Creado en: marzo 26, 2024 a las 10:03 am.

En silencio… 45 años después

Sergio Corrieri y Marcos Miranda en la serie En silencio ha tenido que ser. Foto: Archivo de Granma

En silencio ha tenido que ser regresó a la pantalla doméstica. La primera temporada (12 capítulos) de la serie estrenada en diciembre de 1979 para exponer la lucha de la comunidad cubana de inteligencia contra fuerzas subversivas financiadas por los gobiernos estadounidenses, la ultraderecha enquistada en el sur de la Florida y aliados internos (exbatistianos, bandidos, defenestrados, nostálgicos aferrados a la fórmula de la frustración republicana y unos cuantos confundidos más, no por ello inocentes), impactó en la teleaudiencia de la época y quedó como una referencia histórica y artística en la memoria popular.

Aquella experiencia se hallaba abonada lo suficiente como para que germinara. La narrativa audiovisual policial posrevolucionaria, con una notable arista en la labor de contrainteligencia llevada a cabo por los órganos de la Seguridad del Estado, había conseguido posicionarse en el público desde los meses finales de la década de los 60, con la irrupción de Sector 40, que estuvo en el aire hasta 1976, y Móvil 8.

Desde entonces, acumulaban oficio dos creadores esenciales para lo que vendría después: la escritora Nilda Rodríguez, a quien se sumó Abelardo Vidal para En silencio…, y el director Jesús Cabrera, Chucho, avezado y sólido realizador que dominaba el más vasto espectro de la dramaturgia televisual.

El cine había hecho lo suyo con una película icónica estrenada en 1973, la cual continúa atrayendo a públicos de todas las edades: El hombre de Maisinicú, de Manolito Pérez. El protagonista de la historia de la exitosa infiltración de un agente de la Seguridad en el núcleo duro del bandidismo escambradeño, Alberto Delgado, tuvo una inmejorable reencarnación en Sergio Corrieri, uno de los mejores actores cubanos del siglo XX, quien por los días del rodaje de En silencio… se había instalado y dirigía un grupo teatral fundado por él, Teatro Escambray.

Luego había fuertes motivaciones ideológicas para abordar la trama. Un año antes del estreno de la serie, durante el XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, efectuado en La Habana entre julio y agosto, sesionó el tribunal La juventud acusa al imperialismo.

Allí, una de las revelaciones más extraordinarias corrió por cuenta de Nicolás Sirgado, agente de la Seguridad del Estado que, por más de un decenio, penetró las organizaciones contrarrevolucionarias y contribuyó a desmantelar sus planes.

Sirgado sirvió de modelo para el diseño del personaje de David (Corrieri), mas no fue el único. Al promover la idea de realizar una serie sobre las operaciones encubiertas de la Seguridad en el seno de la cia y sus agrupaciones satélites anticubanas, el alto oficial (y reconocido escritor) Fabián Escalante sugirió incorporar vivencias y acciones de otros destacados agentes.

En 45 años, la subversión permanece y el enfrentamiento contra esta no ha cesado. El país es otro, aun cuando su esencia y sus aspiraciones no han cambiado, pero el enemigo insiste. Si algo marcó pauta en la serie ahora revisitada fue que huyó del teque y la retórica, de lo superficial y evidente. Ojalá esos valores se muestren intactos en la reposición. 

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