Creado en: enero 23, 2021 a las 09:35 am.

La noche se da en tus ojos

Reinol Cruz, autor del libro Luz y polvo en el granero

al margen de mi silencio

cuando pronuncio tu nombre

con el alma en cautiverio. (…)

No me salves de la noche,

refúgiame en tu universo. (Fragmento del poema La noche se da en tus ojos)

La noche es para el poeta espirituano Reinol Cruz el momento de la meditación; un resumen espiritual de la experiencia diurna. Para él tiene el misterio de la infinitud. Quizás ello explique, que sea ese el momento más fértil para bocetar, lo que después de aguzar su pensamiento y miradas, deviene regalo de espiritualidad poética para su público, cada vez más creciente.

No solo cuando reinan en el cielo la Luna y las estrellas, este artista de las letras deja escapar su lírica en creaciones para plasmar en un libro. Quienes escuchan Radio Sancti Spíritus, conocen de su arte para mezclar los versos con la redacción de noticias en el escuchado Radio-periódico Un paso más, programa del despertar, donde impregna su sello en cada amanecer.

Pero nada le place más que sentir el olor que desprenden las páginas de un libro; o el que emana de un nuevo texto que ha construido a golpe de talento y sensibilidad. En estos días, le llenó el pecho de orgullo ese aroma que acompaña a las hojas de su compilación poética Luz y polvo en el granero, título de poesías que nació de las maquinarias de la Editorial Primigenios, de Estados Unidos.

Al hojear las páginas de tu nuevo título ¿qué podemos encontrar?

“En realidad, es una selección de poemas de mis tres primeros libros publicados en Ediciones Luminaria. Es algo así como un recuento de lo vivido hasta entonces. Esa es la razón del título que asumo como una metáfora; la vida como un granero, donde almacenamos los recuerdos; agradables o no”.

“Los temas son múltiples; el amor, la casa, la ciudad, los sueños, la soledad, entre otros”.

El autor de los libros de Ediciones Luminaria; La última puerta, de 2001, Bajo el signo de los olvidados, de 2005 y (A)tributos de la luz, de 2011, así como de varias antologías en Cuba y en el extranjero, en revistas como El caimán Barbudo y La Pedrada, se inspira para escribir, esencialmente, en la vida. “Mis musas pueden estar en cualquier parte, donde las busco y donde no las imagino”, sentencia.

¿Cómo te nació la pasión por las letras y el arte para escribir poemas?

“De niño siempre disfruté que me regalaran un libro, y al entrar en la secundaria, me enamoré de la Literatura. En séptimo grado nos impartían Literatura Española que comenzaba con el poema del Mio Cid, un arranque fabuloso”.

“Creo que fue en ese tiempo cuando comencé a escribir mis primeros versos, siempre dedicados a alguna muchacha hermosa e inteligente que estudiaba lo mismo que yo. Esa puede ser la causa de mi afán por ser riguroso en dependencia de mis conocimientos”.

¿Por qué casi siempre poesía?

“En el preuniversitario comencé a escribir una novela de aventuras, y recuerdo como disfrutaba el proceso de creación, y a finales de 1991 descubrí los talleres literarios. Al principio llevaba cuento y poesía, pero con la narrativa no se me dio la revelación que tuve con la poesía. El lenguaje lírico me resulta más natural, menos forzado”.

“En una ocasión intenté escribir una pieza de teatro, pero me faltó la experiencia del espectador. Sin embargo, soy un apasionado lector de ensayos, un género que exige algo más de academia para emprender el ejercicio de su escritura.

¿Qué poema o publicación te ha provocado las mayores alegrías?

“Hay poemas que lo identifican a uno más allá de una publicación o un premio. Mencionaría a 3 por contextos diferentes: el conjunto de décimas Motivos del loco que anda y desanda las calles de una ciudad, conocidas por mis amigos como las décimas del Quijote. Y eso es porque con ellas conquisté lectores insospechados”.

“Otro texto es el romance La noche se da en tus ojos. Ya lo conoces. Es un poema totalmente romántico, casi atípico en mi producción, el poema que siempre quise escribir y que tanto me han solicitado”.

“Por último el más sencillo, Mochito mi perro. Ese es un éxito seguro cuando lo recito frente a la grey infantil”.

Reinol Cruz, quien aún sigue viéndose por dentro como ese joven que en la secundaria básica se enamoró de la Literatura, está a la expectativa con otro libro: Sentado en el contén, se titula.

“Estoy a la espera del dictamen del Consejo Editorial de Ediciones Luminaria para el catálogo de este año. Ahora me encuentro en un receso escritural, pero leyendo y meditando mucho”.

¿Cuáles son tus principales referencias en materia de literatura y poesía?

“Mis escritores referenciales son múltiples y diversos en sus estéticas. Comienzo por los clásicos del siglo de oro español, que en realidad duró más de un siglo; Lope de Vega, Quevedo, Góngora, Cervantes, Fray Luis de León, Calderón de la Barca, entre otros.

“De la literatura cubana, Martí y Casal del siglo diecinueve. El boom de la literatura latinoamericana, casi todos sus novelistas, incluyendo a Carpentier, la poesía de la generación de Orígenes, con preferencia por Eliseo Diego y la psicodelia de Virgilio Piñera”.

“De la poesía finisecular e inicios del veintiuno en Cuba me quedo con Jesús David Curbelo, Sigfredo Ariel, José Luis Serrano, Ronel González y entre las voces más recientes me cautiva Jamila Medina. De la literatura universal por supuesto que hay muchos más que me cautivan e incentivan”.


Reinol Cruz comparte sus noches entre poemas y redacción de noticias en Radio Sancti Spíritus

¿Qué compromiso asumes con tus raíces, con la Cultura Cubana?

“La cultura cubana es el oxígeno de mi creación, la identidad social que me justifica como ser humano. Puedo sumar a mi experiencia la información de otras culturas, potenciar el bagaje intelectivo, pero resultarían etéreas sin las fuerzas telúricas del entorno vivencial.

“Salvar la cultura es salvar a la nación, y con ella, todos sus símbolos. No se trata de un nacionalismo xenófobo, sino de incorporar matices a la esencia universal de la especie biológica que somos”.  

“Patria es humanidad”, así lo definió José Martí, el más universal de los cubanos, el hombre culto que amó la libertad y echó su suerte con los pobres de la tierra. Del Maestro aún nos quedan muchas cosas que aprender. Como diría el otro José, igual de sabio, el autor de Paradiso, el gran Lezama: “Martí, ese misterio que nos acompaña”.

El poeta espirituano Reinol Cruz, quien escribe por placer y para sacar de sus adentros la sensibilidad y sus vivencias personales, atesora reconocimientos como Mención en el concurso iberoaméricano de décimas Villazul 2001, Puerto Padre, Las Tunas; Premio poesía infantil en el concurso literario Perfiles de mi ciudad 2001, Baracoa, Guantánamo; menciones en el concurso nacional A la décima 2002, 2004 y 2014, Alamar, La Habana; segundo premio en el Festival Nacional Cuba Soneto 2002 y menciones en el Festival Nacional Cuba Soneto 2007 y 2008, Taguasco, Sancti Spíritus, además del premio el pasado año en el Tercer Certamen de Sonetos Calderón de la Barca, otorgado por el sitio digital Letras como espada, en Toledo, España.

La noche se da en los ojos del poeta espirituano Reinol Cruz. Sigue siendo la estancia de sus palabras y de sus recuerdos. Es la noche, y siempre será la noche, el suspiro y el pretexto para escribirle a musas que, en su granero, incineran su razón con su blanco sortilegio.

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