Creado en: junio 4, 2022 a las 10:43 am.

¿Cómo fueron leídos los poemas de La Edad de Oro en la década del 50?

En 1952 el poeta el cubano Eugenio Florit, aporta el primer trabajo donde se tratan como un todo los poemas contenidos en la revista infantil. Al leer “Los versos de La Edad de Oro” Florit nos lleva a replantearnos nuevamente el delicioso “Dos Milagros”. Él lo califica como “el pequeño cuadro doble del niño y del árbol”. Se deslizan entonces solos en nuestra mente mensajes como estos: Al hombre le sucede lo mismo que a la naturaleza física. El hombre es parte inseparable de dicha naturaleza. Florit también es el primero que apunta que el asunto de “La perla de la mora” se repite en el poema XLII de los Versos Sencillos, considerando al primero inspiración más afortunada que la segunda, juicio al que me adscribo. Es también uno de los pioneros en señalar la necesidad de un estudio detallado de “Los zapaticos de rosa” para “desentrañar mucho de lo tan y “tan moderno “que hay en la poesía de Martí”[i].Curiosamente en ese propio año dicho poeta publica un ensayo[ii] donde dedica un comentario al poema anteriormente aludido:

Recordando ese espléndido poema Los zapaticos de rosa, releyéndolo muchas veces, puede uno aquilatar el profundo contenido lírico que encierran versos al parecer triviales como “El aya de la francesa – se quitó los espejuelos” y aquellos enormes a lo alto y lo hondo de: “Y pasó el tiempo y pasó – un águila por el mar”. Es extraordinario el poder de síntesis que utiliza Martí…cuando en un sencillo octosílabo encierra toda una evocación sentimental o la caída del crepúsculo sobre la playa. En estos poemas de La Edad de Oro…    pensamos, cuando pensamos en el Martí del modernismo inicial…”

A la luz de estas observaciones volvemos a pensar en el carácter transgenérico de “Los zapaticos de rosa”: Más que cuento en verso, poema que es cuento. Pues no está conformado a manera de los antiguos cuentos, cuidando sólo la rima, sino que hay toda una estrategia expresiva en su estructura aparentemente común.

Al año siguiente, 1953, Fryda Schultz de Mantovani en un trabajo dedicado a la revista en general llega a singulares aciertos sobre los poemas, tales como, después de referirse brevemente a “Dos Milagros”, afirmar que Martí concibe su poesía infantil como un desprendimiento de la gran poesía[iii], causa esta que, a nuestro entender, ha atraído a estas leves páginas a tanto crítico erudito. – Y también una alusión sutil a la gran plasticidad de “Los zapaticos de rosa”:

…en ese “Vienen a verlas pasar…, hay una proyección paterna del sentimiento que se encarna en todas las cosas y los seres, la concurrencia de la humanidad y paisaje suspensa de un objeto: mujer y niña, alrededor del cual se abocetan las figuras del aya francesa, el militar, otra niña enterrando a su muñeca, las señoras y señores, como en una vieja postal de playa, conversando bajo las sombrillas y el mar, entristecido con tanta sociedad elegante. [iv]

O la referencia a la doble inclinación del “Yo lírico narrador” de querer contarlo todo de “un brochazo” al tiempo que imita la inquieta transferencia de intenciones… del alma del niño”.

En 1954 José María Chacón y Calvo publica su estudio “La poesía de Martí y lo popular hispánico” donde dedica especial atención al poema de La Edad de Oro “Los dos príncipes”. Luego de establecer los orígenes y evolución del nexo de Martí con Helen Hunt Jackson, afirma que el costado ético de la obra de la norteamericana fue decisivo en la selección martiana del poema “The Prince is Dead”, y de la novela Ramona, para su traducción. Como es sabido es Chacón el primero que coteja el texto de Martí contra el de la escritora y llega a la conclusión de que se trata “de una composición totalmente lograda en donde podemos sentir qué dominio tuvo Martí de la poesía de raíz popular, de lo popular genuino que vive en el incesantefluir de la tradición…

Dos años más tarde Herminio Almendros publica su libro A propósito de La Edad de Oro. Notas sobre Literatura Infantil, donde, como bien refiere el título, se toma a la revista martiana como modelo o base para conformar una serie de juicios valorativos contemporáneos sobre las peculiaridades generales de lo escrito para niños. Allí no faltan alusiones a algunos de los poemas que venimos tratando e incluso por primera vez se advierten los lazos entre dos poemas de Martí de similar estructura:

“‘Los zapaticos de rosa ‘ ” es también un cuento: un cuento en verso. El cuento de un vivido suceso real, de idéntica cantera que Bebé, Nené Traviesa y La muñeca negra. ¿Puede ello causar extrañeza? ¿ No quiso contar también en verso el “cuento en flor” de la niña de Guatemala…”[v]


[i] – Eugenio Florit. “Los versos de La Edad de Oro” en Acerca de La Edad de Oro. Editorial Letras Cubanas y Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1989, p. 153.

 [ii] – Eugenio Florit. “Notas sobre la poesía en Martí” en Boletín de la Academia Cubana de la Lengua” 1 (4), oct. – dic. De 1952, p. 605 – 619.Este trabajo se escribe en 1941, pero no se publica hasta 1952.

[iii] – Aunque es cierto lo afirmado por Alejandro Herrera Moreno en un ensayo que comentaremos más adelante en este propio trabajo, sobre el escaso número de estudios que hacen alusión a “Dos Milagros”, comentarios como el de Fryda Schultz de Mantovani ya prefiguran la especial cualidad del  poema.

[iv] – Fryda Schultz de Mantovani. “La Edad de Oro de José Martí “en Acerca de La Edad de Oro, Editorial Letras Cubanas, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1989, p.102.

[v] ”   Lo popular hispánico en ‘Los dos príncipes’  ” en Acerca de La Edad de Oro. Editorial Letras Cubanas, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1989, p. 139.

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