Creado en: abril 11, 2023 a las 09:53 am.

Julio Travieso: una pluma para respetar

Foto: Endrys Correa Vaillant

El estilo limpio y contundente de Julio Travieso Serrano esplenden su pluma, artífice de obras trascendentales donde, con todas las letras, ha tratado con acierto e inteligencia y expresiones sencillas y diáfanas, el tema de las problemáticas del hombre y el mundo.

De ochenta y tres vueltas al Sol ha sido testigo el Premio Nacional de Literatura (2021), quien llegó al escenario de la letra impresa con el cuento Días de guerra (1967), merecedor del Premio Concurso Editorial Granma. Es en estas páginas donde inmortalizó su historia de insurrecto.

«Quise testimoniar, desde la literatura, lo que me sucedió. A los catorce años fui detenido por la policía; luego, en una segunda detención, fui torturado y enviado a la cárcel donde estuve hasta el primero de enero de 1959. Esos sucesos y otros similares, los volqué en la literatura», contó el excelso escritor al sitio digital de Habana Radio.

Cuenta el autor de 16 libros, casi todos referentes en la Literatura Cubana, que el deseo de escribir guio sus destinos cuando era muy joven.

«Eso fue gracias a mi madre, Violeta, historiadora, con varios libros sobre la Intendencia de Hacienda, El Real Consulado y la historia del ferrocarril en Cuba, escribía poesía. Desde temprano me inculcó el amor por la historia y la literatura y me alentó a escribir».

«Además de la literatura, siempre me ha apasionado la historia», contó el intelectual al sitio Cuba Literaria Ediciones Digitales. «Entrar en los misterios del pasado, con sus múltiples interpretaciones y decenas de testigos ―cuando los hay― es algo fascinante. Historia y literatura van del brazo. Pudiéramos decir que la historia es una gran novela, sin conclusión, aunque, como dijera Milán Kundera: “el novelista no es un historiador ni un profeta, es un explorador de la existencia”».

Variedad de géneros signa la virtuosa obra de Travieso Serrano, quien ha compartido su rol de escritor con el de docente y traductor. Son varios los textos de este erudito de las letras que han merecido elogios de la crítica especializada y trascendido en certámenes competitivos, como Llueve sobre La Habana (2004), traducida a no pocos idiomas, y su novela Cuando la noche muera, Premio de Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) de Novela Cirilo Villaverde.

Aunque no pone por delante a ninguna de sus creaciones, se advierte una simpatía especial por El cuaderno de los disparates (2017). Algunos artículos que circulan por internet dan cuenta que las primeras páginas nacieron en Nueva York, mientras impartía un curso en una universidad.

«El libro fue creciendo entre clase y clase y entre paseo y paseo. Empecé a verlo como el libro escrito por otra persona y a reírme con las ocurrencias del personaje», ha contado una y otra vez.

Títulos como El libro de Pegaso dedicado al público juvenil; Un nuevo día (1984); Los corderos beben vino (1970) El prisionero (1979) Larga es la lucha (1983) y A lo lejos volaba una gaviota (2004) prestigian, también, la vida artística del autor de Llueve sobre La Habana, (2016), a quien se le dedicó el último capítulo de la Feria Internacional del Libro de La Habana.

Para el dueño de una de las bibliotecas personales más valiosas del país y tesorero de piezas extraordinarias del mundo de las letras, el libro no ha dejado de ser ese objeto trasmisor de nuestra cultura, que nos convoca a reflexionar y nos provoca satisfacción. Por ello sigue soñando y poniendo en punta su tintero para dar luz a otros relatos que, como los de la de Cuba a lo largo de 200 años, la vida en La Habana del periodo especial, y otros, resultarán el alimento espiritual y el colirio perfectos para sus lectores.

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