés también de Matanzas

Otro gran músico de Matanzas Gilberto S. Valdés, se une a Miguel Faílde, Dámaso Pérez Prado, Senén Suárez, La Sonora Matancera y Los Muñequitos de Matanzas.

Gilberto nace el 21 de mayo de 1905, estudió en Matanzas y en Cárdenas. Fue a tocar allí a los quince años con la orquesta de José Raventós y adquiere conocimientos de la música sinfónica.

Se traslada a La Habana terminando la década de 1930 y estudia con Pedro San Juan y Hernández Pilato. Termina su preparación musical en los Estados Unidos.

Ya de nuevo en La Habana trabaja con la orquesta de Los Hermanos Lebatard. Comienza a realizar trabajos con el folclor musical cubano. La diva Rita Montaner lo aborda para hacer experimentos en esa música, en la que hizo una sorprendente creación, en el Teatro Principal de la Comedia. Gilberto se percata de que Rita hace maravillas con la voz, era una verdadera artista del espectáculo.

En 1937, el artista hace alianza nada menos que con el sabio Fernando Ortiz, gurú del folclore negro y la música ancestral africana. Con el apoyo de Ortiz y el Departamento de Turismo de la Alcaldía Municipal organizas tres conciertos en el Anfiteatro de La Habana (Habana Vieja), teatro tan subutilizado hoy día en la música afro y el espectáculo popular.  

Comienzan a difundirse y tomar vuelo obras como Ogguere, Bembé, Ecó, Tambó, Sangre africana.

Para 1940 Gilberto viaja a Nueva York, donde funda la primera charanga danzonera que se haya escuchado en esa ciudad. Entre 1946 y 1956 Gilberto lo nombran compositor y director musical del Ballet de la negra afroamericana Catherine Dunham, una de las máximas difusoras de la danza negra en la ciudad de los rascacielos. Ella provoca que hasta el mismísimo Marlon Brando se haya fascinado con lo afrocubano que Catherine exportaba o trasplantaba, desde los cabaretuchos de la Playa de Marianao hasta los newyores.

El actor se inscribió en los cursos de Catherine Dunham, bailarina negra que enseña la conga, la rumba, el chachachá, el mambo y danzas “primitivas”, tomadas de los cabaretuchos de la Playa de Marianao, en las afueras de la ciudad. Zona roja del mundo arrabalero de la música más caliente de todo el continente.

El estudiante de Actor’s Studio, Marlon Brando esperaba ansiosamente durante toda la semana esa visita al Palladium; donde tocan Tito Puente, Willie Bobo, Tito Rodríguez, Machito y las mejores orquestas afrocubanas.

En 1948 Celia Cruz en la RHC Cadena Azul, acompañada por la pianista Isolina Carrillo, canta Ogguere, de Gilberto Valdés y Berta Villa le interpreta Rumba abierta y El botellero, en el teatro Auditórium (actual Amadeo).

En 1949 Gilberto es contratado para tocar y grabar en la firma Montilla, en Madrid, la música sinfónica afrocubana.

La trayectoria de Gilberto S. Valdés es extensa, va desde 1920 hasta 1971 más de medio siglo y, sin embargo, esa música hoy día casi ha sido excluida del repertorio de muchos cantantes afro de Cuba. Esa es una tarea para las empresas musicales del país.

Gilberto está incluido en la lista exclusiva de Ernesto Lecuona, Jorge Anckermann, Moisés Simons, Roldán y Caturla. Lo recordamos hoy como uno de los clásicos populares de Cuba.

Algunas de sus obras: Ogguere (canción de cuna), Rapsodia de pregones, Baró, Tambó, Sangre africana, Ecó, Guaguancó, Rumba abierta, Suite negroide, Sangre africana, Danza de los braceros, Pulpería, Ballet, Likó-ta tumbé, Evocación negra. El botellero (pregón grabado por Bola de Nieve).

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