Creado en: enero 13, 2024 a las 08:29 am.

Joel James en las páginas de la revista La Gaceta de Cuba

Por Yunier Riquenes García

La revista La Gaceta de Cuba es testimonio de diferentes periodos de la cultura cubana y sus protagonistas. Ya destacamos anteriormente la huella de uno de los grandes de la literatura de nuestro país: Roberto Fernández Retamar. Ahora queremos recordar la huella de otro grande: Joel James Figarola. La talla de Joel James no fue valorada solamente en el Santiago de Cuba que lo acogió, este habanero de nacimiento, santiaguero de alma y cubano pleno, como lo definieran en la revista en el dossier preparado por el Premio Nacional de Ciencias Sociales Pedro Pablo Rodríguez, se reconoce en La Habana, y en gran parte del mundo.

A su muerte La Gaceta de Cuba rindió homenaje con un conjunto de textos en el no. 5 septiembre – octubre de 2006, donde se exponen memorias y valoraciones, cariños y emociones que levantó a su paso. Se destaca también que Joel entregó a esta revista colaboraciones memorables más de una vez. Aunque no las voy a citar todas en este texto, sirva recordar, que también en el no. 5, pero de 1998, y en los mismos meses, la revista dedicó ese número a Miradas a la cultura popular cubana y allí aparece el texto “La Cuba profunda y la religiosidad popular”, de Joel James.

Pero volviendo al dossier El recuerdo de Joel James, en la presentación se lee la siguiente valoración:

“Trabajador infatigable y versátil, Joel James era capaz de escribir un ensayo enjundioso acerca de la historia cubana mientras trotaba por las montañas orientales, se estremecía con la cultura aportada por los africanos, llevaba al teatro esos saberes y arrastraba con entusiasmo a gente de las hermanas islas cercanas para los festivales del Caribe. Polemista, contestatario, independiente de juicios, revolucionario siempre y, ante todo, enamorado, fuerte con el ron en la calurosa ciudad de Santiago de Cuba, conocedor del alma cubana, Joel deja una impresionante obra literaria y científica en los terrenos de la historia y la sociología, en los que ha demostrado cabalmente sus cualidades como narrador, su profunda eticidad, su espiritualidad martiana, y su aprecio por la cultura y la religiosidad popular”.

“Sus libros son indispensables. Conmovió la historiografía al examinar el liderazgo mambí en los inicios republicanos. Entregó un serio examen del vodú y de la significación de la muerte en las religiones afrocubanas”.

La narradora y ensayista Aida Bahr, quien fuera su amiga, relataba los inicios de aquella amistad. Dice Aida que siempre lo vio defender sus criterios con la misma pasión y verticalidad, “y si es cierto que a veces lo hacía en términos agresivos, también es cierto que no recuerdo que ni una sola vez sus agresiones estuvieran motivadas por intereses personales”. “Como investigador, como ensayista, como hombre de la cultura, promovió el conocimiento y la conservación del aporte de los más humildes, y por ello los más numerosos. Tuvo la capacidad de soñar, y la tenacidad de hacer”, escribe Aida en este texto fechado el 25 de julio de 2006. La ensayista, destaca en su texto los valores de la obra narrativa de James Figarola que enriquece a manera de homenaje años más tarde en su libro Tres novelistas en Santiago.

Referencia del Libro Tres Novelistas en Santiago

Yoel Cordoví escribe sobre el libro Cuba 1900 – 1928: la república dividida contra sí misma. Afirma que “a treinta años de publicada esta obra, sus propuestas metodológicas, dentro de la historia política y la información valiosa que la procesa mantienen como texto de obligada consulta para los estudiosos del tema”. Y sobre este mismo libro apunta Jorge Ibarra: “Hoy podemos aseverar, sin temor a equivocarnos, que ninguna otra investigación sobre la república neocolonial tuvo el carácter precursor de aquella indagación inicial que realizara sobre los primeros veinticinco años de república”. Resulta hermoso y muy humano la lista de catorce recuerdos que Ibarra tiene de Joel y deja escrito en el inicio de su texto. Y se refiere también a otros dos libros: Los sistemas mágicos-religiosos cubanos: principios rectores, y Alcance de cubanía.

Viky James, hija de Joel, lo acerca a facetas como el teatro, el militar, y también insiste en la sensibilidad de su padre con los más humildes: “Martiano hasta la médula, mi padre siempre me dijo que con los pobres de la tierra quería su suerte echar. Y así lo hizo hasta el último momento de su vida”, escribe Viky.

Olga Portuondo Zúñiga también rinde homenaje a Joel. Olguita, cuenta primero la relación profesora – estudiante que vivieron y luego la relación de colegas que se revisaban y presentaban sus libros, y escribe Olga:

“Era consciente de la necesidad de vivir con amor, y por su sentido de pertenencia a lo más genuino cubano se introdujo en la religiosidad popular. Este propósito le inspiró la constitución del Festival del Caribe, la Casa del Caribe, y la revista Del Caribe, que divulgó el acervo popular”.

“En este campo, Joel no se limitó a describir el fenómeno sino buscó sus esencias y se apropió del alma del hombre común en sentimientos más complejos, según los sistemas mágicos-rituales, testimonios de un pasado de discriminación y también de integración racial”.

Finalmente, para reconocer su estirpe de narrador, el dossier termina con un fragmento de la novela, En el altar del fuego, en ese momento inédita, una novela que recibió el premio Guillermo Vidal en 2005.

Sin dudas, cualquier lector que se acerque a estas páginas de la revista La Gaceta de Cuba, querrá saber y leer quién fue este cubano pleno, un hombre que, estando vivo, hubiera enriquecido muchísimo los debates culturales; sin embargo, aún después de su muerte, su obra lo mantiene en constante diálogo.

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