Creado en: mayo 3, 2021 a las 08:19 am.

Conversando con Laidi Fernández de Juan

Laidi Fernández de Juan, es narradora y cronista. Una de las voces imprescindibles de la literatura femenina cubana. Médica de profesión. Comienza a escribir en 1994 a propósito de su viaje a África y a partir de entonces conjugó el ejercicio de la medicina con la literatura.

En una ocasión nos dijo: “La Medicina era como mi esposo formal, y la Literatura, un amante. Luego de dos décadas de dedicarme a ambos amores, ganó el amante, y se invirtieron los papeles”.

Ha publicado más de diez libros de cuentos, una novela y dos libros de crónica. Ha merecido importantes reconocimientos literarios, su obra ha sido publicada en Cuba y en el extranjero.

Hoy Laidi, vive entregada a las letras, dejando su impronta de sinceridad y respeto, componentes que distinguen su obra y su vida. Agradezco su tiempo, la amistad que nos une, y estas palabras.

 ¿Recuerdas el primer texto que escribiste? ¿Cuántas obras tienes publicadas?

Empecé escribiendo cartas a mis padres, en mi adolescencia. Continué haciéndolo toda la vida, de manera que adquirí cierta destreza en lo que no sabía entonces que era un género literario. El primer cuento puramente de ficción que escribí se llama “Tío Claudio, cazador de leones”. Un verdadero ripio, yo tenía ocho años. Dos décadas después logré una mezcla entre la epístola y la ficción, con mi primer cuento digamos serio, que más tarde le dio título a todo un libro. “Dolly” es la carta que escribí a una enfermera africana con la cual había trabajado, ya fallecida en los momentos en que la redacté. No llevo bien la cuenta de las publicaciones, pero me parece que son más de diez libros de cuentos, dos de crónicas o estampas, y una novela.

Recientemente ha salido a la luz por la editorial DECO Mc Pherson S.A  tu libro de minicuentos  “Será siempre”.  ¿Por qué este título?

Porque es el título de uno de los minicuentos que aparecen en el libro. Es el dedicado a Josefina de Diego García Marruz, una especie de hermana mayor por voluntad de nuestros padres.

La editorial en la presentación del volumen expresó: “Pequeñas joyas se esparcen a través de estas cuidadas páginas, como el homenaje a sus padres “Tú en las sombras y “Platero y tú, o la relación padres-hijos en “Más sabe el diablo”, minicuento que vale por un tratado de sicología infantil.” ¿Puedes abordar acerca de lo referido?

Esas frases tan elogiosas se deben a Eduardo Heras León, quien me comentó el libro, y más tarde le pedí que me permitiera utilizar sus palabras como prólogo. Como ves, son muy generosas.

¿Cómo ha sido tu experiencia con esta editorial? ¿Qué opinas de este proyecto?

Mi experiencia con Mc Pherson ha sido y es excelente. Da gusto trabajar con esas muchachas tan entusiastas, tan profesionales, y, sobre todo, tan serias. No tolero el engaño ni la falsedad de esas editoriales que se venden como honestas, prometen difusiones, y luego ni te enteras de qué sucede con el libro que les entregaste. Nos ocurre a todos los artistas, y no solamente en la literatura. Tú y yo, por ejemplo, hemos sido estafadas. De ahí que surja la sospecha cuando alguna editorial se nos acerca. Por fortuna, Mc Pherson cumple lo pactado. Y encima, son personas amabilísimas. Da gusto trabajar así.

¿Estás escribiendo en estos momentos? Cuéntanos sobre tus proyectos editoriales futuros.

Siempre estoy escribiendo. O respondo cuestionarios que me envían amistades, como tú, o actualizo mis columnas Hablando en plata y Hoy por hoy, o escribo cuentos, o adelanto mi próxima novela, o hago anotaciones. En sentido general, escribo todos los días. Mis proyectos inmediatos, además de mis columnas literarias, son dos: Organizar en libros varias narraciones que hasta ahora están al pairo, y colaborar en el proyecto “Todo Retamar”, que lidera el poeta santaclareño Yamil Díaz. En cuanto a posibilidades editoriales concretas, tengo pendiente, desde hace varios años, la publicación del libro Tiempo de mujeres, ya editado, por Ediciones Matanzas, y dos nuevas entregas por Mc Pherson, Jugada en G y La hija de Darío.

El humor es uno de los elementos que destaca tu obra. ¿Consideras el humor como una herramienta para visibilizar los conflictos de género? ¿Qué opinas del humor en la literatura femenina contemporánea? Del humor en sentido general.

El humor es una herramienta altamente eficaz para cualquier propósito. Por antonomasia es rebelde, contestatario y anti poder, sea cual sea. De ahí su utilidad (también) para visibilizar conflictos. En la literatura femenina de todas las épocas, escasea el humor, y en general, las mujeres son menos propensas que los hombres a la hora de enfrentar los riesgos que implica cultivar el humor como forma de expresión cultural.

Las causas de ese fenómeno son varias, y existen muchos estudios que las analizan. Solo añadiría que se requiere no solo de talento para hacer reír. También se necesitan coraje, desprejuicio, y disposición para asumir consecuencias a nivel íntimo, familiar. Es como desnudarse en público: tienes que saber que luego, fuera del escenario, cuando caminas por la calle, los demás notarán el lunar de tu nalga izquierda, por ejemplo. El humor es despiadado, es cruel. Hay que saber todo esto antes de lanzarse a practicarlo. 

¿Cómo estás enfrentando estos momentos de crisis por la situación de la pandemia? ¿Crees que la literatura es un ejercicio paliativo?  ¿Te servirá de trigo para futuras creaciones?

Enfrento la crisis de la pandemia con la mayor ecuanimidad posible, entremezclando mis conocimientos médicos con mi afición a la literatura. Leer, releer, disfrutar de la enajenación que produce un buen libro es siempre un acto de resistencia. He escrito mucho en estos tiempos, sigo una suerte de bitácora personal y social de cuanto me rodea en estos momentos. Es un deber de cronista, que me permite ordenar no solo lo que opino, sino, sobre todo, cuanto sucede. Tal vez cuando todo pase reúna esas crónicas bajo el título En tiempos de pandemia. A eso dedico mi columna Hablando en plata.

A modo de despedida, qué me recomiendas en este difícil momento que estamos viviendo. ¿Un libro? ¿Una obra de teatro? ¿Un siquiatra?

Mantenernos en contacto, Lourdes de Armas. Por favor, no te pierdas en el maremágnum del mundo alucinado de las redes sociales.

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