Creado en: julio 8, 2021 a las 08:13 am.

La piel rojiza del Camagüey, donde la cerámica es patrimonio

«La belleza viene del corazón y se derrama por los dedos del alfarero».

Bernard Leach, ceramista inglés.

Debido al esfuerzo de un grupo de integrantes de la filial agramontina de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA), entre otros, enriquece la memoria histórica de la organización, la compilación periodística La piel rojiza del Camagüey. La cerámica, patrimonio de la ciudad.

El texto ha sido traducido por varias casas editoriales europeas al alemán (Die rötliche Haut von Camagüey), ingles (The reddish skin of Camagüey), francés (La peau rougeâtre de Camagüey), italiano (La pelle rossastra di Camagüey), portugués (A pele avermelhada de Camagüey) y ruso (Красноватая кожа Камагуэя).

En la compilación (veinte capítulos y 140 páginas), se incluyen más de un centenar de fotografías para resaltar la labor del grupo de artistas afiliados al ACAA y colaboradores. Devienen apuntes para la historia de la cerámica en la también conocida Ciudad de los Tinajones.

Titulo Las Urbes. Autor Ramón Guerra López. Técnica Cerámica con Engobe./ Foto del autor

Es una selección de trabajos publicados en distintos sitios digitales o virtuales de Cuba y el extranjero, entre los que están el portal nacional de la UNEAC, Primicia Diario, CamaguebaxCuba, Prensa Latina, Turismoencubacom, Radio Nuevitas y Radio Camagüey.

Camagüey es una región, en la que la cerámica tiene carta mayor de presentación. Varias generaciones creadoras han desarrollado con maestría un oficio de herencia aborigen y retomado por españoles, fundamentalmente catalanes, con lo que aprovecharon las bondades de los yacimientos de barro aquí existentes.

Este libro propone un encuentro con esos hombres que hoy hacen del barro piel de la ciudad rojiza de tejados y campanarios que desafían la infinitud del tiempo.

En la introducción a La piel rojiza del Camagüey… el prestigioso ceramista Nazario Salazar, afirma: Convertido en contenedor de sólidos o líquidos, la utilidad del barro se hizo evidente de forma simultánea en fecha perdida en el tiempo, ya que, en su grado más simple, la cerámica no necesita de instrumentos sofisticados para su elaboración: bastan necesidad, ingenio y las diestras manos del hombre.  

La Cuba precolombina también poseyó artefactos elaborados por obradores de diferentes culturas agro-alfareras, de lo que el colonizador ibérico dejó pocos vestigios, al introducir, paralelamente a sus intereses depredadores, hábitos, gustos, obrajes ancestrales y costumbres que convirtieron a nuestra villa, en símil de las variopintas ciudades, al estilo del siglo XVI europeo.

Obra de Lester Israel Hernández Siere./ Foto del autor

Precisa el también miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), que el 13 de marzo de 1516 arriba a Santa María del Puerto del Príncipe el primer alfarero peninsular a bordo del carabelón Osado, procedente de Sevilla. En el censo demográfico y socio–económico de 1519 ya se señala la alfarería nativa de Puerto Príncipe y desde finales de 1522, se exporta a través de la Casa de Contratación de Sevilla.

Puntualiza Nazario Salazar: En la actualidad, mujeres y hombres del barro, fruto directo de la simiente plantada por el abnegado maestro alfarero de antaño, brindan a las más disímiles instalaciones y plazas de toda Cuba, la gallarda presencia de la pieza más significativa de nuestra cerámica: el tinajón, pieza primigenia, punto de partida para los hacedores de la actual cerámica camagüeyana, una valoración de cuya obra recoge acertadamente esta selección de trabajos periodísticos…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *