Creado en: julio 5, 2022 a las 09:38 am.

Unas notas sobre los aportes de Fina García Marruz al estudio de la poesía martiana

Foto: Tomada de Prensa Latina

En Temas Martianos, 1ra serie, (1969) aparece un acercamiento ineludible a la hora de estudiar la poesía martiana. Me refiero a “Los versos de Martí” de Fina García Marruz, que he comentado en más de una ocasión, por contener razonamientos muy agudos y originales sobre el tema, y que contiene un acápite dedicado a Versos libres .[i] – Aquí la ensayista no intuye, como otros estudiosos, la grandeza del libro, la define con certeza, con juicios categóricos y lúcidos que, aunque cuentan con algunos acercamientos precedentes que le sirvan como base, deben mucho a su magnífico intelecto, como aquel donde afirma que Versos libres fue su libro más importante, desde el punto de vista de la innovación poética, y que en él estaba el comienzo de la poesía moderna en nuestra lengua, [ii]luego de vincular el estilo de estos versos con el de las crónicas norteamericanas.

En el ensayo escrito en 1964 quedan también dibujadas las circulaciones del libro en grandes poetas posteriores, dígase Darío, Unamuno, Juan Ramón. La también poetisa alude al profundo poder antitético de la palabra en el poemario, que inevitablemente penetra las márgenes del estilo, como ella misma apunta. En aquel brillante ensayo también apunta sobre Versos sencillos:

Martí escribió casi todos los “Versos Sencillos” en el octosílabo de la copla criolla, porque la sencillez le pedía un metro y un ritmo parientes como eso de lo popular y que se allegase a lo contable. Yo me oigo en coplas, la mayor parte de los “Versos Sencillos”, habiendo en todos ellos tanta vida profunda y tanta vida trascendente, ellos me resbalan por los oídos en el agua rural de los cantares y los “soleares”[…]La sencillez de Martí no es nunca primarismo, es decir, facilidad del primer plano y ahorro de hondura […] La sencillez de Martí parece ser aquella en la que se disuelve, por una operación del alma que carece de receta, una experiencia grande del mundo, un buceo de la vida en cuatro dimensiones. Él logra disolver, en la misma gota de agua que ya conté, un montón de materiales, una cargazón que si viésemos nos asustaría, hecha de sabiduría del mundo y del alma.[iii]

Es en el decurso de la década de los ochenta que encontramos los más jugosos trabajos sobre Ismaelillo, piénsese sino, en el ensayo de Fina García Marruz “En torno al Ismaelillo[iv]  de 1987. La ensayista de excepción comienza refiriéndose a aspectos que tienen que ver con la génesis formal del libro, y describe lo que no va a hacer, que es precisamente, lo ya hecho por Ángel Augier en el estudio que le dedicó a Ismaelillo en 1970. Es decir, está dialogando críticamente con otros estudiosos que por esos años se habían acercado al libro como Mary Cruz y Augier. Seguidamente expone los propósitos de su ensayo: “Lo que ahora nos ocupa es un objetivo más preciso y limitado: el de la visualización de su contenido temático, en las viñetas que acompañan al libro, y también su relación con otra fuente, que no es ya la directa hebrea sino la griega, la de el Niño – Amor del poema de Anacreonte, sobre todo en la traducción de Martí.” [v] Fina ahonda en antecedentes temáticos y estilísticos que ya, según la autora, prefiguran el universo creativo del Ismaelillo, y en la relación de las viñetas del libro con poemas anteriores de Martí, genéticamente vinculándolos a él. Explora vínculos con diversas figuras de niños descritos en la obra del Maestro que recuerdan, y a veces anteceden, las maneras de Ismaelillo. Realiza en un acápite un estudio diacrónico y metapoético de las viñetas, así como de otros dibujos en la obra del poeta. Hurga en todas los posibles elementos que anuncien o sugieran la venida y concepción de este proyecto que fue Ismaelillo. Hasta este momento hemos visto como los ensayistas han profundizado en lo singular del libro. Fina cree necesario establecer un vínculo, un puente con esa obra creativa anterior, y demostrar cómo este hallazgo no nace de la nada, sino que es una especie de exabrupto   muchas veces pensado.[vi]  La penetración y sensibilidad telúrica del estilo de la ensayista han hecho huella definitiva y luminosa en los estudios martianos.


[i] Fina García Marruz. “Los versos de Martí” en Temas martianos, 1ra serie. Biblioteca Nacional José Martí, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1969, p. 240 – 267-

[ii]  Parece que es Fina la primera en enunciar en tales términos una verdad tan trascendente, y que tantos estudiosos después de ella convertirían en tema de investigación y polémica.

[iii]  Fina García Marruz. “Los versos de Martí” en Temas Martianos, 1ra serie, Biblioteca Nacional J. Martí. Dpto. de Colección Cubana, La Habana, 1969, pp. 252 –253.

[iv]  – Fina García Marruz. “En torno al Ismaelillo” en Letras. Cultura en Cuba, Editorial Pueblo y Educación, 1997, p. 79 – 112. El ensayo se publica por primera vez en el Anuario del Centro de Estudios Martianos, n. 10, 1987, pp. 73 – 111. Consideramos antecedente de este trabajo el acápite dedicado al poemario en su estudio “Los versos de Martí”, recogido en Temas Martianos, Primera Serie, Biblioteca Nacional, La Habana, 1969, p. 241 – 243. Allí deja claros los contrastes entre las personalidades de Martí y de Darío en su condición de iniciadores del movimiento modernista:

Nada más lejos de este tono de vergüenza con que se refiere a su tierno librillo al enviarlo a sus amigos que la conciencia que muestra Darío al referirse a los suyos declarando: «el movimiento de libertad que me tocó iniciar…» Martí es apenas consciente de una participación personal en el hallazgo: muestra, por el contrario una cierta sorpresa ante esa «visita» exterior, y en ningún momento la relaciona con nada parecido a un movimiento literario, esto es, ligado a la letra, sino que esta «musa nueva» que no es sino un niño, un pequeño duende, lo primero que hace es echar abajo los libros de versos de la mesa […] y – como la poesía que estaba con él naciendo « de entre polvo de libros/ Surgir radiante» – todo él frescura, bríos, ausencia de formalismo serio, inocencia. P. 241

Es interesante comprobar cómo la ensayista aplica a la comprensión del discurso poético de Martí en Ismaelillo el método analógico. Este proceder, que nuestro escritor exploró hasta alcanzar frutos depurados, Fina lo hibrida, diría yo, más deliberadamente al pensamiento crítico literario: “Ver en la página estos versos es como ver un riachuelo estrecho que ondea. La novedad no es en ellos extravagancia sino frescor intocado, raíz. Hay como un misterio de los verbos, en este brevísimo libro: las palabras parece que girasen visiblemente como enormes alas, con un ímpetu doloroso y corto, de ave de presa golpeando un cristal, detrás del cual se viese al «batallador volante», al «caballero del aire», lejos, en vuelo libre”. P. 243. Al final del acápite coincide con Cintio en la presencia de saltos de un orden de realidades a otro en Ismaelillo, pues como ella dice la musa «nueva» era traviesa, contradictoria, nada causalista.

[v] – Ob. Cit., p. 80

[vi]  – Ver George Christopher Lichtenberg. Aforismos, Editorial Edhasa, 1990, Barcelona, p. 103.

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