Creado en: mayo 12, 2020 a las 07:31 am.
Casa de las Américas: 65 años y más
La Casa propició el intercambio cultural e intelectual con lo mejor de la época en aquella temprana fecha de la Revolución naciente, cuando varios países rompían relaciones con Cuba. Hoy, sigue siendo el amuleto de la buena suerte, en cuanto a creación artística y literaria, distante de la imposición y visión hegemónica.
La UNEAC, la gran palma real de la intelectualidad y de los artistas cubanos
Para Iván Pérez Ramírez, reconocido actor, musicalizador, escritor, director y profesor en diversas especialidades de los medios de comunicación, la organización a la que pertenece es también símbolo del quehacer revolucionario y espacio ideal de convergencias de ideales.
Jesús Gómez Cairo: infatigable valedor de la cultura musical cubana
Al cumplirse el primer año de su ausencia física, es imperativo recordar al musicólogo, investigador y profesor con mucho más que una semblanza biográfica. Sobre todo, por dejar una huella imperecedera, como defensor del alma y raigambre cultural de Cuba en todos los tiempos.
Con el ritmo del agua
A 27 años de su muerte, leer a Dulce María Loynaz sigue siendo sumergirse en un caudal musical, paciente y poderoso.
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Crítica
Danza folklórica, ¿a quién pertenece ese legado?
La danza ha venido para salvarnos la existencia, para corroborar nuestra pertenencia a un legado heredado de abuelos, leyendas y mitos, como espacio franco de negociación entre oralidad y escritura, entre tradición y contemporaneidad, entre pasado y presente.
Hoy, apunta el profesor y crítico, Noel Bonilla – Chongo, cuando cada día me convenzo más de la excelencia de nuestros artistas y agradezco su trazo permanente y sacrificial en los escenarios más insospechados; “les reclamo volverse re-constructores de eventos, inventores incrédulos, desafiadores de riesgos”.
Quiérase que la danza cubana de hoy, añade, “dialogue con la tradición, desde la claridad de que los tiempos han cambiado y, aun así, siga siendo su cuerpo el sitio privilegiado para el giro desenfrenado, para el salto inatrapable, para la percusión invocadora”.
El Gran Jardín de Lissette Solórzano
Una bitácora sobre investigaciones e historias personales deviene la exposición de la destacada fotógrafa y artista de la plástica, remitiendo a experiencias desoladoras y ofreciendo a la vez caminos y senderos que superan la angustia existencial, mediante una analogía entre el viaje interior y personal y el exterior y colectivo.
Con El Gran Jardín, la artista cambia sus recursos discursivos y la construcción conceptual de su fotografía, sin abandonar su estilo de relatar con imágenes ni el mecanismo crítico que acompaña su obra. Nos regala así una muestra conformada por 10 piezas, las cuales forman parte de un proyecto en pleno desarrollo, cuya conexión temática se basa en recuerdos de la artista relacionados con la Covid-19 y la emigración.