Creado en: agosto 16, 2021 a las 05:07 pm.

Nuevos retos a los 60

Cuando la UNEAC alcanza sus primeros 60 años este 22 de agosto del 2021, la nación vuelve a estar en jaque, como en aquel 1961 fundacional, y su cultura soberana amenazada por sujetos que no han dudado en provocar disturbios en medio de una alarmante situación epidemiológica y una aguda crisis económica, agravada por las estranguladoras sanciones impuestas por Donald Trump, no aliviadas en lo más mínimo por Biden.

Que el detonante de esa situación sean grupos de artistas jóvenes o no, que para mostrar sus inconformidades decidieron unirse a lo peor del exilio en Miami con apoyo logístico financiero, confirmado, de Estados Unidos, es cuando menos una muestra de ignorancia sobre qué se puede esperar de ese apoyo perverso cuando hay tan notables evidencias, a escala internacional, de los efectos nefastos que dejan las intervenciones, de cualquier tipo, en el desarrollo cultural de los países donde llegan los EE.UU. ,o los secuaces de su política,en nombre de la libre expresión, la libertad y la democracia.

No entender esa dinámica diabólica es cuando menos ignorancia, pero también puede ser una manifestación de ceguera voluntaria que desconoce lo decisivo de los destinos de la nación, para favorecer, no los cambios verdaderos que requiere el país, sino el retroceso hacia fórmulas viejas conocidas en Cuba durante los primeros 58 años del Siglo XX, fórmulas que han incrementado el desastre en el planeta con el neoliberalismo del Siglo XXI.

Muy lejano, no ya de la sensibilidad artística, sino de la humana, han estado esas manifestaciones contra la paz y la estabilidad del país, que han instigado al desboque en sectores delincuenciales y  estimulado a franjas poblacionales agobiadas por el incremento de carencias de todo tipo, por falta de atención a asuntos que no fueron atendidos por las autoridades locales con la premura que requerían, según las posibilidades reales, y no pocos desajustes acumulados  en los ultimos 30 años.

Durante la crisis de los 90 el país perdió a sus fundamentales colaboradores del este europeo, se agudizaron las tensiones económicas y sociales, reaparecieron conductas, actitudes, pensamientos que se creían abolidos como la prostitución,, expresiones de discriminación racial, incremento de la pobreza, corrupción, marginalismo, la indisciplina social, factores que fueron acentuando desigualdades poblacionales a pesar de que se mantuvieron, aunque con la precariedad que dictaban  las circunstancias adversas, los ejes fundamentales de las conquistas sociales. La propuesta de Fidel ante tal situación, fue salvar la cultura a toda costa, como expresión de la naturaleza identitaria amasada desde los primeros días de la lucha emancipatoria.

Los tanques pensantes de las administraciones estadounidenses tuvieron muy en cuenta todas esas realidades crispantes cubanas, la desaparición física de Fidel y la natural de la generación histórica para trabajar más intensamente con un nuevo instrumento, las nuevas tecnologías y seducir a jóvenes creadores que a pesar de las escuelas donde estudiaron son fruto de las decepciones de sus padres que vieron disminuidos sus sueños de progreso, decepciones en las que ellos han crecido con mayores posibilidades de becas, visas, publicaciones y dinero si asumen una actitud subversiva respecto a Cuba, donde, por otra parte, decisiones y decisores no dieron siempre los mejores ejemplos de eficacia práctica y espiritual aunque produjeron numerosos cambios beneficiados por una relación económica favorable con Venezuela y luego al restablecerse, por breve tiempo, las relaciones con Estados Unidos al final del mandato de Obama.

La escalada contra Cuba sigue los mismos manuales aplicados en Venezuela y Nicaragua, a pesar de que ninguno de los  tres países son idénticos en sus estructuras políticas y gubernamentales, porque en realidad el fomento de la subversión en ellos no es para favorecer la libertad, la democracia, ni ventajas sociales que en, presuntas democracias, como Chile, Colombia o Brasil, no están conseguidas, si no para destruir gobiernos que a pesar de los defectos que pueden señalarse, no se doblegan ante EE.UU., quien, además, hace todo lo posible , dictatorialmente, para mellarlos con sanciones, agresiones, dando sustento a las fuerzas más conservadoras de cada lugar para provocar el caos y la insolvencia económica.

Que algunos artistas, cineastas,escritores, nobeles o consagrados, no comprendan esas tramas evidentes, es verdaderamente lamentable, crea fisuras de las que se aprovechan las fuerzas reaccionarias y no propicia el sostenimiento  de un diálogo efectivo para la solución de conflictos que requieren voluntad de entendimiento y no la destrucción de lo existente, festinadamente, sin ninguna responsabilidad con las consecuencias que ello puede provocar para la soberanía y la cultura del país.

Por supuesto que dialogar es la manera más civilizada de dirimir contradicciones de cualquier origen y la Uneac ha reabierto sus puertas, con las limitaciones que impone la pandemia, para sus Diálogos por los 60, en los cuales sólo puede participar una representación de los miembros de las asociaciones pero han propiciado visibilizar los retos que deben guiar la agenda post cumpleaños.

Es evidente que los ámbitos de la creación artística, la literatura, las ideas son muy diversas, como  la sociedad misma, pero esa afirmación no es una novedad, ni una desgracia, si se trabaja a favor de un consenso que tribute al enriquecimiento de la cultura nacional, ahora amenazada no por los que piensan diferente sino por los han puesto sus diferencias al servicio de una anticultura hegemónica a quien no le importa el futuro de Cuba, solo doblegarla al estilo nazi, por hambre y penurias, utilizando a quienes le sirven de peones ilustrados.

La Uneac tiene importantes fortalezas en todo el país, precisamente por la diversidad de miembros y expresiones artísticas que, como integrantes de la vanguardia cultural, en alianza con la Asociación Hermanos Saíz, pueden intensificar su meritoria labor en todos los territorios desde la radio, la televisión y las redes sociales y cuando sea propicio, de manera presencial.

Es importante una mayor presencia en los medios comunicacionales de más amplio alcance, que difunda obras, autores, repercusiones en las comunidades, propicie debates estéticos y fomente la capacidad de pensar, cuestionar y proponer.

Son tiempos de tensar todas las oportunidades para crear, transmitir, recepcionar, crecer como antídoto a tantas contrariedades dolorosas que rodean el 60 aniversario de la Uneac, cumpleaños que dicta renovar para defender la cultura libertaria que nos quieren colonizar.

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