Creado en: enero 5, 2024 a las 11:59 am.
Domingo Alfonso o la aventura de vivir
Un jurado encabezado por el escritor Rafael Acosta de Arriba distinguió al poeta Domingo Alfonso Pereira con el premio Samuel Feijóo de Poesía sobre Medio Ambiente 2023, que confiere la Sociedad Económica Amigos del País (SEAP), al apreciar que en su obra lo medioambiental asume un enfoque y representación distintivos, pues, en lugar del espacio bucólico convencional, el autor, sin renunciar del todo a la naturaleza, recrea de preferencia el entorno urbano, el cual interactúa de forma sustancial con el individuo y la pareja.
Nacido en Jovellanos, Matanzas, en 1935, Domingo Alfonso se trasladó a La Habana para continuar estudios y aliviar las carencias familiares. Tras muchos sacrificios, matriculó arquitectura en la Universidad de La Habana, pero debido al cierre de esta institución durante la dictadura de Batista, y a la necesidad de trabajar para sostener a sus padres, interrumpió su carrera y solo la pudo concluir en 1969.
La poesía llegó a él a través de un regalo paterno, la lectura de una antología hispánica del género. Con esa llamarada en el alma, el estímulo resultó indetenible, y perdura hasta hoy. Pero si bien esta vocación fue una fortuna espiritual para Alfonso, si bien la dirección estética asumida y la calidad de su poesía lo colocaron en la generación poética del 50, su bregar no fue fácil; debió superar varios obstáculos: no se formó en academias sino a golpe de intuición, sensibilidad y lecturas; logró que el trabajo no lo venciera, ni tampoco los prejuicios raciales.
Con la Revolución aparecieron sus poemarios Sueño de papel (1959), Poemas del hombre común (1964), Libro del buen humor (1979), Esta aventura de vivir (1987), El libro principal & Un transeúnte cualquiera (2008), En busca de la poesía & En piel color tabaco (2021, digital), entre otros títulos. Sus poemas han sido traducidos a diversos idiomas como el inglés, francés, alemán, italiano, ruso, portugués, danés y sueco.
La lírica de Alfonso se sitúa en la línea del coloquialismo. Como el propio poeta expresara en una entrevista, su quehacer buscó otra manera de pensar y escribir la poesía (en referencia a modos anteriores de concebirla, como el purismo); incorporó temas de actualidad; redujo la presencia del adjetivo; reinstauró la cotidianidad; la voz poética se instaló en el tiempo presente (el ahora); el lenguaje eligió lo cotidiano selectivo; prefirió la concisión en lugar de lo barroco; reinsertó el feísmo; y, aunque acudió a la sencillez como sus compañeros de hornada, evitó lo superfluo: «Este es el rostro de Marlon Brando/ (…) para verlo pagué un peso / con cincuenta centavos / hice una cola de una hora / nueve minutos, / de pie, bajo la lluvia / y ahora descubro en medio / de este cine, / tocando el muslo de la / mujer que me acompaña / que el rostro de Marlon / Brando es solo el rostro de / una persona».
En otros acentos, Alfonso está, quizá, más cerca de Mario Benedetti y de Roque Dalton que de sus afines insulares. Su placer por la ironía, el humor y el erotismo lo confirman: Un poco a la derecha / Unos obreros componen / una enorme valla / Que dice: Todos con boinas / rojas a la Plaza de la / Revolución. // (…) Ella se vuelve al interior del / cuarto de hotel, / Yo miro sus nalgas color de / tinta de imprenta. / Siento lo que los hombres / normales ante tal / espectáculo. Son estos algunos de los signos visibles de la aventura lírico-vital de Domingo Alfonso. A esa defensa de la vida, entregará la seap el premio Samuel Feijóo de Poesía, el día 9 de enero de 2024.
(Tomado de Granma)