Creado en: diciembre 22, 2023 a las 04:53 pm.

Raúl Leyva Pupo: Cada día es una oportunidad de ser feliz, de escribir un poema

Raúl Leyva Pupo (Las Tunas, 1991) es un escritor virtuoso. Discurre por los diversos géneros literarios con la seguridad de tener una verdad. Y con esa verdad terminamos junto a él en el intríngulis de los caminos, hasta descifrar la última página. Miembro de la AHS y de la Uneac tiene publicado los libros Cucarachas Verdes (cuento), Avenida 99 (novela) y El árbol de los vientos (poesía) y entre otros muchos resultados obtuvo el  Premio Literario Portus Patris 2022 y el Reyna del Mar 2023.

Nació bajo el amparo de la palabra. A ella se debe y con ella nos seduce siempre. Lo he visto cautivar a un público adolescente con solo leer una oración y ver correr a esos mismos adolescentes tras Cucarachas Verdes. También lo he visto predicar como buen pastor antes de deleitarnos con su poesía o su prosa, sin saber dónde termina la prédica y comienza la poesía. Porque en Raulito, como le conocemos, todo es palabra viva. Y la belleza de esas palabras se lee, se siente en estas líneas.


Te mueves con facilidad por los distintos géneros literarios obteniendo resultados visibles. ¿Tienes preferencia por algún género específico?

De los géneros literarios te digo que el propio género se impone. Hay cosas en la vida que se desbordan dentro de ti. Hay historias que te movieron el alma, y que rondan como una bandada de cuervos que graznan en tus oídos y no te dejan dormir. Hay una antigua ciudad donde pasea un matrimonio joven vestido de blanco con sombrillas y niños. Hay un tren de vapor que está a punto de salir y debes apurarte aunque no sepas a dónde se dirige y allí hay un cuento o una novela y solo te queda la opción de narrar. Pero si lo que sientes es un perfume de rosas, de azucenas, de pasto recién cortado, si ves la levitación en los poros de una muchacha, si estás mirando al mar a media noche y tus pulmones se llenan de un aire fresco que te hace llorar por alguna extraña razón, allí el poema se ha manifestado. Así es la metamorfosis del creador. Lo que hace falta es tener una verdad, y esa verdad irá por el cause que prefiera. Yo me dejo llevar, yo solo estoy aquí, en el intríngulis de los caminos. Trato de vivir en la disposición del presente. Nos ha sido dada la palabra, y estamos aquí, bajo el amparo de la palabra.

Te has acercado también al ensayo artístico literario desde un enfoque analítico y crítico, eso te permite tener una visión general de la literatura contemporánea. ¿Cómo valoras la literatura cubana que están haciendo los jóvenes?

La literatura cubana es una gran despensa. Qué significa esto, me pregunto y es que aquí hay de todo. Pero más en poesía que en otros géneros. La poesía en Cuba es la que abre y cierra la despensa. Aquí hay de todo, desde la hecha por los consagrados como por los jóvenes. Aunque sean de generaciones disímiles, hay un microcosmos nombrado isla que viene a unificar la receta. Si ves un  poema lírico de hace 30 años no dista mucho de lo hecho ayer, así con la poesía conversacional. La narrativa es otra cosa, en la narrativa, me parece que todo es una sombra de lo que fue. No hay Carpentieres, no hay Paduras, el Paradiso se alejó.

Sí, se está escribiendo, pero no sé  si es la maldita circunstancia del agua por todas partes, la que ha puesto una varilla difícil de superar. Puede ser el papel, la culpa es del papel. En el panorama internacional, mínimo trescientas páginas, pero aquí, nos acostumbraron a sintetizar. Ahora, que puedo decirte del presente, aquí y ahora se necesita recuperar una palabra, y esa palabra es: Esperanza.

¿Qué importancia le confieres a la crítica literaria dentro del panorama literario actual?

La crítica literaria, de ella habría que preguntarse para qué sirve. Sirve para colocar a los autores. Sirve para jerarquizar o detener un producto que no debiera estar en librerías. En la Cuba actual no existe, lo que se publica como criterio, no es asumido por los decisores, en otros países te pudiera posicionar como un éxito de ventas, pero aquí no. No tenemos críticos que tengan ese empuje, existen algunos críticos bajo perfiles falsos que ponen los puntos donde van, pero de nada vale. Lo otro es que los autores no están dispuestos a que su obra esté en la mirilla. Sería muy interesante que se escuchara con seriedad a los críticos, que existieran contrapunteos, y que eso tuviese una finalidad palpable. Pero hoy, lo que se dice hoy, la crítica literaria es polvo en el viento.

Recientemente ganaste el  concurso Reina del Mar, cuéntanos un poco sobre te poemario.

El poemario Los secretos del fuego, viene de mis viajes a Santiago de Cuba, a los amigos que ya no están, a los que ya son un recuerdo. Es un libro que se adentra en el engranaje de la poesía. Allí van las maneras de hacer de Pound, y las obsesiones de Ángel Escobar, allí están los consejos de Roberto Manzano y Sergio García Zamora. Allí está el ineludible caminar por Cuba, esta Cuba que nos devora como una mantis religiosa. Allí está Aliester y la señorita Abigail Williams, y está el fuego, alimentar el fuego para seguir levantándonos y entrar en la vida. Allí hay poemas envueltos por la corriente subterránea del sentido. Son poemas simples para el caminante y para el filósofo, son poemas breves. Tiene el cuaderno una estructura  fractal, pudiéramos decir que es solo un poema que se expande. Cada poemario se reconstruye ante los ojos del que mira, del que interpreta esos códigos de ensamblaje que moldean una aparente idea abstracta.

¿Si tuvieras que elegir uno e tus libros cuál sería?

Cómo elegir uno de tus libros, cómo decir este, por encima de los demás. No es posible simplemente poner sobre la mesa tus manos y decir lo elijo a él. Todos tienen su propia magia, su esplendor, yo pudiera irme con ellos a una ciudad donde no hablen mi idioma, una ciudad donde el frío llegue a lo profundo del ser, pero los llevaría a todos. Cada palabra que se ha materializado en blanco y negro, merece un respeto, porque esa palabra está llena de tiempo, de hambre, de insomnio y deseo, de la piel que besaron tus labios, de las manos que enterraron un cuerpo, de la flor que se guarda aunque haya perdido toda su magnificencia.

¿Qué nuevos proyectos y sueños ocupan ahora mismo a Raúl Leyva?

Cada día me digo que sí, que es posible, que todos tus planes se harán realidad. Yo me digo: no importa que hoy no haya en Cuba papel ni tinta, lo tuyo es crear, lo tuyo es tomar el sol por las mañanas y dar gracias por el nuevo día. Porque cada día es una oportunidad de ser feliz, de escribir un poema que terminará en las manos de  una adolescente  en medio de la gran muchedumbre, cuando el olor del café sube  serpenteante en los misterios que guardan los sabores amargos.

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