Creado en: abril 20, 2021 a las 08:20 am.

Minervino Ochoa, los albores de la UNEAC en Holguín y otros temas afines (I)

Cortesía CC Lalita Curbelo y Facebook de Minervino Ochoa

El historiador Minervino Ochoa Carballosa (Cueto, Holguín, 1956) es uno de los autores de Albores de la UNEAC en Holguín, investigación publicada en 2016 por la editorial alemana Editorial Dictus Publishing, a propósito del cuarto de siglo de la Filial holguinera, cuyo aniversario 35 celebraremos el próximo año.

Junto con David Gómez, Minervino analizó los antecedentes y los diferentes momentos de la concepción en Holguín de la organización que agrupa a la vanguardia artística e intelectual en Cuba.

Licenciado en Historia por la Universidad de Oriente y Máster en Historia y cultura, este investigador, profesor, museólogo y redactor ha publicado los libros Periplo llanero, La lucha guerrillera en la provincia Holguín, Letra de guerra en el Cuarto Frente, Resurrección holguinera de J. M. Keynes y Miradas de hoy a sucesos de antaño.

Ha participado, además, como coautor en La columna 32, Misión especial de operaciones, Bolívar: reflexiones y comentarios, Holguín. La tierra más hermosa, Del hecho al dicho e Historia de Cuba; así como publicado artículos en diferentes medios impresos y digitales, entre los que destaca “Pensamiento Iberoamericano”, su blog, creado en 2011.

Con Minervino conversamos –vía correo electrónico– a propósito de Albores de la UNEAC en Holguín y temas como la UNEAC como vanguardia de la política cultural de la Revolución Cubana y como posibilitadora y gestora del desarrollo cultural en la provincia.

¿Minervino, cuál es la génesis de la UNEAC en Holguín?

Me acerqué a ese tema a partir de la escritura del libro Albores de la UNEAC en Holguín, junto a mi amigo y colega David Gómez Iglesias. Allí ambos coincidimos: “en el surgimiento de la Unión en nuestro territorio nos parece muy difícil soslayar la incidencia de un proceso que anduvo, más o menos, por este derrotero”.

Primero, la existencia de una tradición cultural en el territorio desde la época colonial. Cada vez que me ha tocado hablar de este tema, siempre digo que el surgimiento del cubano es, ante todo, la aparición de un sujeto cultural muy bien diferenciado de las etnias que cayeron en el caldero de la transculturación de Ortiz. Solo así se comprende que Carlos Manuel de Céspedes aprovechara sus visitas conspirativas a Las Tunas, en julio de 1868, para llegar hasta Holguín y asistir a una puesta en escena en el teatroque entonces existía en la esquina de las actuales calles Arias y Miró.

Segundo, la existencia de una vanguardia cultural holguinera producto de esa tradición que consolidó rasgos identitarios durante el período republicano; elemento de capital importancia porque permite comprender por qué en esta ciudad ha existido la orquesta más antigua de América, o hubo un juglar nombrado El Guayabero, que cautivaba el doble sentido. Tal vez también arroje luz a por qué existía un público capaz de aplaudir a Libertad Lamarque, Nat King Cole o nuestra Alicia Alonso cuando hacían sus presentaciones en el antiguo Teatro Infante, hoy denominado Eddy Suñol.

Y tercero: la necesidad de darse a conocer de esa vanguardia cultural ante los directivos nacionales de la UNEAC, lo cual ocurrió con las invitaciones a esas figuras de la Unión a los eventos de la comarca que fueron surgiendo después de 1961, unidas a las visitas, actuaciones y participación en concursos de artistas holguineros en espacios de la capital.

Tomada de internet

¿Cuáles crees son los principales momentos de la UNEAC desde su fundación hasta hoy?

En la “Introducción” del libro al que me referí antes –que no quisimos titularla “Introducción” y le pusimos “Los Códigos”– distinguimos tres momentos acorde al contexto nacional y provincial que hemos vivido: La Filial holguinera surgió cuando el país estaba sumido en plena “rectificación de errores y tendencias negativas”.

A su andar nada de esto le fue ajeno. La creación y promoción artístico-cultural adquirieron rasgos propios en medio de aquel proceso. Como complemento, a mediados de 1990 fue declarado el llamado Período Especial. En la medida que la recién llegada década avanzaba, todo lo anterior quedó a un lado. Entonces, el autofinanciamiento aportó su cuota de aciertos y desaciertos desde la preponderante preocupación en que se convirtió.

Luego, en pleno siglo XXI se renunció a los desaciertos y junto a ellos, y casi a rajatablas, también fueron desechados los aciertos, tratando de rescatar la legitimidad creativa. La UNEAC comenzó a depender de las subvenciones estatales. Nadie duda que la actual actualización del modelo cubano ya le está agregando matices a su desempeño.

En el libro nosotros solo pudimos profundizar en la primera de estas etapas, en ella llegamos hasta 1991, cuando la filial holguinera de la UNEAC conquistó una sede. Las razones son sencillas: tuvimos apoyo para localizar y consultar los documentos relativos a la formación y para entrevistar a quienes quisiésemos, pero nunca tuvimos acceso a las actas de la Presidencia o de las filiales que componen nuestra Unión, tampoco logramos consultar los Informes de balance u otro tipo de documentación.

La respuesta a nuestras indagaciones fue que habían desaparecido. De ahí que trabajamos con lo que tuvimos y sacamos lo que fue posible, cosa que ha dejado insatisfechos a algunos colegas. Aclaro, esto fue una realidad, no una justificación.

La investigación llena un vacío en la historiografía sobre el tema. ¿Cuáles crees son los principales aportes del libro? ¿Y cuáles resultaron los momentos más complejos en el estudio?

Creo que algo de lo que me preguntas tuvimos que formular años atrás, sin imaginarnos que un día tendríamos que responderte interrogantes como esta, pues presentamos el libro en algunos eventos y, como sabes, en ellos es imprescindible ser sintético.

Nosotros desarrollamos, en Albores de la UNEAC en Holguín, las siguientes tesis:

Insuficiente sensibilidad organizacional para preservar la memoria documental de la filial. Holguín llegó a 1959 con un profundo legado de creación artística y literaria, labrado a través de siglos, aunque lastrado por el elitismo excluyente, el mercantilismo, la sumisión al mecenazgo y otros rasgos que lo distanciaban a los específicos de una cultura de masas. Aun así, sirvió de base para los nuevos tiempos.

Desde 1959 comenzó un cambio cualitativo profundo que juntó a los artistas surgidos en las épocas anteriores con nuevas generaciones de creadores y, juntos, conformaron una vanguardia artística y literaria que socializó sus obras, educando a un público numeroso en sus códigos.

La vanguardia artística y literaria holguinera logró reconocimiento nacional e internacional por distintas vías y convenció a los directivos de la UNEAC de la posibilidad de conformar una organización de base en el territorio.

El surgimiento de la UNEAC en Holguín pasó por la etapa de conformación de un Comité Gestor primero, el 8 de julio de 1987 dio paso a un Comité Organizador y, finalmente, el 23 de diciembre, en el salón de reuniones de Telecristal, la conformación de la Presidencia y las cinco asociaciones que la estructuran: literatura, música, artes escénicas, artes plásticas, más la de radio, cine y televisión.

Primaron en el proceso de selección criterios extra-artísticos y extra-literarios. Además de una obra con calidad demostrada, el futuro miembro tenía que ser revolucionario. En ese período, a fuerza de ser estrictos, se aplicaba un criterio que, en oportunidades, confundía sus lindes con el esquematismo. Algunos intelectuales con méritos fueron excluidos por tal causa.

La filial holguinera signó su actividad con el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas. Los puntos culminantes de su actividad estuvieron en los planteamientos de los delegados al IV Congreso en 1988 y los coloquios provinciales desarrollados en 1988 y 1989, cuyos pronunciamientos tendieron a la evaluación cotidiana de la cultura, un fortalecimiento del clima de creación y un estudio permanente del sistema organizacional cultural.

La existencia de la filial holguinera trascendió sus límites organizacionales. Estableció sólidas y duraderas relaciones con el sistema de instituciones culturales, y, como vanguardia creativa, lideró buena parte de las actividades culturales existentes y las que fueron surgiendo durante esos años. También interactuó con el público receptor de su producción y colaboró con la elevación cualitativa de sus preferencias artísticas.

La labor promocional y creativa fue asimétrica dentro de las estructuras internas de la UNEAC holguinera, con mayor dinamismo en las asociaciones de literatura, música y artes plásticas.

La espontaneidad en la política de crecimiento y el principio de que la organización se nutría solo con creadores de reconocida trayectoria artístico literaria, concentró la membresía de la UNEAC en la capital provincial y hubo escasas incorporaciones de otros municipios durante los años en estudio.

La UNEAC de esos años legó a la memoria cultural holguinera una profusa y reconocida obra de sus creadores y las figuras inmortales de trece de sus miembros. Lo más complejo fue enfrentarnos a la falta de información. Solo conviene recordar: para escribir la historia –buena, regular o mala– hay que aprender a cuidar los papeles viejos.

Foto del autor

¿El libro está inédito? ¿Por qué vías se socializará Albores de la Uneac en Holguín?

El libro surgió como un proyecto presentado por David Gómez a la UNEAC en 2012, con motivo de acercarse su cuarto de siglo de existencia. Él es el autor principal que, luego de acopiar buena parte de la información, me invitó a incorporarme a la investigación, de ahí que las ideas centrales respondan a él, aunque yo siempre he coincidido con ellas y asumo la parte de responsabilidad que me toca por las secuelas que puedan originar.

Fue un texto en el cual no quisimos construir pedestales para nadie en el plano individual. Si hubo algún pedestal, fue para los creadores ya desaparecidos y para la Unión como ente organizativo. Tampoco quisimos caer en omisiones de figuras porque hayan cambiado sus domicilios a otras tierras, mencionamos a quienes pensamos que lo merecían por su labor cultural en Holguín. La cultura cubana es un producto nacional donde quiera que se produzca.

Cuando nosotros terminamos el manuscrito, lo entregamos a la Presidencia, ella dio opiniones sobre su insatisfacción en un Balance, nunca propuso la publicación. Fue el compañero Pablo Guerra, entonces presidente de la Asociación de Literatura, quien intentó lograr la publicación y la propuso en forma de disco compacto, pero la UNEAC no pudo conseguir los discos.

Entonces David y yo propusimos el manuscrito a dos editoriales holguineras, ellas dieron el documento a miembros de la UNEAC para que lo evaluaran, ellos estaban entre los insatisfechos y lo declararon no publicable. Ante tal situación, y con todo el respeto hacia esas opiniones, David y yo lo enviamos a la Editorial Dictus Publishing, de Saarbrücken, Alemania.

La editorial se especializa en textos sobre todo tipo de política, sea ambiental, cultural, económica, política propiamente dicha, o de otro tipo. Les gustó y lo publicaron. Solo que a un precio altísimo. No obstante, si pones el título en los buscadores de Internet seguido por el nombre de los autores te darás cuenta que tiene una distribución planetaria. Falta el dinero para comprarlo.

Nosotros nos hemos imbuido en nuestros proyectos y, después de eso, cuando alguien nos ha hablado de publicarlo aquí, le hemos recordado que lo pusimos a disposición de editoriales holguineras antes que a ninguna otra, pero los derechos ya están comprometidos y debemos honrar nuestros compromisos.

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