Creado en: marzo 1, 2021 a las 07:39 am.

Emilio Comas Paret: la UNEAC es mi segunda casa

En el Aniversario 60 de la fundación de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), he decidido entrevistar al poeta, narrador y periodista, Emilio Comas Paret, asesor de la Vicepresidencia de nuestra organización cultural, para que nos ofrezca su opinión acerca de lo que representa la UNEAC para este genuino representante del realismo tropical. 

¿Cuándo y cómo logra ingresar a la UNEAC?

Cuando regreso de Angola, el Partido Comunista de Cuba me lleva […] como Jefe del Departamento de Ciencia, Cultura y Centros Docentes del Comité Provincial de Sancti Spíritus.

Como en la provincia había algunos buenos escritores, varios buenos músicos y algunos buenos pintores, algún teatrista, etc., en una reunión propuse que hiciéramos la gestión pertinente para constituir la UNEAC en la provincia. Mi planteamiento se aprobó, preparamos la fundamentación y la expuse en una reunión del Departamento en el Comité Central, el cual consultó con el Poeta Nacional Nicolás Guillén (1902-1989), presidente fundador de la UNEAC, quien aprobó.

Yo no permití que me incluyeran en la relación de miembros, me parecía que podría verse como un oportunismo, y cuando estaba en la antigua Unión Soviética (hoy Rusia), se creó la UNEAC en la provincia.

Cuando regresé, me dieron la noticia de que —por unanimidad de los propuestos— me habían incluido en la lista, y la sede nacional me había aceptado. Por eso soy miembro fundador de la UNEAC de Sancti Spíritus. Creo que fue mejor así. 

Hace ya varios años que trabaja en la UNEAC, ¿cuándo se inició en la institución y qué funciones ha desempañado en su seno?

Estuve cinco o seis años en el Comité Central, y luego, me transfirieron a la UNEAC como vicepresidente del Fondo Económico Literario y Artístico de la propia institución. Un organismo para buscar financiamiento que nunca funcionó y desapareció. Luego, estuve varios años de Director de la Editorial UNION, pasé varios años en la dirección de Divulgación del Ministerio de Cultura primero y de la Dirección de Aficionados después. Volví a la UNEAC otra vez a dirigir la editorial, ya con el escritor Abel Prieto Jiménez como presidente.

Más tarde fui Jefe de Redacción de la revista Música Cubana, director del Sitio Web de la UNEAC y ahora que estoy al terminar mis actividades laborales, soy asesor de la Vicepresidencia.

¿Qué lo impulsa a escribir?

Ante todo, debo confesarle que experimento la acuciosa necesidad de comunicarme con la gente, necesito tener contacto con las personas, intercambiar, no pudiera soportar la vida de Robinson Crusoe. Luego, intentar prevalecer en el tiempo y a través de mi obra, aunque quizás yo no pueda verlo, o quizás sí. Irme con la esperanza de que alguno de mis libros alcance notoriedad y les de a los míos la posibilidad del regocijo y algún beneficio económico, que nunca vendrá mal, y que posibilitará que recuerden con más ahínco mis pocas virtudes y nebulicen mis grandes defectos.

¿Cómo percibe la vida en este momento?

Me deprimo, es condición sine qua non del gremio al que pertenezco, pero trato de salir rápido del trauma, porque si persiste llega a enfermarme, quizás me baje el sistema inmune, o sea, las defensas del cuerpo, y en consecuencia, me agarre algún virus, bacteria o agente patógeno. Tengo la experiencia de que cuando terminé La agonía… estuve en cama con fiebre durante varios días.

Las angustias las soporto pensando que los buenos días vividos y los que están por venir, son los únicos que hay que recordar, eliminar los rencores, las venganzas, los odios, todo eso hace mucho bien. Y cuando vengan los problemas, enfrentarlos como en la mar, ponerle proa a la tormenta, pero con el conocimiento de que, en algún momento, la vas a dejar atrás y retornará la calma.

La muerte es una vieja amiga que espera. Recuerdo el excelente cuento Francisca y la muerte, del cuentero mayor, Onelio Jorge Cardoso (1914-1986), quien un día me dijo que se había inspirado en un cuento popular búlgaro. Yo quiero que conmigo sea así, que cuando la muerte llegue me encuentre trabajando, haciendo planes, pensando en cómo mejorar el futuro. Y cuando me vaya, ya veremos, no creo que allá la cosa sea tan aburrida como dicen. Quizás se pueda empezar de nuevo, y entonces, volveré a combatir, que es lo que sé hacer. ¿Complacido?

¿Algo que desee añadir para que no se le quede nada en el tintero?

Darle las más expresivas gracias por esta entrevista, y decirle que la UNEAC es mi segunda casa.

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