Creado en: enero 13, 2024 a las 10:26 am.

Editorial Cauce: de la palabra vueltabajera al corazón de toda una isla

Cuando escuchamos pronunciar a alguna persona la palabra cauce, cualquiera piensa rápidamente en la fluidez. Y es, precisamente, del cauce cultural de la región de Pinar del Río, de donde provienen una revista y una editorial que —aprovechando las riquezas del término— disfrutan del mismo nombre. Con el propósito de destacar la labor que durante todos estos años han desempeñado quienes la crean y trabajan en ella, www.uneac.org.cu conversa con su actual directora, Jenny Pupo.

Hace casi tres décadas surge la Revista Cauce ¿Cómo fueron esos orígenes?

La Revista Cauce surge en el año 1995 a raíz de la iniciativa de un grupo de intelectuales pinareños de la Asociación de Escritores que estaban interesados en fundar una revista cultural en Pinar del Río. Ya habían tenido un primer intento desde el Instituto Superior Pedagógico en el que desde el departamento de Arte de esa universidad habían participado en una pequeña publicación algunos intelectuales en la provincia como Pedro Pablo Oliva, Marcos González Llavert, Doris Céspedes, Luis Pérez, María Carolina Mora Herriman, entre otros. Y en dicho proyecto ven la oportunidad de realizar, desde la sede de la UNEAC, su idea de revista cultural en el que fueron muy importantes algunos escritores como Aldo Martínez Malo, René Valdés y Nelson Simón.

Fue un momento muy complejo porque fueron los años 1994-1995. Ese fue el período en que estuvo gestándose y finalmente vio la luz en diciembre del año 95 con su no.0. Constituyó un número que se le dedicó al tabaco como impronta cultural de esta región vueltabajera. Se intentó, de ese modo, iniciar una publicación que fuera de pensamiento pero al mismo tiempo tratara los temas que más se adecuaran a la realización de la cultura pinareña a lo largo del tiempo, no tanto que reflejara el acontecer sino al pensamiento que se ha producido en Pinar del Río. Anexa a Cauce sale en 1998 la revista Chinchila, la primera revista literaria pensada para reflejar el universo infantil.

Jenny Pupo, directora de la Editorial Cauce y especialista en Bibliotecología y Ciencias de la Información

¿Cuál es su concepción editorial y gráfica?

En el año 2001 nace la Editorial Cauce. Es Abel Prieto quien propicia —desde su posición de Ministro de Cultura— que Cauce sea más que una revista y que se convierta, asimismo, en una editorial con sus Ediciones Almargen. Y con la propuesta de cinco colecciones, que luego fueron siete.

La Editorial Cauce fue presentada en el año 2005 a un grupo de diseñadores que se llaman Bau Diseño y que fue premiado como mejor diseño de colección. O sea, Cauce tiene un manual de identidad donde cada una de las cosas está concebida. Eso le ha dado unidad a cada una de sus colecciones, una pauta y la gente reconoce las publicaciones de Cauce a lo largo del país, lo cual significa mucho. Nosotros, que somos un equipo —yo, por ejemplo, que llevo tres años de directora y me ha tocado ser el relevo de estos grupos anteriores de trabajo en Cauce— tenemos pautas diseñadas por dónde trabajar. No hay que «inventar» nada, todo está ahí. Hemos ido a la universidad a optimizar nuestras estrategias de elaboración de los perfiles digitales, de creación de esos logos que nos identifican… y con los que nos podemos acercar a los lectores de hoy y a los que vendrán.

Revista Cauce: ¿Ayer?, ¿ahora?

Entre los años 2001 y 2011 la publicación también tuvo asociado un tabloide que se llamó Arpón, y fue un espacio que vino a dinamizar, evidentemente y con mucha fuerza todos los procesos de la cultura pinareña porque rescató mucho de los modos periodísticos de hacer la crítica. Era un tabloide que podría estar remitiendo a lo que se escribió en los años 30, a Mañach…Las personas podían escribir en cualquiera de los géneros periodísticos. Fue un tabloide que tenía alrededor de diez páginas, que se imprimía en donde mismo se imprime el periódico Guerrillero de Pinar del Río, y verdaderamente tuvo una gran significación en nuestra cultura. Una década de publicaciones en la cual Jorge Luis Montesinos —uno de los grandes colaboradores de Arpón y quien ahora le realiza un estudio— revela la importancia de esta publicación para la cultura pinareña.

Desde el 2022, en formato digital, también hemos realizado un nuevo tabloide de crítica artística literaria que es Calle Real. Se pasa por WhatsApp a través de los móviles y está en Google Drive hospedado y se puede consultar. En él están las voces críticas de Pinar del Río y de la isla, personas que nos han dado la posibilidad de homologar nuestra realidad, nuestros procesos culturales con los sucesos que están aconteciendo en el país. Y por otro lado también traer a Pinar del Río artistas que no viven aquí pero son pinareños y se formaron un poco aquí. Tal es el caso de Agnieska Hernández, quien ha ganado los Premios Villanueva en 2022 y en 2023. Alejandro Alonso Estrella también es otro de esos ejemplos. Calle Real es esa publicación que no está sujeta a las fronteras pinareñas sino que va más allá.

A lo largo de estas casi tres décadas y a la luz de las nuevas tecnologías, ¿Cauce se renueva? ¿Han conseguido salvar la memoria de aquellas que empezaron en 1995?

La revista ha tenido diferentes etapas: una entre 95 y 2004, en la cual los números de la revista salían dos veces al año. En esos primeros momentos hemos escuchado contar a Nelson Simón que en Ediciones Unión, en La Habana, era donde se hacía todo el trabajo técnico.

La otra etapa comienza alrededor del año 2005, cuando él —nuestro actual presidente de la UNEAC en la filial provincial— se convierte en director de la revista, hasta el 2012. Son las bellísimas Revista Cauce impresas en papel cargado, que tienen una visualidad espléndida, que las personas a lo largo del país las han coleccionado, y en las cuales empezaron a sumarse no solamente los escritores y artistas pinareños sino mucho de los grandes escritores del país: la que se dedicó a Fina García Marruz, por ejemplo, en 2013, ilustrada por Fariñas. Se hicieron portadas con los grandes artistas pinareños, como Pedro Pablo Oliva, Lester Campa, Humberto el Negro, etcétera.

La revista también ha sido un espacio de promoción de las artes visuales: hay números dedicados a la ilustración de libros, a la poesía, a los diferentes movimientos generacionales de escritores. Eso fue un tiempo de consolidación en los aspectos técnicos. Empezaron a salir tres y cuatro números anuales. Fue financiada por el FONCE (Fondo de la Unesco para la Educación y la Cultura). Se abrió a las voces de toda Cuba.

Hay un tercer momento, que empezó alrededor del año 2014 y es menos feliz porque comenzó a emigrar de una imprenta a otra buscando soluciones técnicas a sus requerimientos y la revista comienza a salir dos veces al año en 2014, 2015 y 2016. A partir del 2017 se imprime una vez al año hasta 2020, en que emigró definitivamente al formato digital.

¿Cuánto aportan la editorial y la revista en la promoción de sus escritores y artistas?

Cuando hablamos de promoción de nuestros escritores y artistas esa es la política de la Revista Cauce y de la editorial. En primer lugar la publicación está concebida para nuestros escritores y artistas pinareños. En los últimos tiempos ha tenido que convertirse en una revista monográfica, pero esos son temas que le importan y que necesita la sociedad pinareña que se trate, como en el último número que hicimos, el 80, que está dedicado al tabaco como patrimonio, y que ahora mismo constituye un aporte al trabajo que hace la Dirección Provincial de Patrimonio y nosotros apoyamos desde la revista. Lo mismo hicimos con el número dedicado a Viñales.

¿Qué valor caracteriza al equipo de Cauce?

Que sus trabajadores todos hemos tenido un mismo énfasis: hacer una revista muy rigurosa. No se piensa solo en el lector sino en los aportes a la cultura y a la historia de la cultura pinareña en la isla.

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