Creado en: mayo 10, 2021 a las 07:31 am.

Hermanas Fáez: famosas y universales a la tercera edad (III)

Cándida Fáez rememora los bellos momentos de sus giras por el mundo / Foto del autor

No imaginaban ni René ni las hermanas Fáez que aquellas fiestas familiares en las que se cantaba por pura afición y amor al arte transcenderían las fronteras no solo de Camagüey sino también de Cuba.

El dúo cautivó con sus voces a espectadores de París. En la capital francesa las Hermanas Fáez cantaron en un teatro, con gran escenario y balcones. Es como el termómetro de los artistas que llegan a la ciudad europea.

En sus paredes aparecen fotos de artistas distinguidos de todo el mundo que han actuado en la hermosa y amplia mansión parisiense (desde la década de 1940). Cerca del escenario, en lugar de lunetas los espectadores ocupan los asientos colocados en hermosas mesas.

Refiere René que tuvieron muchos éxitos durante la actuación de viernes a domingo «a teatro lleno, a tope, tan fue así que tuvimos que realizar dos conciertos diarios (matinée y nocturno). Descansamos dos horas y por las noches repetíamos la actuación».

«En París, luego del rotundo triunfo participamos en programas de Radio y Televisión. Intercambiamos, de tú a tú, con destacados intelectuales y locutores, entre los que resaltan la cantante sudafricana Zenzile Miriam Makeba, conocida también como Mamá África y el director de cine, guionista y productor español Pedro Almodóvar Caballero, entre muchas otras figuras».

Las Hermanas Fáez cautivaron a los espectadores franceses que tuvieron la posibilidad de escuchar sus dulces voces. Grandes lumínicos resaltaban la imagen de las dos mujeres.

En uno de los recorridos por París, observan en un hermoso edificio de la avenida de Montmartre una foto de gran formato de las dos hermanas. Quedaron atónitos.

La gira de las hermanas Fáez fue un rotundo éxito. /Foto del autor

«– ¡Miren aquello!» –señala René.

El edificio se veía a kilómetros del auto en el que viajaban.

La Fotografía en una gran tela cubría la altura del edificio.

Candida queda sorprendida y se tapa con las dos manos la cara.

«¿Será una ilusión?», pensó Cándida:

«No queríamos ni mirar. ¿Cómo es posible que nos pudieran pintar de ese tamaño en un edificio?»

En una estación de radio también pusieron en las afueras la foto de Cándida y Flor.

Similar experiencia vivieron en Montpellier, una ciudad del sur de Francia, capital de la región de Languedoc-Rosellón y del departamento Hérault. Está cruzada por dos ríos, el Lez al este y el Mosson al oeste. Situada sobre un terreno ondulado, a diez kilómetros de la costa mediterránea.

«Para entrar a ese pueblo se transita por una carretera con un acantilado y en el farallón pintaron las imágenes de mis dos sobrinas. Aún estaban los creadores y le dieron a Cándida y a Flor un spray para que firmaran. Ambas firmaron y los dos hombres estaban muy alegres».

El periplo por el sur de Francia de las Fáez, recordó René, constituyó toda una revelación insólita.

«Le celebraron el cumpleaños a Cándida en Tolup y nos invitaron a un restaurante. Habíamos viajado de extremo a extremo de la ciudad a ese establecimiento, que estaba lleno. Cuando las dos mujeres entraron al restaurante, todas las personas que estaban en el sitio se levantaron de las sillas y comenzaron a aplaudirlas. Cándida y Flor habían actuado en un teatro muy lejos del restaurante, así que es imposible que hayan sido los mismos espectadores del concierto que acaban de ofrecer. Lo anterior demuestra la gran popularidad de las Hermanas Fáez en Francia».

La gira transcurría con todo éxito y emociones deslumbrantes. En una de las actuaciones del dúo Hermanas Fáez en Francia, el productor quería terminar el concierto con la canción «Perdón»[1] y René se negaba rotundamente.

«– René, vamos a cerrar el espectáculo con la canción «Perdón», indicó el productor con acento francés.

«–Pero, usted, ¿cómo va a terminar el concierto en baja? – se negó René.

«– Pues, sí, vamos a cerrar con «Perdón».

«– Bueno, ¡canten Perdón a ver qué pasa!, –dice René molesto.

«Perdón es una canción muy linda, pero para cerrar un espectáculo no es la más adecuada», meditó René.

Cuando las Hermanas Fáez comenzaron a interpretar la canción se hizo un silencio casi absoluto. Aquellas voces dulces y limpias llegaban al corazón de cientos de personas que concurrían al concierto. La voz prima de Flor seguida por la de Cándida encantaban: «Perdón vida de mi vida/ Perdón si es que te he faltado/Perdón cariñito amado/ Ángel adorado dame tu perdón/ Jamás habrá quien separe/ Amor de tu amor el mío…»

Los luminotécnicos dirigían las luces hacia los espectadores que escuchaban conmovidos aquella melodía. En sus rostros corrían lágrimas de la emoción. «Cuando miramos para el público todo el mundo estaba llorando», admitió René.


[1] Perdón de Vicente Fernández.

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