Creado en: mayo 12, 2023 a las 10:31 am.

Hablar y recordar a Heras León es un privilegio

Por Leandris Noa Faez

A la pasión de Eduardo Heras León (1940-2023) por las letras y el ballet, a su entrega por la pedagogía, los talleres literarios, la ayuda solidaria a los artistas y la búsqueda constante de herramientas para el crecimiento del movimiento de la narrativa en Cuba, se acercaron varios escritores e intelectuales este jueves desde la Sala Villena de la UNEAC.

En el encuentro se recordó cuando ganó, en 1967, el Premio David que otorga la organización, y se dialogó sobre el significado de los textos La guerra tuvo seis nombres y El libro de los elogios, enfatizando también en la conexión con la obra de Julio Cortázar y Gabriel García Márquez y de su incansable labor en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, del cual fue su fundador.

Para su eterna alumna, la escritora y actual directora de la institución, Dazra Novak, entre sus más grandes enseñanzas destaca cultivar la cultura y potenciar que las nuevas generaciones crecieran en el ejercicio creativo de cualquier índole. «Por su puesto que el mayor impacto lo tuvo en la Literatura, pero lo hizo de manera tan amplia que abarcó no solo a los escritores sino también a los lectores».

Hablar sobre el Premio Nacional de Literatura, crítico de danza y referente de la cuentística nacional es un privilegio porque encierra un valor incalculable. Así lo expresó el narrador, ensayista y profesor, Francisco López Sacha, quien compartió varias experiencias con Heras León.

«Creo que nadie escribió mejor sobre Playa Girón. En primer lugar, porque testimonió la épica de la Revolución y, en segundo, porque formó a más de 500 escritores en este país, al hacer un trabajo encomiable, excepcional y único de magisterio literario en el Centro Onelio, además de su trabajo conjunto con la UNEAC y el Instituto Cubano del Libro. Fue también editor, maestro de artillería, fue campeón de ajedrez, fundidor de acero… Todas esas cosas le dieron un background extraordinario para convertirse en el escritor que fue y al mismo tiempo en el gran pedagogo que siempre será».

En síntesis, una vida consagrada a la construcción de proyectos a favor de la lectura, como igualmente se le catalogó, dejando un legado significativo para la mayor de las Antillas.

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