Creado en: septiembre 1, 2020 a las 11:21 am.

Trato desde mi humilde puesto de hacer algo útil

Dulce María Sotolongo es editora, periodista y narradora. Cuenta con una amplia obra de variado registro. Por su tendencia a la inclusión ha trabajado en pos de visibilizar la narrativa femenina cubana…

Dulce María Sotolongo es editora, periodista y narradora. Cuenta con una amplia obra de variado registro. Por su tendencia a la inclusión ha trabajado en pos de visibilizar la narrativa femenina cubana, compilando cuentos de mujeres en las antologías Té con limón, Nosotras dos y Té sin limón, una trilogía dedicada al erotismo femenino. La antología homoerótica, Nosotras dos, se convirtió en el primer volumen editado en Cuba, que agrupa textos donde la homosexualidad femenina es la temática principal.

Otro de sus temas recurrentes es la obra Martiana, a la que ha dedicado varios libros. Su obra periodística es amplia y polémica.

Dulce es capaz de mantenernos atentos durante varias horas dentro de una conversación amena y sincera. Ríe con facilidad y comenta sobre cualquier tema con soltura y sin pelos en la lengua.

¿Cuándo comienza tu vida de escritora? ¿Cuál es tu primer texto? ¿Cuál tu primera publicación? ¿Obras publicadas y premios?

Cuando estaba en la escuela primaria Braulio Coroneaux del Cerro una vez gané un concurso nacional de literatura con una composición, entonces decidí que iba a ser escritora y a partir de ahí, escribía poemas, cuentos. En el Pre, gané un concurso de poesía con un poema dedicado a Nicolás Guillén, el jurado fue Exilia Saldaña y David Chericián. En la universidad siempre tenía un cuento por terminar y estaba en un taller literario que dirigía Alejandro Álvarez Bernal. Ya cuando me gradúo de Filóloga y voy a trabajar a Letras Cubanas, empiezo a escribir poesía, un cuaderno que se llamaba: Reflexiones de una intrusa, tenía 23 años, pero cuando conocí la obra de Dulce María Loynaz, Eliseo Diego, Lezama Lima, Cintio Vitier y Fina García Marrruz, me dije, no escribo más y guardé  mis poemas.

Entonces empecé a escribir testimonio, la vida del bolerista Leopoldo Ulloa, que era mi vecino, hoy está publicado en Cuba y en los Estados Unidos y se titula En el balcón aquel. Luego por este camino seguí publicando testimonios, como Agustín Marquetti, número 40, Vida Consentida; los libros de cuentos Eva y sus demonios, y Eva siempre Eva en coautoría con María del Carmen Sanabria.

La novela dedicada a la vida y obra de José Martí, No me hables del cielo; el libro de cuentos infantiles, Árboles mambises; el ensayoDe la letra a la vida, en coautoría con Georgina Pérez Palmes; el ensayo El arte de ser cubano, también en coautoría, y las antologías Té con limón, Nosotras dos, Té sin limón, una trilogía dedicada al erotismo femenino; SOS Ternura, de minicuentos, escritos por niños; Las aves y otros cuentosselección de cuentos de Abel Prieto; Páginas de mi diario, selección de cuentos de Julio Girona; Cuentos de payasos, selección de cuentos de Erdwin Fernández; Te quedarás, cuentos dedicados al Benny Moré, que sale próximamente, entre otros.

Tengo la suerte que la mayoría de estos libros han sido reeditados por El Plan Especial del Instituto Cubano del Libro. Este año gané Premio del Lector por la antología Té sin limón. Mi libro Árboles mambises ha ganado dos veces mención en La Edad de Oro, y No me hables del cielo fue Premio Benito Pérez Galdós de la Sociedad Canaria, Leonor Pérez.

Incursionas en varios géneros literarios. ¿Cómo asumes cada uno de estos géneros? ¿Hay influencia de uno sobre otro? ¿En cuál te sientes más cómoda? ¿Tienes preferencia por alguno? ¿Cuál?

Creo que todos los géneros están vinculados. Por ejemplo, en la antigüedad, la lírica contaba la historia de los pueblos, así la Ilíada de Homero, es también un testimonio y por qué no una novela, según como la veas. Yo creo que cada historia se acomoda a un género, pero a veces es la editorial, la que te dice, eso es novela o cuento. Ejemplo No me hables del cielo, Letras Cubanas, lo publicó bajo el sello de novela y yo jamás lo pensé en ese género. Me siento cómoda en lo que escribo en ese momento. La poesía me encanta, pero le tengo mucho miedo.

¿Cuáles son tus escritores fundamentales, los que en tu opinión han marcado tu obra? ¿Cuáles son tus escritores preferidos?

Bueno, de niña y sí se vale, José Martí, Julio Verne, Dora Alonso, Fernando Ortiz, Nicolás Guillén, José Antonio Ramos. Después, Dulce María Loynaz, José Lezama Lima, Ezequiel Vieta, Kafka, León Tolstoi, Dostoievski, Thomás Man, Alejo Carpentier, Benito Pérez Galdós, Gina Picart, Julio Cortázar, Padura, Victor Hugo, Ana Lidia Vega, Ena Lucía Portela, María Liliana Cellorrio, entre otros.

¿Estás escribiendo en estos momentos? ¿Cómo enfrentas la crisis por la situación de la pandemia? ¿Crees que la literatura es un ejercicio paliativo? ¿Te servirá de trigo para futuras creaciones?

Siempre escribo, sino me muero, hago lo que siempre he hecho, trabajo en casa, edito muchos libros, ayudo a muchos escritores que me lo piden por correo, teléfono o personalmente. Termino una novela erótica y un libro de testimonio sobre la vida de un cantante cubano que fue muy grande en su época. Doy los últimos toques a una antología de jóvenes nacidos después del 80. No tengo crisis espiritual, sufro por la cantidad de gente que está muriendo en el mundo y trato desde mi humilde puesto de hacer algo útil.

¿Qué opinas del reconocimiento a la obra literaria femenina cubana? ¿Es suficiente? ¿Aún perduran criterios patriarcales? ¿Cuáles crees que sean los principales desafíos de la mujer cubana en la literatura?

Imagina que todavía hay escritores cubanos que piensan que las mujeres no escribimos y si tratamos asuntos como el sexo, nos consideran raras. El reconocimiento últimamente ha ido creciendo, pero solo con los premios, si no ganas premios como El Carpentier, etc., no te consideran. Por suerte en los últimos años hay autoras que lo han logrado. Por supuesto que no es suficiente, fíjate en los viajes al extranjero, cuántas mujeres escritoras van a representar al país, en las diferentes Ferias que se hacen en el mundo. Pero en Cuba hay muchas mujeres que escriben y lo hacen bien, sobre todo en provincia. El principal desafío es escribir, escribir y escribir.

¿Qué te da miedo? ¿Qué es lo que más te enfurece? ¿A tu juicio cuál es la palabra más peligrosa? ¿Cuál la más esperanzadora?

El silencio. Me enfurece el elitismo, el racismo, que publiques un libro, tengas éxito, te ganes hasta un Premio, salgas ilesa después de hacer una obra sobre Martí, convoques a muchos lectores años tras años por algún libro tuyo, y aún así te ignoren. Que hay quien piense que las editoriales provinciales son menos que las nacionales. La palabra más peligrosa es olvido. La más esperanzadora, confianza.

¿Cuáles son las virtudes que más admiras? ¿Los defectos que más detestas?

La sinceridad. No hay porqué tratar de demostrar lo que no eres. Martí dijo algo así como que: «Libertad es el derecho de pensar y hablar sin hipocresía» y ese es el camino que trato de seguir. Detesto la gente falsa, los homofóbicos, los racistas, los nuevos burgueses.

¿Qué les aconsejarías a los jóvenes escritores? ¿A los jóvenes en sentido general?

Que no se autocensuren, que lean mucho e investiguen mucho, antes de escribir, que estudien la historia de este país maravilloso, multirracial, y se alimenten de su literatura, música, teatro, cine, artes plásticas, que traten de viajar y conocer el mundo, aunque sea a través de los libros y que jamás por ninguna razón dejen de escribir.

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