Creado en: septiembre 30, 2021 a las 07:57 am.
Entrevista por «El Indio» con uno de su misma «tribu»
Quiero hacer una entrevista
indirecta a Naborí.
Quiero colocar aquí
el sentir de aquel artista.
Me acompaña un repentista
en su camino formado
y en un diálogo rimado
quiero poner con Jesús
Rodríguez algo de luz
sobre el Indio y su legado.
―Defíneme a Naborí
―Fue aquel pozo de cultura,
donde pesqué la hermosura
que en su verso descubrí.
Cuando a su morada fui
su esposa me recibía
y mientras el té bebía
mi exaltación era tanta
que el líquido en mi garganta
se tornaba poesía.
Me obsequió, de su librero,
libros que guardo celoso.
Fue Quijote y yo, orgulloso,
intenté ser su escudero.
Sembró mi incierto sendero
con sus esencias genuinas
y aunque puso marquesinas
al guano de su techado
sus palmas en el Vedado,
también fueron campesinas.
Sabio Jesús lo nombraron
y sabio lo concibieron.
Quienes Sabio le pusieron
en nada se equivocaron.
Un día me preguntaron
quiénes eran para mí
los mejores. Respondí:
Con tres el verbo alucina:
El esposo de Eloina,
Jesús Orta y Naborí.
―Aún con este embajador
hoy la décima espinela
sufre la amarga secuela
de quien la siente menor.
¿Se aprecia este sinsabor
entre sus cultivadores?
―No me asusta, los colores
salieron de Naborí,
y yo su polen bebí
en la copa de las flores.
La décima tiene luz,
grandeza, sentido, alma.
Ella es historia. Ella es palma,
raíz, tradición y cruz.
Algo me enseñó Jesús
y es la belleza escondida
donde la ajusta la brida
cómoda del consonante
o en la palabra vibrante
sin riendas y en estampida.
―Hoy, ante esa gran porfía
que mengua al verso rimado
frente al libre que ha ganado,
entre doctos, primacía:
¿Qué es para usted poesía?
―Poesía, es sentimiento
cuando verbo, complemento,
adverbios y sustantivos,
se mecen sobre los vivos
columpios de pensamiento.
―Jesús, ¿Qué hay en Naborí
que amerita ir a su obra?
―Un banco donde se cobra
el lenguaje hecho rubí.
Una rama, un colibrí,
un jardín, un ruiseñor,
para que esencia y color
con el color y la esencia
improvisen la existencia
feliz del floricultor.
Ir al bardo, a su legado
es encontrar una fuente
y formarse un referente
con el verbo más cuidado.
Ni pertenece al pasado
ni se le puede olvidar
porque, cuando de bregar,
la palaba se hace adversa
Naborí nos da la fuerza
para volverla a domar.
― ¿Hay futuro en la espinela?
¿Se vislumbra un atalaya
o hay yerba en la guardarraya
y en el monte donde vuela?
¿Será el camino una escuela
o esperar otro Orta Ruiz?
―No hay que esperar. Su raíz
yo la sé como la sabes
desde que llegó a mis claves
con caricias de barniz.
Naborí es ese futuro,
pero no uno ausente: El vivo.
Ese del verso cautivo
y el de la luz en lo oscuro.
La décima es el más puro
símbolo de cubanía.
Si llega a faltar un día
hasta la más dura roca
le va a nacer una boca
para hacer su poesía.