Creado en: abril 12, 2021 a las 10:44 pm.

El palpitar de una casa

La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) celebrará  este 22 de agosto sus 60 años de fundada. Foto/ Liesther Amador.

Dicen que algunas casas tienen alma, una suerte de ángel que guarda sus recuerdos, los pensamientos y experiencias de quienes por allí pasaron, vivieron, rieron, amaron y construyeron. Dicen también que esa alma se mantiene intacta, incólume al paso de los años.

Si esto fuera cierto, no caben dudas de que la casona con número 351, situada en la intersección de las calles 17 y H, en el Vedado habanero, tiene alma detrás de toda su historia. Allí, donde radica la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, desde 1961, se entremezclan belleza, cultura y tradición.

«Esta edificación es de las construcciones emblemáticas del Vedado -refiere la arquitecta Gina Rey- expresión de una época de esplendor, en que a partir de las ganancias de la industria azucarera se invertía por parte de los propietarios de esa riqueza en hacer grandes residencias».

«Al triunfar la Revolución Cubana, esas grandes residencias se convierten en instituciones culturales, con fines sociales, -explica la miembro de la Sección de Arquitectura y Urbanismo de la Asociación de Artistas de la Plástica de la Uneac- y este es un buen ejemplo de arquitectura ecléctica, con jardines muy generosos, con la reja perimetral, su volumetría muy variada, en el estilo ecléctico, que es una mezcla de los estilos clásicos, y precisamente, se considera uno de los ejemplos destacados dentro de las maravillas que tiene el Vedado».

La Uneac: sesenta años de creación artística e intelectual

«Antes del primer Congreso de Escritores y Artistas de Cuba, se creó un Comité Gestor. Entonces, se decidió gestionar la antigua residencia del banquero Juan Gelats Botet, en la calle 17 y H, que estaba vacía. Las llaves se las dieron a Pablo Armando Fernández, quien fue el primero en entrar a la casa donde funcionó ese Comité Gestor». Así recuerda esos primeros momentos el destacado intelectual Lisandro Otero, quien fuera el Secretario de Actividades Culturales en la dirección de la Uneac, que tuvo como primer presidente al Poeta Nacional, Nicolás Guillén, a Roberto Fernández Retamar como secretario coordinador y al poeta José A. Baragaño, en las Relaciones Públicas.

La Uneac quedó constituida el 22 de agosto de 1961, como acuerdo de ese primer Congreso, y desde entonces, al decir de la intelectual Graziella Pogolotti, la casona «era un lugar propicio para el encuentro informal entre escritores y artistas; pero significaba mucho más. Ofrecía los medios para participar, desde la perspectiva de los artistas, en la animación de la vida cultural y, más importante todavía, de intervenir con voz propia en las numerosas vertientes del debate de ideas característico de la época».

La destacada periodista y ensayista, reconocida recientemente con la Orden José Martí, evoca la etapa fundacional:

«Reducidas a lo estrictamente indispensable las oficinas, daba gusto visitar a Nicolás en su despacho, después de recibir el cálido abrazo de Sara Casals, la amiga de todos. Muy involucrada en mis tareas universitarias, yo pasaba de tarde en tarde. Era la ocasión de ponerme al día respecto a lo más reciente del acontecer cultural».

En sus remembranzas, sobresale uno de los momentos de confrontación histórica: «Como parte del pueblo, los escritores y artistas asumimos el lugar que nos correspondía en la defensa de la Patria. Cuando en la Crisis de Octubre la Isla estuvo a punto de desaparecer bajo el hongo atómico, nos acuartelamos en la vieja casona. En noches sin sueño, elaboramos textos e imágenes al servicio del combate necesario».

La Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso, el escritor Alejo Carpentier, el poeta José Lezama Lima, los pintores René Portocarrero  y Mariano Rodríguez, junto al ensayista y profesor José Antonio Portuondo, fueron los primeros vicepresidentes de la organización, dando fe de que reunía a lo más valioso de la intelectualidad cubana.

Reconocidos músicos, cineastas, actores, creadores, personalidades del arte, la cultura y la política, provenientes de diversas partes del mundo, han visitado la sede de la Uneac, dejando una huella perdurable en los jardines, salas y acogedores espacios de esta casa, declarada Monumento Nacional desde 2009, por sus valores arquitectónicos, estéticos e históricos, y que, más que la sede de la vanguardia artística e intelectual del país, ha devenido símbolo de la cultura cubana.